TEMPORADA 1961 – 1962
Como
os dije en Noviembre de 1960, fue crucial para mí, a primeros de Abril de 1961
entré en el Servicio Militar, tuve la suerte que en el sorteo me toco en mi
misma ciudad de Alicante. Ahora en el
mes de noviembre de 1961ya llevo casi ocho meses de “mili”. Quitando los tres
primeros meses que fueron los más duros, la instrucción, conocer a los nuevos compañeros
de “batalla”, a los oficiales y demás, esto lo tengo “chupao”. Por mediación de
un familiar militar, me pudo meter en la sección de vestuarios, y allí había un
Subteniente, que me trató muy bien. No quise abusar y pude pactar con mi
Subteniente los viajes que pretendía hacer a Barcelona, y el mes de noviembre
le pedí un permiso de cuatro días, viernes, sábado, domingo y lunes, para poder
ir a la inauguración de temporada con La Traviata, eso era el Viernes, el
sábado con Tosca y al día siguiente domingo <La Generentola> de
(Rossini). El Subteniente Romero, ese era su apellido, ya estaba enterado de mi
afición a la ópera, y aunque a él no le gustaba, accedió muy gustosamente a
darme este permiso. El subteniente, estaba enterado que para finales del mes de
noviembre, tenía otro desplazamiento a Barcelona para ver <Un Ballo in
maschera>. Y para el 29 de enero la última función de < Lucia di Lammermoor). Ya lo tenía
programado desde el mes de octubre, con la complacencia del subteniente Romero.
La realidad es que pasé un Servicio Militar muy benigno.
Por
regla general, a las dos de la tarde terminaba mi jornada y me iba a casa hasta el día siguiente, que tenía que
entrar a las ocho de la mañana, y los viernes terminábamos y el sábado y
domingo, si no tenia ningúna guardia hasta el lunes. Como veréis no podía
quejarme. Con mis compañeros Manolo Polo y Enrriquito, seguíamos viéndonos en
la barbería, y la realidad es que el negocio del barbero le iba muy bien y como
siempre, pelado y afeitado, acompañado con un fragmento de ópera.
La
programación de la temporada 1961 – 1962,
como era habitual nos pusimos de
acuerdo, vimos la cartelera que nos mandó Jordi, y a la vez en el periódico de
La Vanguardia ya venía editada la programación, y enseguida nos pusimos de
acuerdo. Yo procuré encontrar que hubiera dos representaciones entre un sábado
y domingo, pero tuve la fortuna, que el viernes 3 de noviembre se inauguraba la
temporada con <La Traviata>, el día siguiente sábado representaban Tosca y el domingo <La Generentola>.
Ya para finales de Noviembre
teníamos <Un ballo in maschera>.
Para finales de enero, la última representación con < Lucia di
Lammermoor>.
Os
tengo que comentar que esta temporada la 1961- 1962, fue la última de mis viajes a Barcelona. En julio de 1962
acabé mi Servicio Militar y ya en el mes
de agosto me instalé definitivamente en Barcelona. Mis compañeros siguieron
haciendo los viajes y nos veíamos en la puerta del Liceo y mi persona haciendo
el trabajo de nuestro querido amigo Jordi.
Como
veréis por el tablón de la temporada
estaba cargadita de óperas y con grandes cantantes. La novedad es que Jaime Aragall se presentaba en el Liceo
cantando papeles secundarios. Montserrat Caballé hacia su presentación con la ópera
<Arabela> y <Don Giovanni>, funciones que no fui debido a los que aceres
de la patria.
GRAN TEATRO DEL LICEO
GRAN TEATRO DEL LICEO
Temporada 1961-1962
del Liceo
La temporada 1961-1962 contó con muchos nombres importantes: Renata Scotto - que debutaba
en el Liceo, Piero Cappuccilli ,Franco Corelli -en su única
aparición en el Liceo-, Fiorenza Cossotto , Gabriel Bacquier , Joan Sutherland , Giuseppe Di Stefano , etc .y también con el estreno
mundial, en versión de concierto, de la Atlántida , de Falla y las primeras actuaciones en el
Liceo de Montserrat Caballé , que se convertiría en una figura
capital en el desarrollo de las temporadas que siguieron, incluso en los
momentos de mayor dificultad en la vida económica del teatro, y del primer
papel secundario de Jaime Aragall en Lucia di Lammermoor . En el mes de enero tuvo lo que se llamó ciclo alemán con la representación de Arabella , Las alegres comadres de Windsor , Don Giovanni , Der Freischütz y Los maestros cantores .
Temporada 1961-1962 del Liceo
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Ópera
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Compositor
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Director musical
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Director de escena
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Papeles principales
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Producción
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Fechas
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Versión de concierto
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30 de noviembre
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5 de diciembre
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5 de diciembre
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Ópera de Belgrado
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Ópera de Belgrado
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7 de enero
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11 de enero
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18 de enero
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GIUSEPE VERDDI
LA TRAVIATA (Verdi) Inauguración temporada 1961- 1962.
Viernes 3 de noviembre. Director Mario Parenti, con Renata Scotto, Piero
Cappuccilli, Luciano Saldari.
Esta
fue mi última temporada con mis entrañables amigos Manolo Polo y Enrriquito.
Por estas fechas, para el mes de agosto, después de acabar el Servicio Militar
ya sabía que me tenía que ir a la Ciudad Condal. Mi tío, hacia meses que me iba
insinuando que era posible que me fuera a Barcelona, pero no quería que me hiciera muchas ilusiones pues todo estaba en
un proyecto y había que atar muchos cabos. Se trataba de la empresa
Lloret y Linares S.L. donde yo trabajaba, de poner una delegación
en Barcelona. La noticia de la
confirmación me la dio el señor Luis Chinchilla, un sábado vino a casa de mis tíos
a comunicarme personalmente que yo era uno de los elegidos. Imaginaros la
alegría que me llevé, fue tal la emoción que
me abracé a mi tío y me eche a llorar. Era el sueño de mi vida el estar
en Barcelona para así vivir cerca de este Gran Teatro de Liceo. ¡¡Y bien que
supe aprovecharlo!!
A
lo que se refiere a esta temporada, no fue muy larga para mí, pues estaba atado
con mi Servicio Militar, pero tengo que
agradecer que el Subteniente Romero se porto muy bien conmigo, y estoy seguro
que si le hubiera pedido algo más lo hubiera conseguido, no quise abusar de su
generosidad.
Pedí
cuatro días de permiso, viernes, sábado, domingo y el lunes para descansar del
viaje. Fueron unos días inolvidables. Daros cuenta las tres funcione que vi en
solamente tres días, la inauguración de la temporada con <La Traviata>
con la presentación de Renata Scotto, Piero Cappuccilli y el tenor Luciano
Saldari, por cierto un grandísimo tenor que por circunstancia de la vida no le
dieron cabida junto a los grandes tenores de la época. El sábado 4 de noviembre
ni más ni menos que <Tosca> con la presentación del famosísimo tenor
Franco Corelli y el domingo tarde la ópera <La Generentola > con la
presentación de la mezosoprano Fiorenza
Cosotto. Para el mes de noviembre, el 30, <Un ballo in maschera> con la
presentación de Giuseppe Di Stefano, con
Marcella Pobbe y finalmente para el 29 de Enero <Lucia di Lammermoor> con
Joan Sutherland y el tenor André Turp. ¿Cono se os queda el cuerpo? Muchas veces lo pienso y sí, he sido un
privilegiado, ¿qué daríamos si en la actualidad tuviéramos estos cantantes?
Sobre
la actuación de <La Traviata>, no hace falta repasar mi “diario”, son
noches que las tengo grabadas en mi memoria. Renata Scotto, estuvo sublime,
pensad que la mayoría de las veces, los cantantes que venían al Liceo, eran jóvenes y ya comenzaban a ser famosos. Renata Scotto
cuando vino al Liceo, tenía solamente 27 años. Su voz redonda y con una gran
agilidad, aun poseía el timbre de una soprano lírica. Fue la sensación de la
noche, junto Piero Cappuccilli, también muy joven con 32 años. Una voz fresca y
que llenaba el teatro. El tenor Luciano Saldari, es de esas voces que lo oyes
cantar y te da mucha seguridad en las notas altas, y con muy buena presencia.
¡¡Noche apoteósica!! Al cabo de los
años, se da uno cuenta que es difícil encontrar voces de ese calibre, en los
años que estamos (2017), esto lo tengo comentado con muchos
aficionados de mi época y todos coincidimos en lo mismo, voces de una gran
magnitud, en la actualidad las hay pero
muy pocas. La única diferencia positiva que tienen los cantantes de hoy en día,
es que son mejores intérpretes artísticamente, pero vocalmente…
Lo
que os propongo son unos fragmentos de < La Traviata> con las voces de
Renata Scotto y Piero Capuccilli en los años 1962. Del tenor Luciano Saldari no he encontrado ninguna grabación de
<La Traviata>.
REMATA SCOTTO
AUDIO - La Traviata –Renata
Scotto – “Estrano ah, fors´e lui, sempre libera” 1962
PIERO CAPUCCILLI
AUDIO - La Traviata- P.
Capuccilli- V. Guarino – dúo “Madamigella
Valery “
AUDIO - La Traviata – Piero Capuccilli – “Di Provenza “
Ahora
os propongo la grabación en AUDIO de esta ópera en una representación en el
Teatro de Bellas Artes de México, en el año 1952, siendo sus intérpretes María Callas y Giuseppe di
Stefano. Nuestra suerte es poder oír a estos dos fabulosos cantantes en
plenitud de facultades
TEATRO DE BELLAS ARTES MÉXICO
Esta es una grabación del año 1952 con el siguiente reparto: Orquesta del Palacio de Bellas Artes de ciudad de México siendo director Umberto Mugnai con los intérpretes y personajes: Maria Callas (Violeta Valery), Giuseppe Di Stefano (Alfredo Germont), Pioero Campolonghi (Giorgio Germont), Cristiva Trevi(Flora Bervoix). Gilberto Cerda (Il barone Douphol), Ignacio Ruffino (Il doctor Grenvill), Edna Patoni (Annina).
CRÓNICA DE LA VANGUARDIA
CRONICA
DE LA VANGUARDIA LA TRAVIATA (Verdi)
Inauguración de la temporada 3 de noviembre1961
Brillantísima
inauguración de la temporada con «La Traviata», de Verdi. Anoche se inició en
el Liceo la tradicional temporada invernal de ópera el tópico se impone, más
cuando, como en este caso, responde plenamente a la realidad: Un acontecimiento
artístico y mundano. El dorado público de las solemnidades sociales y cuanto tiene
una alta significación en los ambientes del arte se dieron cita en el Gran Teatro y lo llenaron
totalmente
Y
lo volverían a llenar otros muchos días, pues la temporada se ofrece
desbordante de atractivos, entre los cuales refulge el ansiado estreno de «Atlántida».
Del llorado Manuel de Falla, siempre vivo en el recuerdo de todos los españoles
y de todos los que verdaderamente aman y sienten la música.
Verdi,
el gran Verdi, con su «Traviata», presidio esta velada inaugural, evidentemente
no se encuentran en «La Traviata» la intriseca belleza, la poderosa expresividad lírica que más tarde habían de
culminar con el «Otello» y en el
«Falstaff», modélicas muestras del insuperable genio creador Verdiano. Pero de
todos modos «La Traviata» es obra que forma con el <Trovador> y <
Rigoletto> I un trío digno del preclaro autor, y en la que no falta la
maestría ni la inspiración melódica
conducente a la traducción sentimental
de los personajes. Especialmente el menos empleado
para caracterizar la protagonista es de una dulzura, una suavidad y una
melancolía de conmovedores efectos
Pese,
a los embates del tiempo y a los inevitables choques con las corrientes modernas,
«La Traviata» se mantendrá en el gusto de los públicos si cuenta con
intérpretes dotados de las cualidades liricas y escénica necesarias para dejar bien
al descubierto el contenido .expresivo de la obra. Tres reputados artistas,
pero aquí desconocidos, la soprano Renata Scotto, el tenor Luciano Saldari y el barítono Piero Cappuccilli,
encarnaron anoche en el Liceo las figuras principales.
Renata
Scotto, cantante de amplios y justo
medios canoros y de felicísimos recursos
escénicos, fue una Violeta que en el primer acto se sobrepuso gallardamente a
las exigencias líricas y luego, en resto de la obra se ajusto a los requisitos
escenicodramáticos requeridos por la acción.
Ya
en otro plano, Luciano Saldari, no mal dotado vocalmente pero algo inexperto, abordó con ardor y delicadeza la
expresividad a que debe entregarse el
tenor.
El
barítono Piero Cappuccilli — ¡oh tiempos de Stracciari! — animó con distinción
en el canto y nobleza en la acción la figura de Germont. La romanza «Di
Provenza» le proporcionó particulares aplausos.
En
los papeles secundarios, de muy escaso relieve, se condujeron correctamente Speranza
Dossi, Josefina Navarro, Diego Monjo, Juan Ríco, Miguel Agüerri y Gino Caló. Correctamente se portó también el
coro, preparado por el maestro Ricardo Bottino.
En
las danzas del tercer acto, ajustadas a la coreografía de Juan Magriñá, sobresalieron
la bailarina «estrella» Aurora Pons y Miguel Navarro.
El
maestro Mario Parenti, con firme adhesión al estilo de la música de Verdi,
logró armonizar perfectamente la orquesta y los cantantes, siendo muy
apreciados los resultados, como asimismo lo fueron los conseguidos por Doménico
Messina con su inteligente dirección escénica.
Los
decorados de Sormani, de Milán evocaron atinadamente la época de la acción.
Como
de costumbre en el Liceo, los entreactos con lo que era ya una hora muy
avanzada cuando artistas y directores salían a saludar en el palco
escénico al terminar la función. U.F. ZANNI
ENTREVISTA A FRANCO CORELLI
ENTREVISTA A FRANCO CORELLI LA
VANGUARDIA 4 NOVIEMBRE 1961
FRANCO CORELLI
Franco Corelli está considerado
como el primer cantante de ópera en la actualidad. Su señora le acompaña. —
¿Caro de verlo o caro de oírle? —
pregunto al divo. —Sí — responde
á las dos intenciones. —Temían que no llegase. —Hice el viaje en automóvil de
Milán a Barcelona, y luego continuaré a Lourdes; no sabía la hora de llegada.
Corelli viaja en un coche
imponente, de esos que están al alcance de muy pocas fortunas...
· Usted cantó «Norma» con la Callas, en 1958; aquel día del
escándalo de «la tigresa», en Roma, ante el Presidente de la República. ¿Cómo
juzga aquel Incidente?
· La Callas estaba un poco mala; después del primer acto le falló la voz y no podía continuar. No
hubo otra razón.
· Si a usted-le sucede lo mismo aquel día ante el jefe del Estado,
¿qué hace?
· Probablemente hubiera hecho lo mismo que la Callas; porque una
mala noche en la ópera puede ocasionar la caída de un cantante. Es mejor
Interrumpir.
· ¿Volvió a cantar con la Callas?
· Sí. He inaugurado con ella después, dos años, la temporada del
Scala. Y en junio de 1962 interpretaré con la Callas; el film «Medea».
· ¿Cuántas actuaciones al año?
· Sesenta; podría muchas más, pero no quiero. Todos los años
descanso dos meses, para estudiar y vocalizar.
· ¿Es indiscreto preguntar cuál ha sido la cantidad mayor que ha percibido por una actuación?
· No digo cifras.
· ¿Es cierto que cobró en los Estados unidos diez mil dólares por
una noche?
· Nodigo cifras
· ¿Costó mucho traerlo a Barcelona?
· Muchísimo.
· ¿Está considerado el
número uno?
Sí — responde rápida la señora.
· ¿Usted qué contesta?
· Óigame cantar y responda usted.
· ¿Quién descubrió su. voz?
· ¿El director de la ópera de Roma, maestro Sampaoli. Fue en 1952.
‘
· ¿Qué hacía entonces?
· Quería ser ingeniero; estudiaba en la Universidad de Bolonia y a
los dos años de carrera, ante la duda, lo eché a suerte y tocó el canto; en mi
casa creyeron que estaba loco.
· Su señora refrenda o corrige todas sus respuestas.
· ¿Tiene hijos?
· No; nos conocimos en 1956 y nos casamos en 1959
· ¿Siempre le- acompaña su mujer?
· Sí.
· ¿Tiene miedo de dejarle solo? — me dirijo a ella-
· No; pero un cantante no puede andar solo, hay que vigilar su
voz, evitar que hable demasiado, necesita mucho reposo; todo lo que él no puede
hacer, lo hago yo. Ha de ir por el mundo con un secretario; y éste soy yo.
· ¿Charlando conmigo está malgastando su voz? — digo a Corelli.
· Para mí es un placer hablar con usted.
· Gracias. ¿Cómo administra sus veinticuatro horas del día?
· Me levanto de once a doce de la mañana. Tomo té con leche;
gimnasia y ducha, después del aseo. Paseo por un jardín o entre árboles, al
aire libre, durante una hora. Vuelvo a casa y tomo un aperitivo.
· ¿Alcohol?
· Una copa de vino de Oporto. Después, media hora de vocalizar y a
continuación media hora de reposo. De una y media a dos, almuerzo: un bistec, ensalada- y
fruta.
· ¿Y a dormir?
· Sí, una hora; y otra hora a pasear, pero haciendo gimnasia respiratoria;
| Después, ensayos en el teatro,
y la comida las ocho de la tarde; otro bistec, ensalada y fruta. Luego oigo mis
discos o las grabaciones de los ensayos, y estoy estudiando hasta las dos o
tres de la madrugada.
· ¿Duerme bien?
· Siempre preocupado.
· ¿Sueña?
· Con los ojos abiertos.
· ¿Merece la pena tanto sacrificio?
· La compensación a mi esfuerzo es el intento de hacerlo cada vez
mejor.
· Se me ocurre, ¿qué preferiría: oír su voz o crearla?
· Crear la voz, aunque no la oiga.
· ¿Y hasta cuándo bistec con ensalada?
· Quiero retirarme pronto, para gozar de la vida, y quiero gozarla
joven. El gran cantante Tagliavini me dice, cada vez qué me encuentra: ¿todavía
no te has suicidado?
· ¿Se siente admirado?
· Recibo muchas cartas.
· ¿Las contesta?
· Cuando estoy libre.
· ¿Celos, señora?
· Antes de casarme, sí; luego, ya está seguro.
El divo, en la
intimidad, es un angelito
DEL ARCO
GIACOMO PUCCINI
TOSCA (Puccini) Sábado 4 de
Noviembre 1961Director Manno Wol Ferrari, con Franco Corelli, Luisa
Marangliano, Piero Cappuccilli
La
presentación de Franco Corelli en
Barcelona estaba rodeada de una gran expectación. En aquellos años ya se sabía
el lió tan monumental que tuvo con María Callas con la Norma de 1958. Aunque en
la entrevista que se le hizo en el periódico de la Vanguardia por el Señor Del
Arco, estuvo Franco Corelli muy diplomático, hay que reconocer que en el
mundillo operístico de aquella época, había
muchos pareceres sobre los motivos de aquella inolvidable representación. En
fin que cada cual saque sus propios pareceres. A franco Corelli ya le había
oído varias veces por las retrasmisiones de la RAI, y siempre me ha parecido un
cantante con mucha personalidad y una gran voz, y ahora me tocaba verle en
persona. Sobre
la personalidad de este magnífico cantante se han escrito muchas cosas, lo que
sí es cierto, es que siempre tenía que
estar arropado por su mujer, pues sicológicamente tenía algunas manías que
repercutían en sus actuaciones; como por ejemplo, antes de salir a escena se
ponía nervioso y decía que no salía a cantar, lo que vulgarmente se dice “miedo
escénico”, su mujer ya sabiendo la escenita que le montaba su marido, ya lo
tenía todo preparado, le decía - No hay
problema, no te preocupes el Kover(sustituto) ya está preparado - , y Franco Corelli
al oír que le iban a sustituir se ponía en marcha y rápidamente se dirigía
al escenario. Esto le pasaba muy a
menudo, ejemplo: el año que se presentó en el Liceo tenía tres Toscas firmadas y la última no se realizó. En
aquellos tiempos nadie sabía nada de nada. Esto son anécdotas reales y todas
es consecuencia del “coco”. Otra de sus
cosillas que me enteré por el señor Smith, fue el pequeño defecto que tenía
Franco Corelli, en su dicción, “ceceaba”
, es decir que para decir la frase del
aria de Aida del primer acto <¡¡ Se
quel guerrie Io fossi!! ¡¡Se il mio sogno S´avverasse!!... si os dais cuenta,
el sonido de esta frase cantado por
Franco Corelli es: ¡¡ Ce quel guerrie Io focci!! ¡¡Ce il mio zogno z´avveracce!!...
Cuando el Señor Smith me lo dijo, yo me quedé perplejo, la realidad es que
nunca me había dado cuenta, y a partir de ahí ya me fui fijando atentamente en
las grabaciones discográficas e incluso en muchos vídeos, se le nota, la verdad
es que hay que poner mucha atención para sacarle ese pequeño problemilla. El Señor Smith me decía que cuando estaba en
el Metropolitan, en los ensayos, a piano, le hacían ejercer unas clases especializadas
para evitar el “ceceo”. Con todos estos comentarios que os hago, no quiero
menospreciar a este eminente cantante, es simplemente comentarios anecdóticos
de la vida real de un cantante. A mí personalmente es una de las voces que me causó un gran impacto cuando le vi
y oí y he sido y soy un gran admirador suyo.
Sobre
la soprano Luisa Maragliano, hizo una Floria Tosca muy creíble y con una gran
voz, podemos decir que es parecida a Renata Tebaldi. Esta cantante, Luisa
Mariagliano tuvo una muy difícil carrera, le costó llegar a la cumbre, y cuando
estaba en la cúspide, tuvo que abandonar su carrera, para atender a su marido,
pues había contraído una grave enfermedad. A parte que las casas discográficas
solamente estaban en aquellos tiempos par los Del Mónaco, Callas, Tebaldi, Stefano, Corelli… y es por lo que muchos cantantes de gran categoría no han llegado a
grabar más de lo que se merecían, y si hay algunas grabaciones, son piratas. Por suerte y agradeciendo a YouTube he podido encontrar precisamente una grabación de la misma Tosca que yo vi en el Liceo cantando junto a Franco Corelli, el dúo del primer acto " ¡Mario , Mario, Mario! "
Ahora la escuchareis en el "Vissi d´arte" en una grabación de la Rai de Torino.
De
esta maravillosa ópera de Puccini, os voy a poner una grabación en vivo en el 1956 realizada en el Metropolitan de New York, siendo dirigida por Dimitri Mitropoulus y con un reparto extraordinario de aquellos años, intérpretes y personajes : Renata Tebaldi (Floria Tosca), Richard Tucker (Mario Cavaradosi), Leonard Warren (Il Barone Scarpia), Fernando Corena (Il sagrestano), Alessio de Paolis (Spoletta)Clifford Harvout (Angelotti) y Peter Mark (Un pastor).
AUDIO TOSCA- 1956-Met- Mitropoulos- Tebaldi- Tucker- Warren
AUDIO TOSCA- 1956-Met- Mitropoulos- Tebaldi- Tucker- Warren
A propósito de las grabaciones en audio y vídeos y en especial en las grabaciones de vídeos, os
voy a hacer una pequeña observación que quizás algunos aficionados no lo
sepáis, por mis años de haber visto muchas grabaciones de vídeo, he llegado a
la conclusión, de que las mejores
retransmisiones de vídeo de operas son las producidas por la Royal Opera House de Londres y le sigue las
del Metropolitan de New York, últimamente las grabaciones producidas desde
Staatsoper de Viena parece que se quiere
hacer en un puesto privilegiado. Esta es una observación muy particular.
CRÓNICA DE LA VANGUARDIA
CRÓNICA
DE LA VANGUARDIA TOSCA (Puccini) Sábado
4 Noviembre 1961.
LICEO. Reposición de
< Tosca> Puccini
Presentación
del tenor Franco Corelli, que obtuvo un gran éxito.
Sin
apenas para descansar, lo que suponía un extraordinario esfuerzo para los coros
y la orquesta, pasamos en el Liceo, de la inaugural «Traviata» verdiana a <
Tosca > de Puccini, elegida para la segunda función de la temporada.
No
es evidentemente, el drama trágico, en algún punto terrorífico, de Puccini, lo
más logrado del famoso compositor de Lucca. Pero «Tosca», al través del tiempo,
conserva intactos los atractivos de unas páginas pictóricas y sentimentales,
que si no alcanzan la profundidad emotiva conseguida, por el autor en otras de
sus producciones, seducen por la fluidez
melódica y los efectos llevados a la orquesta por el músico. Las archiconocidas
romanzas «Recóndita armonía», <Vissí d’arte>, «Lucevan le stelle» y «O
dolci mani»; el grandioso «Te Deum» del primer acto y el preludio del tercero,
que constituye un poético canto al alba de Roma, fragmentos son que no dejan de
hacer vibrar los corazones a impulsos de la emoción.
La
«Tosca»» de anoche ofrecía el poderoso incentivo de tener por intérprete de la
parte de Mario Cavaradossi al célebre tenor italiano Franco Corelli, aquí hasta
ayer personalmente desconocido, pero ya popular merced a la radio y el cine.
Franco
Corelli es joven y posee unas admirables cualidades líricas y dramáticas.
Canta con finura de estilo, bien modulada
y timbrada voz y convincente fraseo. Si en la «Recóndita armonía» fue ya ovacionado,
hasta el punto de que pudo repetirla y se resistió a ello, más lo fue en los
dúos con la soprano, en la dramática, escena del acto segundo y en el «adiós a la vida», expresado con
profunda emotividad y seguros efectos de media voz. También pudo bisar, como
deseaba el público, esta página; pero no accedió a la general demanda e hizo
bien, porque las repeticiones, suprimidas en los grandes teatros líricos, sólo
sirven para interrumpir la acción y alejar al artista dé la situación.
La
soprano\ Luisa Maragliano, nueva también en el Liceo, presentó, por su parte,
una Floria Tosca dé voz grata, flexible
y plegable a las exigencias del dramático personaje. El «Vissi d’arte», cantado
con íntimo sentimentalismo, le valió generales aplausos.
Voluntarioso
caracterizador del cínico y odioso personaje de Scarpia se ofreció el barítono
Piero Cappuccilli.
Gino
Casio, Biomtialdo Claverol y Diego Mónjo presentaron carácter, respectivamente,
a los papeles dé sacristán, Angelotti y Spoletta, mientras Miguel Aguerrí,
María Teresa, Casabella y Eduardo Soto completaban el reparto.
El
coro, instruido por el maestro Bottino, permaneció algo apagado, y otro tanto,
puede decirse de la orquesta de cuyo director, el maestro, Manno Wolf Ferrari, podía
esperarse más penetrante sentido de las perspectivas sonoras y arquitectónicas.
Doménico
Messina, regidor de escena, no se separó dé lo convencional, muy subrayado en
el final del acto primero.
La
sala estuvo concurridísima, aunque sin llegar al lleno que se esperaba.
Los
aplausos sonaron estruendosos e insistentes, de modo especial para Franco Corelli,
que obtuvo un claro éxito y dejó una gratísima impresión, aunque quizás se
esperaba de más de lo que dio. U.F. ZANNI
JOAQUINO ROSSINI
LA CENERENTOLA (Rossini) domingo
5 de noviembre 1961. Director Mario Parenti, con Fiorenza Cossotto, Ivo Vinco
La opera <La Cenerentola> de Rossini,
era la primera vez que la veía y la
realidad es que me causó un grata impresión, su música es juguetona y con unos
ritmos difíciles para los cantantes, las formas
de vocalizar los cantantes, tienen que estar muy bien preparados. Al
cabo de los tiempos esta ópera, para mí gusto, sigue siendo muy especial, aparte de que es
difícil de interpretar requiere unas voces muy preparadas y que sepan moverse
por el escenario. La versión que yo vi por primera vez, particularmente me gusto, la mezzosoprano, Fiorenza Cossotto,
el bajo Ivo Vinco y el tenor Giuseppe Baranti. De esta ópera no he
encontrado ninguna grabación por estos
cantantes, me parece que Fiorenza Cossotto, esta ópera no la represento muchas
veces, se dedicó más a Verdi que es
donde ella explota más su voz.
De
todas formas os voy a poner unos fragmentos de dicha ópera por Teresa Berganza,
Renato Capecchi, Luigi Alva y Paolo Montarsolo.
TERESA BERGONZA
AUDIO - Cenerentola – T.
Bganza – L. Alva – P. Montarsolo- “ Signo,una parola
RENATO CAPECCHI
AUDIO - Cenerentola – Luigi Alva. Rentato Capecchi Zito,
zito, piano, piano”
AUDIO - Cenerentola – Tresa Berganza – “Nacqui all´alffano “
Ahora
os voy a proponer una grabación realizada en directo desde la Scala de Milán en
1981, siendo el director de dicha ópera Claudio Abbado y los cantantes, Paolo Montarsolo, Federica Von
Stade, Margherita Gugliemi, Laura Zannini Francisco Araiza, Claudio Desderi. Para mi particularmente es una versión muy
bien cantada y con unos buenos decorados.
CRÓNICA DE LA VANGUARDIA
CRÓNICA
DE LA VANGUARDIA LA CENERENTOLA (Rossini).
7 Noviembre 1961
LICEO.-
Reposición de la <Cenerentola),> de Rossini.
Los
espectáculos se suceden en el Liceo a un ritmo vertiginoso, tanto, que si
persistiera podría redundar en perjuicio de la madurez preparatoria. En tres
días de temporada, tres óperas: «Traviata», el viernes; «Tosca», el sábado, y
el domingo, por la tarde, «La Genérentola». Pedir más, seria gollería.
El
reestreno de «La Genérentola», melodrama giocoso en tres actos, de Jacoppo
Ferretti, con música de Rossini tuvo electo el 25 de enero de 1817, en el
Teatro Valle, de Roma. Llevaba entonces el subtítulo de <Il trionío della
bontá>, de acuerdo con el desarrollo
escénico, basado en el famoso, cuento «La Cenicienta», de Perrault. Al Liceo no
llegó hasta el 27 de abril de 1854, y de ella se han dado, con la de anteayer,
trece representaciones.
Sin
duda por el arrollador triunfo de <El barbero de Sevilla>, ópera que ha
quedado como dilecta del repertorio rossiniano. <La Cenerentola> permanece un tanto olvidada, Olvido injusto,
porque a la partitura Rossini aportó unas sutilezas, una frescura de inspiración
y una sinceridad sentimental realmente exquisitas. El amor, casi infantil, de
la Cenicienta, embriagada de ternura, colmada de honores por un príncipe
encantador, fue expresado por Rossini con tonos que alternan lo dulce con lo
patético y cuya atracción se mantiene viva hoy todavía. La inspiración rossiníana,
compleja, varia, a veces humorística, a veces dolorosa, se expande sobre las arias,
dúos y conjuntos, sobre la célebre sinfonía, estilizada con arreglo, a las
normas imperantes en su tiempo. En la forma musical de «La Cenerentola» se
encuentran todos los elementos característicos de la ópera bufa del
setecientos, que Rossini empleó por tradición. El recitativo se halla en la
forma que en la jerga musical se llama «recitativo seco». Y el lirismo fluye en
páginas como el sexteto del último acto, eficacísimo cómo invención melódica y
en la trabazón de las partes, y en algunas arias, de las que descuella al
final.
En
su tiempo, la Viardot, o sea, Paulina García: la Aiboni y más tarde Conchita
Supervía contribuyeron a dar vida y popularidad a «La Cenerentola». Ahora, en
nuestro Gran Teatro, un grupo de estimabilísimos artistas se ha esforzado en
justificar la reposición de tal obra, cuya interpretación exige unos cantantes
que sean a la vez buenos comediantes. Y los resultados fueron altamente
satisfactorios, quedando sancionados por el público, muy numeroso, con aplausos
en el curso de la representación y en las finales de cuadros y actos.
La
mezzosoprano Fíorenza Cossotto interpretó, una parte de protagonista con buen arte, con una
voz de timbre seductor, sobre todo en el registro agudo. Del aria del cuadro
postrero, sucesión de peligrosas vocalizaciones, venció con destreza y seguridad
las dificultades y se ganó una ovación.
Ivo
Vinco, el excelente bajo, puso sus facultades líricas y escénicas al mejor
servicio del personaje de Don Magnífico, y en el Dandini, Pedani otro bajo,
supo alternar inteligente mente lo bufo con lo sentimental.
Las
dos hermanas envidiosa fueron encarnadas por la soprano Lina Ríen arte y la
mezzo Anna Ricci. La primera, cuyos altos méritos no hemos de subrayar, pues
son sobradamente conocidos, cantó su aria con feliz gracia vocal y se llevó
particulares palmas. No le faltaron tampoco al tenor Giuseppe Baratti, aunque
no diera gran empaque al papel de príncipe, ni a Gino Caló, que completó el
reparto.
El
cuerpo de baile, teniendo a su frente, Aurora Pons, Antoñita Barrera, Araceli Torrens
y Miguel Navarro, ejecutó con viveza rítmica los bailables del cuadro final.
Correcto
el coro, y la orquesta, sometida a la batuta del maestro Mario Parenti, se
mostró dócil y matizada.
Los
decorados, a pesar de llevar le prestigiosa firma de Nicolás Benois, parecieron
carentes de carácter ambiental. Como falta de espectacularidad, allí donde la
necesitaba, pareció la escena, regida por Doménico Messina,
Los
pequeños reparos que pudieran ponerse no empañaron al franco y claro éxito
alcanzado por la representación de la obra rossiniana.
U.F. ZANNI.
GIUSEPPE DI STEFANO
ENTREVISTA DE LA VANGUARDIA A
GIUSEPPE DI STEFANO 30 noviembre 1960
Giuseppe di Stefano cantó en
Barcelona, en 1946, «Manon», «Sonámbula)) y «Rigoletto». Hoy cantará «Un bailo
in maschera».
· ¿Por qué ha tardado tanto en volver?
· Estuve en América muchos años y la temporada en el Liceo
coincide con la apertura de todos los grandes teatros.
· Me gustaría saber de usted lo que no se sabe —propongo—. No su
vida artística, ni la privada, por supuesto; usted, visto por sí mismo.
· Pregunte.
· ¿Si se encontrara ante un desconocido, por ejemplo, en un departamento
de un tren, ¿qué le diría a su compañero de viaje para presentarse?
· Me llamo Di Stefano; y él me preguntaría: «¿El jugador de
fútbol? No
· le contestaría—, solamente soy un admirador del futbolista.
· ¿Usted no revelaría su personalidad?
· No; porque yo canto, porque nací para cantar y fue mi destino;
porque cantando quiero servir a la música; y, por último, porque creo que uno
no debe decir quién es, ya que si es famoso, no lo necesita, y si no lo es,
inútil
explicar quién es. Un artista, en
su íntimo, se complace en ser conocido; pero el artista, si ha nacido para
esto, lo más importante es servir a la música.
· ¿Le molesta la fama y lo que trae consigo?
· Muchísimo, porque. yo soy muy celoso de mi intimidad y los
cumplidos me colocan en una situación incómoda, azarosa.
· ¿Se ha sacrificado por su arte?
· Hasta ahora, no; ahora, sí; por la edad y la responsabilidad,
que aumenta.
· ¿Teme llegar a ser ex?
· No lo temo, y el día que
llegue, será por ley natural. Es por esto que no fumo y ya no bebo y hago estos
sacrificios ahora; esto es, cuando deje de cantar, no será por culpa mía.
· ¿Es lo que quiso ser?
· Todo vino natural.
· ¿Su niñez?
· Muy modesta, pero feliz.
· ¿Cambiaría su gloria de hoy por su juventud de ayer?
· No, porque si fuera joven, pensaría en la gloria de hoy. Gloria
me parece en italiano una palabra un poco retórica, demasiado importante. Para
un artista no hay gloria: existe sólo dificultad y tratar de perfeccionarse.
· ¿En su vida h u b o un
momento cumbre?
· ¿Como hombre o como artista?
· Como hombre supongo que ya pasé.
¿Como artista?
· Ya le he dicho que un artista que se considera tal, intenta la
perfección; así es que no se complace de los éxitos y sigue su camino.
Naturalmente que, hablando como cantante, la experiencia y la perfección siguen
un camino aparte de la facultad natural de la voz; pero la madurez de una voz
de tenor es la de treinta y siete a cuarenta y siete años; después viene un
declive, es la ley de la naturaleza, si un físico es sano y normal. Yo estoy
empezando este momento.
· ¿Es difícil y complicado el
mundo de la ópera y su tramoya y entre bastidores?
· Para mí, nunca lo fue; pero creo que para los demás que no
tengan facultades excepcionales lo sea.
· ¿Tuvo usted suerte o se lo merecía?
· Uno tiene que nacer con algo y la suerte puede ayudar. El
torero, sí, ha de tener suerte; pero sus cualidades están siempre en él. Un
cantante tiene que tratar con el instrumento más delicado del mundo, que cuando
no quiere, y aquí juega mucho la suerte, tu experiencia, tu técnica, haber
nacido para cantar, no sirven de nada.
· ¿Ese instrumento le falló a usted alguna vez?
· Naturalmente que sí, como a los demás cantantes, soy un ser
humano. Es por esto que yo hablo de suerte otra vez; hay noches muy importantes
donde necesito mi voz al completo.
· ¿El ser cantante, el llegar a divo, imprime carácter?
· Yo no creo que se llegue a divo, se nace; se nace con una
personalidad y un carácter que te destacan de los demás. El carácter se afina
con el sentido de la responsabilidad, de la autocrítica y sobre todo de las
dificultades que encuentras en el camino de tu vida artística.
· En el fondo de su más íntimo yo, ¿se considera superior al resto
de los mortales?
· No puedo pensarlo; recuerdo las Navidades del 1946, aquí en
Barcelona; todo el mundo se marchaba con sus familias aquellos días, y yo, solo
con mi maestro, me quedé aquí, en un hotel. Fui a la oficina de telégrafos a
poner un telegrama; aquel funcionario, que era un viejecito, tras la ventanilla
aquel instante, sería luego más feliz que yo, y me pregunté entonces: « ¿Esta
será mi vida de artista?» Entonces ya me considero inferior, porque estoy al
servicio de algo. Somos pájaros prisioneros en una jaula de oro, que viajamos
veinticuatro horas con el instrumento al cuello
· ¡Gárgaras! DEL ARCO
GIUSEPPE VERDI
UN BALLO IN MASCHERA (Verdi) 30
noviembre 1961. Director Manon Wolf Ferrari, con Marcella Pobbe, Giuseppe di
Stefano, Dino Dondi
Esta
es la primera vez que veía <Un ballo in maschera>, conocía algunos
fragmentos y nada más. La noche fue espectacular, era la primera vez que veía
cantar a Marecella Pobbe y Giuseppe di Stefano. ¡¡Gran recuerdo tengo de ellos
¡! Pensad que Giuseppe di Stefano
estaba en todo su apogeo, Marcella Pobbe
ya estaba más baqueteada, pero nos
dejaron una actuación deslumbrante y el barítono Dino Dondi, otra voz de
barítono con una gran dicción y empuje. En definitiva una actuación para
enmarcar.
He
podido encontrar un fragmento de Marcella Pobbe, cantando “Ecco l´orrido campi”.
Del barítono Dino Dondi no he encontrado ningún fragmento de la representación
que se dio en el Liceo.
En 1792, el rey de Suecia, Gustavo III, fue asesinado, como resultado de una conspiración política contra él. Recibió un tiro mientras estaba en un baile de máscaras y murió 13 días más tarde por sus heridas. Para el libreto, Scribe conservó los nombres de algunas de las figuras históricas implicadas, la conspiración y el asesinato en un baile de máscaras. El resto de la obra - las caracterizaciones, el romance, la adivinación del futuro, etc. - es invención de Scribe y la ópera no es exacta históricamente.
Sin embargo, para convertirse en Un baile de máscaras que se conoce hoy, la ópera de Verdi (y su libreto) se vio obligado a sufrir una serie de transformaciones, causadas por una combinación de normas de censura tanto en Nápoles como en Roma, así como por la situación política en Francia en enero de 1858.
Verdi tuvo que trasladar su acción de Europa a una “inocua” gobernación británica en el Nuevo Mundo. Así la acción se traslada a Boston, a finales del siglo XVII y en vez de un rey, aparece como rol principal Riccardo, el conde de Warwick. En este punto, la ópera se convirtió en Un ballo in maschera ambientado en Norteamérica.
TEATRO SCAL DE MILAN
Os
voy a poner en AUDIO, una grabación excepcional, una actuación en vivo desde el
teatro Scala de Milán un 7 de Diciembre de 1957, dirigida por Gianandrea
Gavazzeni, interpretes y personajes <Amelia>, María Callas, el de <<Ulrica>,
Gulieta Simionato, <Riccardo>, Giuseppe di Stefano, <Renato> fue
interpretado por el maravilloso barítono Ettore Bastianini y en el rol de <Oscar> por Eugenia Ratti. Como
podréis comprobar una actuación fantástica. Espero que os guste.Está fraccionada en tres partes.
NO
SE ENCONTRÓ LA CRÓNICA DE LA VANGUARDIA
Os
tengo que notificar que el periodista U.F. ZANNI, ha dejado de hacer las
crónicas en el periódico de La Vanguardia, motivos, no lo sé. En su sustitución
lo va a hacer el musicólogo Xavier Montsalvatge, de todos los críticos siempre aprendo
de ellos y los respeto, pero la mejor critica es la personal de cada uno, como
siempre digo, es una opinión muy personal.
Aquí
os pongo un extracto sacado de Wikipedia, con las fatigas que tuvo el maestro
Verdi para confeccionar el libreto de esta ópera.
LOS CENSORES DE LA ÉPOCA
Un baile de máscaras (título original en italiano, Un ballo in maschera) es una ópera en
tres actos con música de Giuseppe Verdi y libreto en italiano de Antonio
Somma, basado en el libreto de Eugène Scribe para la ópera Gustave III (1833) de Daniel-François Auber, que se basó vagamente en el asesinato histórico del
rey Gustavo III de Suecia. El tema era bien conocido porque había sido usado por
otros compositores, incluyendo a Daniel Auber para su ópera de 1833 Gustavo
III, o El baile de máscaras y
más tarde por Saverio Mercadante para su ópera Il. reggente en 1843.En 1792, el rey de Suecia, Gustavo III, fue asesinado, como resultado de una conspiración política contra él. Recibió un tiro mientras estaba en un baile de máscaras y murió 13 días más tarde por sus heridas. Para el libreto, Scribe conservó los nombres de algunas de las figuras históricas implicadas, la conspiración y el asesinato en un baile de máscaras. El resto de la obra - las caracterizaciones, el romance, la adivinación del futuro, etc. - es invención de Scribe y la ópera no es exacta históricamente.
Sin embargo, para convertirse en Un baile de máscaras que se conoce hoy, la ópera de Verdi (y su libreto) se vio obligado a sufrir una serie de transformaciones, causadas por una combinación de normas de censura tanto en Nápoles como en Roma, así como por la situación política en Francia en enero de 1858.
Verdi
la tituló inicialmente Gustavo III. Las ideas independentistas estaban a
la orden del día en una Italia dominada aún por el Imperio austríaco por lo que los
censores no podían pasar por alto una obra donde se asesinaba a un rey.
Un
encargo del Teatro San Carlos en Nápoles a principios del año 1857 llevó a
Verdi a empezar a supervisar la finalización del libreto (también por Somma)
para Re Lear con el propósito de presentar la ópera
terminada durante la temporada de carnaval de 1858. Cuando esto demostró que
era impracticable, Verdi volvió al tema del asesinato del rey Gustavo III tal como se describe en la ópera
de Scribe y Auber, aunque no una narrativa históricamente apropiada.
Los
censores bloquean Una vendetta
La imposición de nuevas exigencias por el censor provocaron la ira de Verdi. Rompió su
contrato y fue demandado por la gerencia del Teatro San Carlos.
Esto le hizo que lanzara una contra-reclamación contra el teatro por daños y,
con el tiempo, la lucha legal terminó
Una
Vendetta se convierte en Un ballo in maschera
Cuando los temas legales se resolvieron en pocos
meses, Verdi fue libre de presentar el libreto y el esquema musical de Gustave III (que fue
básicamente Una vendetta con los nombres de los personajes y
los lugares cambiados) al Teatro de la
Ópera de Roma. Allí, los censores pidieron
ulteriores cambios.Verdi tuvo que trasladar su acción de Europa a una “inocua” gobernación británica en el Nuevo Mundo. Así la acción se traslada a Boston, a finales del siglo XVII y en vez de un rey, aparece como rol principal Riccardo, el conde de Warwick. En este punto, la ópera se convirtió en Un ballo in maschera ambientado en Norteamérica.
Fue
estrenada el 17 de febrero de 1859,
en el Teatro Apollo de Roma con
éxito. En España se estrenó el 31 de enero de 1861, en el Gran Teatro del
Liceo de Barcelona. Se estrenó en Nueva York el 11 de febrero de 1861 y en el
Reino Unido el 15 de junio de ese año.
GAETANO DONIZZETI
LUCIA DI LAMMERMOOR (Donizetti)
29 enero 1962 – Dctor, Gian Franco Rivoli -Joan Sutherland, André Turp, G.
Lamacchia- Jaime Aragall
Noche
espectacular, de ensueño, un prodigio de voces, Joan Sutherland y André Turp. Al
cabo de los años que son muchos, aun tengo el recuerdo inolvidable de
aquella representación, y por suerte de
esas noches he vivido muchas en este Gran Teatro del Liceo. Me viene a la
memoria la temporada 1958-1959, que la cantó Gianna D´Ángelo y Alfredo Kraus.
Como sabéis no soy persona de comparaciones, no me gusta. Estas dos versiones
son calcadas pero con distintos cantantes, en las dos disfrute mucho y eso es
lo principal que salgas del teatro con una satisfacción y con ello es motivo
para expresar que cuando se canta y se interpreta bien ¿qué más da quien lo haya cantado?, lo esencial es tu goce y satisfacción de que lo que uno ha visto.
Como os dije, noche espectacular, para el recuerdo, como ha sí ha sido. En esta función, cantó por primera vez en el
rol de Arturo, Jaime Aragall, la realidad que para nosotros en aquellos
años pasó desapercibido.
GRAN TEATRO DEL LICEO
Al
no haber ninguna grabación por el tenor André Turp, he decidido poneros la
versión completa que cantan Joan Sutherland y Alfredo Kraus. De las muchas
grabaciones que hay y muy buenas, me he decido por una Lucia di Lammermoor que
se canto en el año1988 en el Gran Teatro del Liceo con dirección de Richard Bonynge y con el siguiente reparto, interpretes y personajes: Joan Sutherland (Lucia), Alfrdo Kraus (Edgardo), Vicene Sardinero (Enrico), Harry Dworchak (Raimondo), Jsé Ruiz (Arturo), Maria Ángeles Sarroca (Alisa) Y Alfrdo Heilbron (Normando).
CRÓNICA DE LA VANGUARDIA
CRÓNICA
DE LA VANGUARDIA DE LA OPERA LUCIA DI LAMMERMOOR. 30 enero 1962
MAXIMO
TRIUNFO DE JOAN SUTHERLAND EN UNA INTERPRETACIÓN DE <LUCIA DI LAMMERMOOR).
ÉXITO SEMEJANTE PARA EL TENOR ANDRÉ TURP.
Es
difícil hablar en serio de «Lucia de Lammermoor», flor marchita del teatro
romántico, que acaso cien años atrás conmoviera al espectador pero que ahora no
puede contemplarse más que con una sonrisa dedicada al cúmulo de tópicos,
fórmulas, convencionalismos e hipérboles dramáticas que constituyen su acción.
Este año, cuando parece oírse aún en el ámbito del Liceo los delicados acentos
del «Don Giovanni» mozartiano y nos disponemos a escuchar la lección de «Los
Maestros Cantores de Nuremberg», hablar en serio de esta irrisoria «Lucia» les
parecería a muchos una profanación. Y sin embargo, «Lucia» es siempre un éxito
Lo fue con Gianna, D’Agelo en dos temporadas consecutivas (1959-60), lo ha sido
ahora con la Sutherland y seguirá siéndolo mientras exista el «divismo» en el
teatro musical, porque al margen de blanduras y ramplonerías, la pieza de
Donizetti es una síntesis de la ópera romántica italiana y, aunque se haya
desvanecido a nuestros ojos toda su consistencia dramática, continúa siendo una
encantadora, inefable estampa museística y un pretexto único de poder escuchar
lo que puede dar de sí una bella voz de soprano «coloratura» y admirar los
arrestos vocales del tenor prototipo. Todo, además, muy bien dosificado,
equilibrándose en una perfecta sucesión de elementos (recitativo, aria, dúo
—pausa para la ovación—, concertante, interludio para el coro, aria «de bravura»
final, al través de los cuales se filtra cuanto el espectador desea encontrar
en un folletín melodramático: amor, ternura, celos, intriga, lances de honor,
traición, locura, angustia, desesperación y muerte de los protagonistas.
No
recuerdo un éxito de «Lucia» como el de esta temporada. Era de prever, puesto
que Joan Sutherland ya produjo una gran impresión el año pasado en «I
Puritani», y aunque una cantante puede manifestar su musicalidad mucho mejor
con el fino lirismo de Bellini que al través de la fragilidad de Donizetti, ambos
compositores proporcionan al intérprete una muy semejante materia expresiva.
Joan
Sutherland ha hecho una «Lucia» inolvidable. Posee esta soprano una de las
voces más perfectas que pueden escucharse actualmente, al menos en el dominio
de la ópera italiana. Recuerda bastante la de la Callas, sobre todo en el
registro medio en el que alcanza una rotundidad expresiva incomparable. Sus
agudos son precisos, de una claridad y uniformidad absolutas. Su dicción es extraordinariamente
flexible y se adapta sin aparente esfuerzo a los diversos acentos de la
melodía, que dice con naturalidad sin, empero, restarle aquella morbidez
delicadamente afectada tan cara a Donizetti. Su temperamento de actriz que sabe
controlar todos los efectos, es otro resorte para ella infalible, con el que
puede ofrecernos una versión de «Lucia» como la que encandiló el entusiasmo del
público liceísta, el domingo pasado. Joan Sutherland cantó y, representó su
papel con una precisión y emoción constantes, desde su primera aparición en el
segundo cuadro de la obra hasta el final del «acto de la locura», en el que,
como es sabido, se centra el lucimiento máximo de la protagonista. Esta famosa
y tan comprometida aria la inició con una cierta circunspección, entregándose
después a su morboso dramatismo, dando a la voz una palpitación entrecortada
incluso excesiva, ya que hubiese bastado su presencia física, con su vestido de
tules ensangrentados bajo la luz pálida de los proyectores, para proporcionar
un clima escalofriante a la escena Y también hubiese bastado el virtuosismo
vocal que demostró en la «fermata» —que dijo magistralmente— para impresionar
definitivamente al auditorio. Las ovaciones después de este acto fueron
interminables, delirantes.
La
sorpresa de la velada fue la presentación del tenor canadiense André Turp, hizo
un gran papel al lado de la admirable soprano. Cantante de extraordinarias
facultades, con una voz generosa, abierta, natural y potente, con una fogosidad
indicadísima para representar el personaje de Ravenswood, pudo mantener el alto
tono de toda la representación. Quedó equilibrado, a un perfecto nivel en el
dúo con la Sutherland (cosa que pocos cantantes hubiesen conseguido), vibrante
y expresivo al final del acto central, y dominó totalmente la escena en el
acto-epílogo, admirable-mente resuelto por él con nervio expresivo y dramático.
Los
demás artistas del reparto quedaron en
segundo plano. No hay que negar empero cualidades al barítono Giuseppe
Lamacchia (Lord Ashton), de voz algo velada pero regular y concretada en un
bueno y riguroso, estilo. Ni apropiadas facultades al bajo Aarón Cohén
(Bidelbent), que, dijo, muy exactamente su papel, pese a una leve vacilación en
el último acto. Jaime Aragall (Lord Buklaw) salió airoso de su breve pero nada
fácil intervención, aunque no pudo disimular cierto apocamiento. Muy correctos
estuvieron Teresa Batlle (Alisa) y Juan Lloberas (Normando). El coro conoce muy
bien la obra y lo demostró cantando con desenvoltura. Hubo alguna
precipitación, que el maestro Gianfranco Rivoli dominó diestramente. Su batuta
fue muy eficiente frente a una orquesta muy disciplinada, de la que sobresalieron
plausiblemente algunos elementos (arpa, trompa, violoncelos solistas). Discreta
la presentación. El teatro completamente lleno y el interés del público
evidente, traduciéndose en repetidas ovaciones después de cada fragmento significado
de la obra y, al final, en un entusiástico homenaje de aplausos y bravos para
los dos protagonistas. XAVIER MONTSALVATGE
Aquí
se da fin a las temporadas de mis viajes al Gran Teatro del Liceo, nueve
temporadas consecutivas, si fallar ningún año. La verdad es que fueron muy
fructíferas.
A
primeros del mes abril de 1962, termine
el Servicio Militar, y después de unos
días de vacaciones, me incorporé a mi trabajo. Hice varios viajes a Barcelona
por cuestiones de mi empresa y ya, a
finales de agosto me afinque definitivamente en la Ciudad Condal. Ahora en la
temporada próxima la 1962- 1963
empieza una nueva vida para mi, mi
trabajo en Barcelona y mi querido Liceo…
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