viernes, 8 de septiembre de 2017

TEMPORADA 1971-1972


                                                        GRAN TEATRO DEL LICEO

                                                 TEMPORADA 1971-1972

   
Ópera
Compositor
Director musical
Director de escena
Papeles principales
Producción
Fechas

 RIGOLETTO Giuseppe Verdi
14 de noviembre

MANON LESCAUT-Giacomo Puccini
18 al 25 de diciembre

PAGLIACCI Leoncavallo
diciembre

ANNA BOLENA Gaetano Donizetti
diciembre

IL PURITANIVincenzo Bellini

DDON CARLOGiuseppe Verdi
enero





LOS HUGONOTES Meyerber
Ivo savini
Angelo Le forese,J.Diaz-E.Tarres

IL PURITANI -Giuseppe Verdi

WERTHER Jules Massenet

LUISA MILLER- Giuseppe Verdi
10 de enero

LA FORZA DEL DESTINO Giuseppe Verdi
DOÑA FRANCISQUITA- Amadeu Vives




                                             
                                                                                          GIUSEPPE VERDI  

                           RIGOLETTO (Verdi) Inauguración de la temporada 1971, 11 de noviembre. Director Ino Savani, con Carlo Bergonzi, Cornell Mac Neil, Eillen Schelle, Harry Dworchak, Joic Blackham
Espectacular inauguración de temporada, con un Rigoletto de campanillas. Con este Rigoletto, son ya  seis veces que los he visto interpretar en este teatro del Liceo, y por los años que han pasado tengo que reconoceros, que la mayoría de sus representaciones han sido de una gran categoría, grandes tenores, magnificas sopranos y barítonos que nos han dejado una gran huella en el mundo de la lirica. Si seguís mis Vivencias en el Gran teatro del Liceo, podréis observar los elencos que han actuado en la ópera de Rigoletto, contando este último Rigoletto de Carlo Bergonzi y Corneil Macneil, ha habido una pareja de cantantes que para mi gusto han sido lo mejor que yo he visto, en  este teatro del Liceo, todos los intérpretes han estado a una gran altura , Jaime Aragall, Gianni Poggi, Carlo Bergonzi, Alfredo Kraus,  Juan Oncina, y los barítonos, Manuel Ausensi, Ugo Savarese, Nicola Herlea, Piero Cappuccilli, Raimundo Torres y Corneil Macneil, y como sopranos a Elien Schaile, Sunat Korat, Maria Luisa Cioffi, Gianna D´Angelo,  Margarita Gugliemi. La pareja a la que me refiero es la que cantó en la temporada 1958-59, Gianna D´Angelo y Alfredo Kraus, esa fue una función inenarrable. Y de todas estas temporadas, con el rol de Rigoletto me quedo con el barítono Corneil Mac Neil. Como veréis un ramillete de cantantes de una gran categoría.
La función de esta temporada con Bergonzi y Mac Neil, fue francamente sorprendente, ellos dos fueron los que llevaron las riendas de esta maravillosa ópera que el maestro Giuseppe Verdi confecciono, haciendo un tratamiento de las voces, que todos sus personajes podían lucirse.
La pena fue que el rol de Gilda cantada  por la soprano norteamericana Eilen Schelle, no acompañó, hubo un poco de vacio vocalmente entre ella, Bergonzi y Mac Neil. En realidad es que el publico disfruto mucho y con mucha relajación.
Os voy a poner unos fragmentos de Rigoletto con las voces de Carlo Bergonzi y el barítono Corneil MacNeil y Dietrich Fischer-Diescau y las voces de Leyla Gencer y Gianna D´Angelo.

CORNELL MACKNEIL                    CARLO BERGONZI

                    
                                    AUDIO - Rigoletto-C. Bergonzi- D.F.Diescau- “”questa o quella”

                           

                                         AUDIO - Rigoletto- Corneil Macneil – “Parisiamo, mia figlia”


                                     

                                        AUDIO - Rigoletto- C. Bergonzi- G. D´Angelo- “E il sol dell´anima

                                     
                                                       AUDIO - Rigoletto- Carlo Bergonzi – “Ella mi fu rapita”



            
                                 AUDIO - Rigoletto- Carlo Bergozi- “Possente amor mi chiama”

                                
                                        AUDIO - Rigoletto- Corneil Macneil – “Cortigiani vil razza”

                                  
                                            AUDIO - Rigoletto-C. Macneil – L- Gencer – “Figlia mio padre”


En el próximo fragmento oiréis a la soprano Leyla Gencer dar un Mi bemol, como el que dio María Callas en la tumultuosa Aida de Méjico en el año 1951.
                                           
                                                         AUDIO - Rigoletto- C. Macneil – L. Gencer- “Si vendetta”

                                           
                                                       AUDIO - Rigoletto- Carlo Bergonzi – “La donna e mobile”



Seguidamente os voy a poner un representación de Rigoletto celebrada en el año 2013 en Alex Provence Festival con la actuación de la London Symphony Orchestra y los Coros Philarmonic y con dirección musical de Gianandrea Nosea y con la puesta de escena de Robert Carsen que como podréis  comprobar que parte de la acción se desarrolla en una pista de circo, es algo ingeniosa y tiene momentos obscenos que es lo que ahora se lleva por esos teatros del mundo. Los interpretes y personajes son : George Gagnidze (Rigoletto), Irina Lungu (Gilda), Arturo Chacón Cruz (Duque de Mantua), Gabor Bretz (Esparafucie).
Sé que muchos de vosotros cuando hayáis visto esta producción de Robert Carsen es posible que discrepareis de esta versión. Tuve dudas de no ponerla, pero he pensado que es bueno que se vea todo lo que se hace por esos mundos operísticos, aun que no nos guste, así de esa forma se puede comparar con otras versiones. A mi particularmente  no me gusta, soy clásico y me cuesta entrar en esas escenas tan banales. En fin no me quiero explayar, mejor es que veamos y oigamos esta versión y cada uno haga su comentario.




                                                  CRÓNICA DE LA VANGUARDIA

INAUGURACION DE LA TEMPORADA EN EL GRAN                                        TEATRO DEL LICEO
Aunque ha perdido algo de su inveterada solemnidad ritual, la inauguración del Liceo sigue siendo un acto de positivo relieve ciudadano. Ayer noche lo pensábamos al ver cómo tantos barceloneses correspondían a la iniciativa de mantener la tradicional temporada de ópera acudiendo su llamada en número suficiente para que la sala ofreciera un confortable aspecto. El Liceo, que celebra actualmente sus 125 años de existencia, ha vuelto a manifestar su vitalidad. Todo está dispuesto para que la temporada alcance un relieve digno de las efemérides que se va a conmemorar y que a tenor de esta función inicial creemos que será efectivamente correspondida por el Interés general del público asiduo al espectáculo operístico que durante tres meses lo tendrá a su alcance en nuestro gran teatro de las Ramblas.
Anoche se podía notar en el ambiente que el Liceo para muchos es algo bastante más importante y considerable que un bello escenario para enmarcar concurrencias sociales o pretexto para amigables reuniones de antepalco. No pretendemos esperar que algún día vuelvan a producirse las tensiones que caracterizaron según parece los primeros años de la historia del Liceo, con los apasionamientos casi históricos por la estrella de entonces, Donizetti, o por este inmarcesible «Rigoletto» de Verdi más de tres veces centenario en la escena liceística donde asomó por primera vez 3 de diciembre de 1853. Aquellos tiempos no volverán, claro, pero es innegable que ahora, pasada la fobia anti-italianista, vacunados contra los excesos del sarampión wagneriano y superadas otras intemperancias, los que vamos a escuchar y admirar el «povero Rigoletto» sin condicionamientos mentales ni remilgos esteticistas, somos ya una respetable mayoría. Esta mayoría que acaba de aplaudir con muy vivo y sincero entusiasmo tanto la obra representada como los aciertos de la interpretación, porque evidentemente en el teatro lírico, y el verdiano muy en particular, cualquier valoración de la música sólo es posible a través de lo que pueden aportar los intérpretes, los cantantes, tanto por lo que respecta a la elocuencia de su voz como a la de sus facultades temperamentales de actores. Además, si una ópera ya conocida, memorizada por no pocos aficionados, é intensidad dramática en la voz y vehemencia máxima en el gesto, proporcionando un especial realismo a la acción argumental. Mac Neil ha hecho en verdad uno de los mejores (si no el mejor) Rlgoletto que recordamos.
Carlo Bergonzi se mantiene en su categoría. Continúa siendo lo que podríamos llamar un tenor de alta escuela, estupendo vocalmente, italianísimo en la dicción, sin esquivar ciertas afectaciones aceptables en un artista como él, naturalmente adaptado al papel de Duque de Mantua que le proporcionó un nuevo triunfo rubricado con ovaciones que epilogaron sus más esperadas intervenciones solistas, en particular la inicial del primer acto y naturalmente «La donna é mobile» recibida con la habitual explosión de entusiasmo.
Al lado de estas dos grandes figuras, la soprano Eilen ScheIle se presentaba como un interrogante  que hacía presentir peligros a los que tal vez no debía haberse expuesto. Eilen Shelle es joven, posee una correcta escuela —como todas las cantantes norteamericanas— que viene en auxilio de su voz mate  en el registro grave, violenta e inexpresiva en los agudos, con toda evidencia insuficiente para la envergadura de la partícela de Gilda y para un escenario como el del Liceo que hay que afrontar con unos pulmones de acero. La cantante digamos que no estuvo afortunada para no entrar en más detalles. El público acusó esta realidad porque, como he dicho, muchos son los que van al Liceo para oír cantar con voz y bien, razón por la que
Corneil Mac Neil polarizó al final del segundo y tercer actos ovaciones calurosísimas.
No podemos ocuparnos más que abreviadamente del resto del reparto. Destacó del conjunto el bajo Harry Dworchak muy ajustado en todos los aspectos al papel de Sparafucile al que dio especial relieve. Como Conde de Monterone se distinguió Enrique Serra, con sobrio estilo y un timbre de barítono excelente. La mezzo Joyce Blackham estuvo bien en el papel de
Madalena que toma una cierta preponderancia en el último acto, y fue estimable la participación de los demás así como la del coro y el ballet (que fue añadido al primer acto utilizando como música la obertura de «Alzira», una ópera olvidada del mismo Verdi), todos bajo la autorizada dirección del maestro Ino Savini.
Señalarnos como nota sobresaliente el estreno absoluto de unos decorados realizadas bajo el patrocinio de la «Corbett Foundation» de Cincinnati. Con ellos, esta presentación de Rigotetto, sin apearse del realismo tradicional, puede compararse a la de los mejores teatros de la actualidad.
Atilio Colonneilo es el autor de las magníficas decoraciones y también del vestuario  muy adecuado.
Y para mayor brillantez de la velada, se estrenó también telón, una rutilante cortina de terciopelo rojo que se ha levantado para inaugurar, con éxito total, hace unas horas la 125 temporada de ópera de Barcelona. — Xavier MONTSALVATGE

                                             
                                                                                      GIUSEPPE VERDI

LA FORZA DEL DESTINO (Verdi) Sabado 13 Noviembre 1971. Director Ivo Savini, con Carlo Bergonzi, Raina Kabaivanska, Claudio Giombi, Nicola Herlea, Joyce Blakman, Gwine Howell
Para esta función estaba anunciado el tenor Pedro Lavirgen para acometer el rol de “Don Alvaro” pero parece ser que se puso indispuesto y la gerencia del teatro echo mano de Carlo Bergonzi, y este como gran profesional que es, acepto el reto.
Increíblemente sensacional, fue la “Forza” que vi esa noche, con esta función ya van tres versiones que he visto en este Gran Teatro del Liceo. Recuerdo la temporada 1954-55, con una Tebaldi espectacular y con el tenor Gianni Penno que para mí fue una revelación. En el rol de “Don Carlo”, el barítono  Giuseppe Taddei, hizo una creación muy real, como viene siendo su costumbre. En la temporada 1964-65, los protagonistas fueron Carlo Bergonzi, Piero Cappuccilli y la soprano Mirella de Osma, que también fue una gran Leonora.
Lo tengo muy asumido, es  que el tenor Carlo Bergonzi es el  mejor “Don Alvaro” que ha habido en toda la historia de la ópera y también digo que lo tengo considerado, como  la voz más apropiada para los roles verdianos, descontando por supuesto el rol de Otello. Si os fijáis en  los cantantes que han cantado esta tres “Forza del destino” que yo he presenciado en este Liceo, veréis que son repartos de excepción, hoy en día no hay voces con la categoría de antaño, quizás se salven los barítonos  y alguna soprano, pero lo que atañe a la cuerda de tenor, pocos hay como las voces del pasado, por descontado que esto es una opinión muy personal por lo tanto respeto otras opiniones.
En resumidas cuentas otra actuación portentosa del elenco que cantó esta “Forza”, La soprano Rabaivanska estuvo colosal y es de las grandes cantantes que había en aquel momento, y qué decir de Carlo Bergonzi, ya está todo dicho, lo único es notificar su gran profesionalidad. El resto de los cantantes estuvieron a la altura de la pareja ya mencionada. Otra noche esplendorosa en este Gran Teatro del Liceo
Os voy a poner unos fragmentos de dicha  opera  con la voces de Bergonzi y Rabaivanska y algún acompañante más.





RAINA KABAIVANSKA                                                 CARLO BERGONZI





                              

                                    







                                 

Seguidamente oiréis el duo del tenor y barítono “Solemne in quest´ora”, aquí Carlo Bergonzi está acompañado con el magnifico barítono D. Fischer Dieskau.

                         


Y ahora con el barítono Kostas Paskalis el duo “Ni disfrutar m´e…”

                            

                              


Y como colofón os voy a poner una grabación en VIDEO, de una representación de la Forza del destino, que se canto en el año 1998 desde el Teatro Mariinski de Sant Petersburg, siendo el director de la orquesta Valery Gergiev, y con los siguientes interpretes y personajes : Don Alvaro el tenor Gegam Grigoriam; Leonora la soprano Galina Gorchakova; Don Carlo el barítono Nicolai Putilin; Preciosilla, Marianna Tasarova. 

                                        TEATRO MARIINSKI SANT. PETERSBURG







                                 CRÓNICA DE LA VANGUARDIA

Reposición de «La fuerza del destino» en la segunda función de la temporada
Un doble triunfo para la soprano Rana Kahaivanska, que efectuaba su presentaciony para Carlo Bergonzi.
Verdi ha vuelo al Liceo para que después del «Rigoletto» inaugural, la segunda función no careciera de un atractivo básico. El Verdi de «La fuerza del destino» la tiene esta atracción esencial que emana de una música con una fuerza dramática y descriptiva que aventaja en mucho a la del libreto. Ayer, al aplaudir la reposición de «La fuerza del destino» lo hicimos, en principio, para celebrar los aciertos de los intérpretes, de los que hablaremos después, pero también movidos por la sincera admiración que nos merece el aspecto musical de la obra teniendo en cuenta, naturalmente, la re actividad de este tipo de admiraciones cuando uno se enfrenta con la ópera italiana decimonona.
Como hemos comentado otras veces a propósito de esta creación verdiana, su valor hay que buscarlo esencialmente en la partitura toda, desde los primeros compases de la obertura hasta el cuadro final. La elocuencia lírica de la melodía junto con el relieve y fuerza ambiental de la parte sinfónica es lo que aguanta la obra redimiéndola de sus evidentes debilidades en el plano escénico. Ciertamente hizo falta la maestría de Verdi para dar un toque de genio a la comedia dramática del Duque de Rivas, que el libretista Piave estuvo muy lejos de quitarle el cúmulo de absurdos limando tanto fárrago inservible que hace del relato escénico una inimaginable sarta de convencionalismos. Comedia de capa y espada, de duelos y venganzas, carece de toda vigencia, pero esto habitualmente no es problema en la ópera pretérita. Lo que importa en este caso concreto es la innegable tensión y carácter de la línea vocal y la maestría con que Verdi utiliza la orquesta para sugerir el clima de cada momento escénico. Así resulta que los aciertos mejores de la obra no los hallamos únicamente en las arias de los protagonistas sino también en intervenciones menos principales de estos y otros personajes.
La obertura, compendio de los elementos expresivos que se  de amplían en el transcurso de los cuatro actos; el dúo inicial, el aria de Leonora «Madre, pietosa Vergine» en el segundo acto, el dúo entre Leonoa y el Padre Guardián, que conduce después al tan conocido «La Vergine degli angeli» con el coro de los monjes, y sobre todo el terceto final, revisado por Verdi posteriormente hasta convertirlo en un conciso concertante, uno de los mejores de todas sus óperas, Son páginas que elevan la partitura de «La fuerza del destino» a un nivel próximo a «Traviata» o «Aida»,con las que tiene algunas afinidades melódicas y de color orquestal.
En la función de anoche «La fuerza del destino» tuvo un reparto afortunado. Era esperada con particular interés la presentación de la soprano búlgara Raina Kabalvanska para encarnar la heroína del drama.  Dicha artista venía avalada por el hecho de ser una artista habitual en tres escenarios que por si solos acreditan al cantante que alli actúa: La Scala, el Metropolitan de Nueva York y la Opera de Viena. Desde el primer momento quedó en evidencia que la soprano hacía honor a su prestigio con una voz espléndida, llena, admirablemente modulada con una escuela auténtica mente operística pero de pulcro y contenido refinamiento. Cantó extraordinariamente toda su particela sobresaliendo sobre todo en su emotiva aria del primer acto y en el segundo. Creo que hemos escuchado a una gran cantante, de estas que uno espera que podrán volver a nuestro teatro donde desde ahora, Rama Kabaivanska tiene un gran número de admiradores entusiastas que la ovacionaron ayer.
Por indisposición de Pedro Lavirgen, cantó el papel de Don Alvaro, Carlo Bergonzi, quien hace siete años inauguró la temporada del Liceo con el mismo «rol». Estuvo mejor que nunca, impecable de estilo, seguro de voz, arrojado en la emisión. Fue aclamado —después de su mejor intervención al principio del tercer acto— con el delirio que sólo provocan los grandes divos.
El resto del reparto fue especialmente equilibrado. La mezzo Joyce Blackham (que conocimos hace dos años en Rigoletto) acreditó un buen dominio vocal y de las tablas en el papel de Preciosilla. El bajo Gwine Howell dio un tono de dignidad y bella musicalidad al personaje de Padre Guardián y el barítono Nicolae Herlea también se mostró dominadora de sus facultades en el papel de Don Carlos.
El barítono Claudio Giombi, que actuaba por primera vez, fue aquejado de una súbita afonía (circunstancia que fue advertida al público) y no pudimos - juzgarlo como cantante en el agradecido papel de Fra Melltón, que como actor, al menos, representó muy bien. Antonio Borrás completó dignamente el reparto como Marqués de Calatrava.
Destacamos la buena disposición del coro que prepara el maestro Bottino, y del ballet en sus dos intervenciones coreografiadas por Magriñá.
Se estrenaron decorados realizados por EmIlio Burgos que si no renuevan conceptos escenográficos, dan a la presentación un aire cuidado y una vistosidad a la que contribuye también la dirección escénica de Enrico Frigeilo. Dichos decorados han sido realizados gracias al patrocinio de los Bancos Ibérico e ln dustrial Fierro.
El maestro Ino Savini, que ya dirigió Rlgoletto, ha dado en esta nueva ópera verdiana, prueba de su conocimiento del oficio y de su capacidad para sacar rendimiento de la orquesta. Todos fueron aplaudidos, al lado de los depositarios de las más encendidas ovaciones de la noche: Raina Kabalvanska y Carlo Bargonzi. — XAVIER MONTSALVATGE


                                  
                                                                 GIACOMO MEYERBER


       

LOS HUGONOTES (Meyerbeer) 25 noviembre 1971. Director Ino Savini, con Enrriqueta Tarres, Cristiana Eda- Pierre, Angeles Chamorro, Justino Diaz, Manfred Schenek, Mario D ´Ana
Esta fue mi primera vez que veía <Los Hugonotes>, realmente  es para mí, de las óperas que me ha resultado algo monótona, salen muchos personajes y la trama es algo compleja y  si unimos, a la duración de la ópera llega a ser algo cansino. La actuación vocal es muy complicada para los cantantes, y si no hay un elenco, de gran categoría, esta ópera se diluye al paso que va uno viendo la representación. Esta es mi primera observación que yo tuve de dicha ópera. Por el tiempo, he encontrado unas grabaciones sacadas de YouTube he cambiando de parecer, y cuando oí por primera vez la versión de <Los Hugonotes> dirigida por Tulio Serafin en una grabación del año 1956, con los cantantes Giacomo Lauri Volpi, Antonieta Pastori, Anna di Caallini, Giuseppe Tadei, Nicola Zaccari y Giogo Tozzi, aquí cambio mi criterio sobre dicha ópera. Es <Grand´ópera>, En el año 1838, se hizo muy famosa al difundirla en italiano <Gli Ugonotti> recorriendo toda Europa en forma italiana, llegando a representarse en todos los teatros operísticos  miles de veces. Meyerbeer fue  el modelo de muchos compositores, entre los cuales el propio Wagner tuvo que recurrir a Meyerbeer, e incluso Verdi y varios compositores italianos sufrieron la influencia de este compositor.
Esta ópera requiere unas grandes voces y el tenor debe de tener una tesitura de tenor lirico spinto, es decir una media voz lirica y a la vez con una gran vehemencia, poseyendo unos agudos de una gran potencia y a la vez muy timbrados. Las versiones que  hay son variadas y de todas las que yo he oído me quedo con la de Giacomo Lauri Volpi, y con mucha diferencia del resto. Os voy aponer unos fragmentos cantando por Lauri Volpi donde nos demuestra la grandeza de su voz.


                                   
                                                   GIACOMO LAURI VOLPI


                                
                                 AUDIO – Los Hugonotes- “Bianca al par di nave “1929  



Seguidamente os voy a poner un vídeo de esos que llaman “raros”, que he encontrado en YouTube, y merece la pena tener y verlo, es un fragmento de < Los Hugonotes>, de una actuación que se canto en la Arena de Verona en el año 1933. Aquí podréis observar la grandísima voz que poseía  Giacomo Lauri Volpi.

                                        
                                         VIDEO – Los Hugonotes- Arena de Verona 1933- Giacomo Lauri Volpi



Para mi gusto la mejor versión que hay de todas  las del mercado discográfico, la  del año 1954, aquí tenia 62 años que canta Giacomo Lauri Volpi. Es una grabación de la RAI  de Milan sienso el director Tulio Serafin con los siguientes interpretes y personajes:  Antonieta Pastori (Margarita Di Valois), Giacomo Lauri Volpi (Raul Di Nangis), Giuseppe Tadei (Il Conde Di Nevers), Anna di Cavallieri (Valentina de Sanbris), Giorgio Tozzi (Il conde di San Bris),Nicola Zaccaria (Marcello) . 





Os propongo una grabación en vídeo 1990 desde el teatro Sidney Opera House con dirección de Richard Bonynge con los interpretes y personajes: Johan Suterland(Margarita de Valois), Clifford Grant (Marcel),Jhon Pringle(Conde de Nevers), Anson Austin(Raul de Mengis),Amanda Thane(Valentina), Suzanne Jhonston (Urabin) Jhon Wegner(Conde de Sanin Bris).

               
                                                 SIDNEY OPERA HOUSE




                          CRÓNICA DE LA VANGUARDIA


MEYERBEER Y «LOS HUGONOTES» DESPUES
DE CUARENTA AÑOS DE AUSENCIA
Realmente produce extrañeza el caso de <Los Hugonotes> o de lo que podríamos llamar teatralmente “el apogeo y hundimiento de Meyerbeer” Las óperas de Jakob Liebmann Beer, compositor aleman, nacido en Berlín, contemporáneo y amigo de Weber admirado (y después furiosamente repudiado) por el joven Wagner, francés de adopción con el nombre de Giacomo
Meyerbeer (que de poco le serviría para negar su condición racial aunque sí para heredar una cuantiosa fortuna) se repre sentaron más de 500 veces en el Liceo. Concretamente <Los Hugonotes> 125veces. Enorne fama mayoritaria predilección por Meyerbeer: este fue un fenómeno conocído en la Europa romántica. El Liceo en esto estuvo a la <page>, como lo estuvo en su radicalismo posterior, rechazando ultimamente las óperas de este músico. <Los Hugonotes> hacía cuarenta años que no habían presentado batalla en el Liceo. Y ahora han vualto no precisamente en tono desafiante ni tan sólo como una reivindi cación sino para mostrar un documento histórico musical teatral de carácter indiscutible
¿Qué queda de bueno en estos restos del naufragio Meyerbeer? De bueno bueno, francamente nada pero si algo aún aprove chable, bien restaurado y con ganas de hacer perdurables viejos recuerd d un pasado, en este caso peor.
En “Los Hugonotes” (no diremos <Las  Huguenotes> porque de francesa la ópera no tiene más que un deslucido barniz el libreto de Eugéne Scribe no puede entrar en consideración. Se trata del ya imaginab!e conflicto religioso-sentimental entre los calvinistas franceses y los católicos Es pues un perfecto espécimen  de la ópera de gran tinglado histórico, en la que por lo demás la historia está tan adulterada que apenas sería reconocible por un erudito en la materia.
Pero es igual. Sobre este, amasijo de situaciones arbitrarias Meyerbeer escribió una partitura funcional, de acuerdo con las peculiaridades del tema. Una partitura con algún momento de cierta entidad, como pueda ser la escena de la bendición de los puñales (sic) que Wagner no vaciló en calificar como uno de los puntos culminantes de la música dramática (aunque después se arrepintiera de haberlo dicho), o el cuarto acto con sus tensiones y dúo final entre la católica Valentina (en la función de ayer representada por Enriqueta Tarrés) hija del conde Saini Erice (el bajo Manfred Schenk). y el noble calvinista Raúl de Nargis (el tenor Angelo Lo Forese).
Por lo demás la obra es un enorme caparazón vacío y acartonado dentro del cual hay muestras de todo: lances en forma de recitales interminables arias y concertantes, coros ornamentales, baile zingaro en el tercer acto, entradas y salidas de comparsería y mucha cosa más con abundantes episodios de una endeblez y una ramplonería totales, con algun otro de un melodismo justo digerible pero no lo suficiente para evitar que la obra se haga interminable (a Pesar de que parece se ha recortado prácticamene en un acto).
<Los Hugonotes) sin embargo, debian exumarse como muestra típica dc los gustos de una época. Desde luego, ahora nos ha
parecido un cadáver que ha hecho una aparición fantasmal en nuestro escenario, y no llega a tener este extraño y liviano fulgor que hallamos por ejemplo, en Donizetti; concretamente en su deliciosa <Lucia de Lammermoor> que se estrenó un año antes
(1835) que la de Meyerbeer, o  <L’elisir d’amore> que le precedió en cuatro años.
Pero también es preciso reconocer que orquestalmente <Los Hugonotes> es una partitura, en este concreto aspecto, decidida mente superior a la «inmensa guitarra» que es la orquesta donizettiana. Puede hablarse incluso de auténtica pulcritud en el trato orquestal que da el compositor a cada página y hasta de una cierta intención descriptiva de la supuesta interioridad anímica de cada personaje. No todo es paja pues, pero la paja forma un inmenso envoltorio de lo auténtico de la pieza que si, si no ínfimo, tan pequeño que a menudo escapa a nuestra tención.
Me he extendido en el comentarlo de la obra porque la reposición creo merecía ser atendida con detalle, aunque ahóra foerzosamente deberé ceñirme en el comentario concreto de la puesta en escena que ha sido correcta, como si se tratara de rea vivar la escenografía original de la época de Meyerbeer
El reparto lo presidió nuestra cantante internaciona Enriqueta Tarrés, que ha vuelto con su voz caudalosa sus agudos rotundos, frescos y penetrantes y también con una cierta dureza en la emisión que es posible se deba a que el personaje de «Valentine» no es el exactamente apropiado a ella. Lo decimos porque esta característica no se la notamos la temporada pasada, en su sensacional, <Elektra>.
Otras dos voces femeninas han destacado: la de la soprano Christiane Eda-Pierre, no muy potente pero musical y bien modulada, y la de Angeles Chamorro. que aun interviniendo en una sola aria del primer acto, ha dado señal de su magnífica forma y estilo vocal que podremos admirar en otra ocasión mejor puesto que va a ser ella quien cantará en el papel de Susana de «Las Rodas de Figaro»» hacia el final de la temporada.
Bernabé Marti, por quien se aplazo la fecha de estos «Hugonotes”, continúa enfermo y debió ser substituido por Angelo Lo Forese, un tenor de voz fina pero valiente en los agudos. Mucho más nos interesó la participación de los bajos Justino Díaz excelente en la dicción, y  Manfred Schenk completando el reparto de primeros papeles el barítono Mario D’Ana.  Intervino el coro reqular en su participación.
Todo junto, pero marchó un poco vacilante y morosamente tendiendo a que la que la función resultara más bien monótona En este clima bastante gris, resaltó el ballet del tercer actó muy vistoso, interpretado con garbo y apropiada coreografía.

El maestro Ino Savini, que ha dirigido todas las funciones de esta temporada hasta ahora, obtuvo de la orquesta buenos resul tados, pero no lleqó a imprimir un ritmo algo estimulante a la répresentación que fue discretamente aplaudida en general. XAVIER MONTSALVATGE.


                                                  
                                                           GAETANO DONIZETTI

                                  
ANA BOLENA (Donizetti) 26 noviembre 1971. Director Anton Guadagno, con Vasso Papantoniou, Bianca Berini, Maurizio Mazzieri, Beniamino Prior, Enid Hartel
Mi primera vez que veo representar la ópera <Anna Bolena>, como casi en todas sus óperas, sus rasgos románticos comienzan a acentuarse donde empiezan a crear sus heroínas que constituyen el hilo conductor de  toda su carrera comenzando con esta Anna Bolena y seguido de Lucrecia Borgia,  María Stuarda y Luccia di Mammermoor, también hay muchas otras como Roberto Devereux (la Reggina Elisabetta) o Caterina Cornaro. Normalmente los tenores que impone Donizetti suelen tener una tesitura de tenor lírico y a la vez heroico, que ya va atisbando algunos aspectos de tenor Verdiano.
La sorpresa de la noche nos la llevamos todos los aficionados que estábamos, con la soprano griega Vaso Papantoniou, nadie la conocía y ni habíamos oído hablar de ella. Posee una voz con una gran  personalidad, su timbre modulado sabe dosificar su voz, se nota que tiene una gran escuela, una gran sensibilidad expresiva, tensión dramática y una gran prestancia escénica. En fin una voz que te quedas con las ganas de oírla más veces, y eso fue lo que hice, asistí a sus tres representaciones y quede satisfecho de haber oído a una gran voz. Por los años que han pasado, el olvido se ha ahondado en mi memoria y el recuerdo me ha venido al repasar mi “Diario”, para confeccionar esta temporada 1971-72, cuando he leído el resumen de la Anna Bolena y he visto lo escrito por mí en aquellos años. Hoy en día he visto pocas grabaciones de esta cantante griega, en YouTube. De la ópera Anna Bolena no tiene nada grabado en condiciones, pues  hay una grabación precisamente de la misma noche que yo la vi que dicha  grabación tiene un silbido de fondo que no me he atrevido a ponerlo, por lo tanto os voy a poner unos fragmentos de <Lucrezia Borgia> para que podáis contrastar la voz que a mí, en aquellos años  quedé cautivado. Os hago una pequeña observación y no se si estaré acertado pero a mi parecer esta soprano tiene un pequeño aire a Maria Callas.
La mezzosoprano Bianca Berini, como siempre luciendo su grandísima voz y su actuación en el rol (Giovanna Seymur). El tenor Beniamino Prior, era la primera vez que le vi actuar y no me defraudo, para este personaje estaba anunciado el tenor catalán Bernabé Martí, pero debido a una indisposición no pudo actuar. En el rol de (Enrico VIII), el bajo Mauricio Mazzieri cumplió muy sobradamente.
Para ser la primera vez esta ópera me causo una muy buena impresión, Donizeti es mucho Donizeti.
Os voy a proponer unos fragmentos que he podido encontrar por YouTube de la actuación de la soprano Vasso Papantoniou y vosotros mismos opinareis de mis comenarios sobre esta cantante.


                       
                        AUDIO Anna Bolena Liceo 1971. Vasso Papantoniou


                     
         AUDIO Anna Bolena Liceo 1971- V.Papantoniou"Come,inocente" 


AUDIO Anna Bolena Liceo 1971 V. Papantoniou "A dolce...Copiaa iniqua"



Ahora os voy a proponer la ópera completa de Anna Bolena en una grabación en vivo desde Saatsoper de Viena representada en 2011, siendo director Evelino Pido con los interpretes y personajes siguientes:Anna Netrebko(Anna Bolena),Elina Garança (Giovanna di Seymour), Elisabeth Kulinan – Ildebrando D´Arcangelo, Francesco Meli, Dnpaul Dumitresco 



          
                                        STAATSOPER DE VIENA




                       CRÓNICA DE LA VANGUARDIA

La frágil y dramática Ana Bolena de Donizetti, no podía faltar en las funciones conmemorativas de esta temporada porque, como es sabido, fue la primera ópera presentada en el gran teatro al inaugurarse hace 125 años, y volvió a ser exhumada cuando en 1947 se conmemoró el centenario de nuestro primer escenario operístico.
La reposición ha tenido, pues, un lógico interés histórico aunque musical y teatralmente no haya aportado mayores sorpresas. Aparte de conocer algunas arias de Anna Bolena en interpretaciones discográficas, esta música escuchándola ahora parece que la hemos estado oyendo en otras óperas de Donizetti. La formula es exactamente la misma. No podía ser de otra manera para explicar el prodigio de un compositor que en el
transcurso de 25 años escribió más de 70 óperas, a razón, casi, de tres cada temporada, lo que le obligó a veces pergeñar una partitura en quince días.
Recitativos, arias, concertantes y coro perfectamente y ágil mente estereotipados, esto es Anna Bolena, donde si bien hay una frescura melódica < automática> pero ciertamente personal del estilo donizettiano y una hábil sucesión de contrastes en la dinámica dramática, no hay en cambio el punto de singularidad inventiva que aparecería (dos años  después de Anna Bolena) en L’elisir  d’amore, en 1835 en la decididamente seductora «Lucia de Lammermoor>), para llegar al definitivo y último <capo lavoro> del músico de Bérgamo, la pequeña maravilla que es el <Don Páscuale> (aprovechamos la cita para insistir en lo dicho otras veces: ¿Por qué se tarda tanto en reponer este deliciosamente epigramático «Don Páscuale». en el Liceo?).
«Ana Bolena», escogida para esta temporada por implicaciones de tipo conmemorativo, corría el peligro de ser víctima de un reparto convencional, de trámite. No ha sido así y por dicha razón hay que felicitar a la empresa del Liceo. Por no haber abandonado la obra a un total adocena miento interpretativo.
Las representaciones han dado lugar a que se presentara una cantante valiosa como la soprano griega Vasso Papantoniou. Al hacer referencia a ella, tal vez no se puede hablar del descubrimiento de una gran voz, pero sí de una personalidad  musical muy completa que, desde luego se manifiesta con las posibilidades de un timbre modulado y dosificado con excelente escuela, pero que se impone definitivamente por unas cualidades de sensibilidad expresiva, tensión dramática y prestancia escénica que son las que perfilan las excelencias de esta soprano que actuó en el rol protagonista con una acogida por parte del público, al principio reticente pero en la función del domingo, calurosamente favorable.
Al lado de esta artista, lo más destaca ble fue la participación de la mezzo Bianca Berini (Giovanna Seymour), que no sorprendió, pues dicha cantante fue en temporadas pasadas aplaudida en nuestro teatro, volviendo ahora a merecer la aprobación de la asistencia por su dominio de todos los recursos exigibles a una cantante de su cuerda; amplitud de registro, volumen vocal y seguridad como actriz.
En el capítulo de debuts  había el del tenor Beniamino Prior (Riccardo Percy) un artista algo irregular pero con una entonación de buen ímpetu con la que suple la regular densidad de su voz. El bajo Maurizio Mazzieri (Enrico VIII) es un notable artista y sus facultades vocales expresivas fueron apreciadas por todos, circunstancia que tiene su significación, pues en el Liceo últimamente y también pensando en temporadas pasadas) la tesitura de bajo ha encontrado excelentes servidores y muchos somos los que no podemos estar de recordarlos.
La obra se completa con la participación de Enid Hartle y José Ruiz en papeles circunstanciales, el coro preparado con voluntad por el maestro Bottino, y una puesta en escena digna y de acuerdo con la especial estética de la obra.
Dirigió por primera vez esta temporada, el maestro Carlo Felice Cillario, familiar en el podio de la orquesta liceísta donde su labor es siempre eficaz. En Cillario encontramos invariablemente el artista sensible, cuidadoso, sabedor del oficio y la manera de obtener lo mejor de la orquesta y su sincronización con el escenario, lograda plenamente en esta ópera. El sinfonismo de Donizetti es bien poca cosa pero es un buen hijo de Ariadna para las voces, y Carlo Felice Cillario ha sabido una vez mas hacerlo suave aunque sólido conductor de los cantantes para lograr un espectaculo de plausible dignidad musical y escénica. XAVIER MONTSALVATGE

                                              
                                                                                     PIETRO MASCAGNI





CAVALLERIA  RUSTICANA (Mascagni)- 8 diciembre 1971. Director Anton Guadagno – Evelio Esteve –M. Stojanovic – J. Umaran – Miltred Tiree
Otra gran noche en este teatro del Liceo. Cavalleria, la cantaron bien, los cantantes no eran de gran talla pero supieron solventar sus roles con sapiencia y entrega. No he encontrado nada  de esta Cavalleria por estos cantantes. Para que os podáis recrea un poco de esta partitura tan genial del maestro Mascagni os voy a proponer la versión completa en audio cantados por Jussi Bjorlin, Renata Tebaldi, Ettore Barianini, con dirección del maestro Roberto Erede, con la orquesta y coro del Maggio Musicale Fiorentino, en una grabación de 1957.
Renata Tebaldi, en un momento interesante de su carrera, muestra una Santuzza  con un buen temperamento y una voz bellisima. Jussi Björling  es sin lugar  a dudas uno de los mejores Turiddu de todas las disco grafías emitidas. A Ettore Bastianini, el papel de Alfio no le plantea ningún problema y resulta casi un lujo en el reparto. Orquesta y Coro del Maggio Musicale Fiorentino siendo director Alberto Erede y con los interpretes y personajes: Renata Tebaldi (Santuza), Jussi Bjorling (Turidu), Ettore Batianini (Alfio), Lucia Dani (Lola).


RENATA TEBALI                                         JUSSI BJORLING



Ahora os voy a proponer en vídeo, tipo Film, de una Cavalleria,  realizada en el año 1956, siendo dirigida por Arturo Basile, con la orquesta y coro de la RAI con un reparto cantado por aquellos años por cantantes que podíamos llamarles de "segunda fila".

VIDEO CAVALLERIA R.Rai- 1956-Basile Gavazzi- Ortica-Valdengo


                                                    CAVALLERIA  RUSTICANA

No me resisto a poneros un versión histórica grabada en el año 1940 donde el autor de esta ópera alza la batuta y dirige personalmente su creación de Cavalleria Rusticana. En el comienzo de la grabación dirige unas palabras de presentación. Pietro Mascagni dirige a la Orquesta y Coro del Teatro alla Scala de Milan con los siguientes interpretes y personajes: Lina Bruna Rasa(Santuza), Beniamino Gigli (Turiddu),Gino Bechi (Alfio),Giuletta Simionato(Lucia)

AUDIO CAVALLERIA- 1940- Mascagni- Gigli-Rasa- Bechi- Simionato 







I PAGLIACCI (Leoncavallo) 8 diciembre 1971. Director Anton Guadagno, con Pedro Lavirgen, Serril Milnes, Nanccy Stokes, Jose Manzaneda.
I Pagliacci que se canto esa noche en el Liceo fue realmente excepcional, con un Lavirgen esplendoroso con su habitual vehemencia que contagia al público. El triunfador de la velada fue el barítono americano Serril Milnes, estuvo portentoso y con una teatralidad esplendorosa, hay que agradecerle su gran profesionalidad. Por eso, me explico,  los éxitos que tiene en el “Met”, es un cantante fijo en las temporadas Neoyorkinas. Otra noche de grandes sensaciones. Recuerdo de la temporada 1965-66, que actuaron Pedro Lavirgen y Aldo Protti, que estuvieron fantásticos. En la versión que nos ofreció Serril Milnes y Lavirgen, aun estos ensalzaron más la música de Ruggero Leoncavallo.
Os voy a ofrecer una pequeña pincelada de estas  dos voces tan portentosas.


PEDRO LAVIRGE                                                                                                 SERRIL MILNES


                                                         

                                                              AUDIO - I Pagliacci – Sherril Milnes “si puo “

                                    


                                       


Seguidamente os voy a poner de una representación que se efectuó en la Opera deTokio en 1961 cantando Mario del Monaco, esta grabación en video la tengo como excepcional. NHK Simphony Orchestra con la dirección de Giuseppe Morelli y con los siguientes interpretes y pesonajes: Mario Del Monaco (Canio), Gabriella Tucci (Nedda), Aldo Protti (Tonio).





         
                                       TEATRO ÓPERA DE TOKIO





                                                CRÓNICA DE LA VANGUARDIA          

CAVALLERIA RUSTICANA Y I PAGLIACCI

El barítono Sherrill Mimes, una figura estelar para «I Pagliacci». Un reparto equilibrado para <Cavalleria rusticana>.
Ya tenemos otra vez en la escena del Liceo al famoso binomio <Cavalleria-I Pagliacci>para dar constancia del efímero fulgor “verista”, canto del cisne de la ópera italiana decimonónica que iniciarían esporádicamente los dos autores de estas obras: Pietro Mascagni y Ruuggiero Leoncavallo. Ambos fueron músicos con una visión del teatro (la visión que podía tener un operista italiano a fines de siglo), estrenaron ambas piezas (las primeras de su producción) con dos años de diferencia (1890.92) y alcanzaron la fama rapidísimamente perdiendo gas con igual velocidad. «Cavalleria Rusticana» poco después de su primera representación llegó a estar en los carteles de cincuenta teatros italianos a la vez. Por la inercia de este triunfo, Mascagni tuvo alguna suerte con su siguiente producción <L’amico Fritz> pero ninguna de sus otras once óperas se ha salvado del olvido. <I Pagliacci> fue un triunfo para Leoncavallo pero más efímero aún. Poco se ha vuelto a saber de sus otras ocho óperas si exceptuamos alguna exhumación esporádica de <La Bohéme> (hundida por su homónima de Puccini que se había dado a conocer un año antes de aquel estreno) y de <Zazá>
Pese a todo, en el mundo de los aficionados al teatro lírico ambas óperas son aún ahora verdaderamente populares. ¿Quién no conoce de la primera, al menos el Intermezzo orquestal (que si más no, figura en el repertorio de todas las orquestinas de balneario y de brasserie) el preludio y  siciliana «O Lola» del tenor, el dúo <No, no, Turiddu> o el <Addío alla madre> también  del tenor? Y de los Payasos; ¿Alguien habría que no supiera tatarear el <Si puo, sígnore> del Prólogo, la Canción del Pájaro de Nedda, el <Ridi, pagliacci> o la Serenata de Arlequín a Colombina?
Esto es lo que asegura la permanencia de <Cavalleria> y «Pagliaccí» en los escenarios porque sus otros méritos no son definitivos, aceptando de todas maneras que en los dos actos de <Los Payasos< la fluidez melódica está hábilmente puesta en función de melodrama ismo reconcentrado en el libreto del propio Leoncavallo y que los contrastes y la teatralidad de la acción estén subrayados con trazos decididos y <veristas>, como debe ser.
Esto es también lo qué justifica que el Liceo, después de seis temporadas de prescindir de estas dos óperas, las haya vuelto á colocar en repertorio ahora.
<Cavalleria Rusticana> fue presentada en la función de ayer un cuarteto de cantantes nuevos. El debut liceístico del tenor Evelio Esteve fue favorable para la elevación del prestigio de este artista que ha cantado mucha zarzuela evitando en parte los vicios vocales que aquel género provoca en aquellos que lo cultivan. En el papel de Turiddu estuvo valiente entonando con desenvoltura vocal todas sus intervenciones, sobre todo la primera y la última de la obra que la valieron un éxito de aplausos. Le falta únicamente a Evelio Esteve lograr una dicción algo más operística, con lo que podremos considerarlo un valor excelente por encima del teatro musical menor.
La soprano yugoslava Milka Stojanovic que también cantaba por primera vez en el Liceo produjo buena impresión por el volumen  de su voz y la voluntad dramática de su temperamento que se manifestó en el papel de Santuzza que obliga a  dúos consecutivos con (Turiddu y Alfio) a los que dio una intensa elocuencia.
El barítono  chileno Joaquín Umaran manifestó una notable calidad de escuela, igual que la joven mezzo norteamericana Mlltred Tyree en el rol de Lola, completando el reparto Enid Hartle (Lucía) que ya conocimos en anteriores funciones.
Con todo y a decir verdad, el mejor relieve lo consiguió el coro, al que se añadió el <Orfeón Atlántida> que dirige el maestro
Coll. El conjunto, numeroso, cantó con escasa movilidad escénica, pero con justa afinación y rica polifonía. Fue —cosa rara— aplaudida, como lo fue la orquesta que hizo una positiva labor dirigida por el maestro Antón Guadagno.
El reparto de <Pagliacci> ha sido particularmente afortunado tanto por la presencia del tenor Pedro Lavirgen como protagonista como por la participación especial del barítono Sherill Milness que cantó el famoso Prólogo y encarno el personaje de Tonio. Pedro Lavirgen obtuvo uno de sus grandes éxitos, muy merecido porque ofrece lo máximo de sus facultades cantando con perfecta identificación y una gran vehemencia lírica el papel de Canio, al que da al final la suficiente proyección dramática Reconocemos y aplaudimos en Lavirgen un gran cantante, pero en la función de ayer, a nuestro juicio la figura estelar fue la del barítono americano Sherrill Milnes. Este magnífico artista cuando hace dos años se dio a conocer en el Liceo como protagonista de <El barbero de Sevilla> celebramos su aparición como sensacional. Ahora ratificamos aquella afirmación. En el papel de Tonio (al que corresponde la interpretación del «clon» do la obra, el Prólogo) se ha vuelto a manifestar en posesión de una voz excelente, pero sobre todo como un artista actor-cantante de la más alta categoría. Ha hecho del personaje una auténtica creación personal, vive, vibrante, de un realismo insuperable
La soprano Nancy Stokes que la conocíamos como Musetta en <La Bohéme> es una cantante con muchas posibilidades y capacidad de adaptación a un papel como el de Nedda que tradujo muy bien. El barítono Vicente Sardinero cantó de forma irreprochable la parte de Silvio y José Manzaneda la de Beppe, al arlequín. También aquí el coro actuó y cantó satisfactoriamente y la orquesta respondió con eficacia superior a lo corriente al mandato de la batuta de Antón Guadagno. Una breve intervención del ballet, dio movilidad acertada a una de las escenas.
La presentación de las dos obras no ofrece novedades dignas de mención y la dirección escénica no pasa da correcta. El público se volcó en ovaciones para el tenor Lavirgen y parte del entusiasmo lo produjo también Sherrill Milnes que, repetimos lo consideramos uno de los artistas mejores que en las últimas temporadas han pasado por el Liceo. — X. MONTSALVATGE




I PURITANI (Bellini) Sabado 11 de diciembre 1971. Director Renato Sabioni, con Cristina Deutekom, Luciano Saldari, Vicente Sardinero, Carlo Micalucci.
Esta era la segunda vez que veía esta bellísima ópera de <I Puritani>, pasados los años, es de las operas de Bellini que me han dejado un gran impacto, quizás sea porque he tenido la suerte de haberla visto por dos creadoras de una gran categoría como son Jooan Sutherland en la temporada 1960-61, cuando ella estaba en todo su apogeo, y a Cristina Deutekon en esta temporada de 1971-72, otra gran intérprete de esta preciosa opera de Bellini, y con los acompañamiento de (Arturo) con Giaanni Iaia, acompañando a la mítica Joan Sutherland y Luciano Saldari con Deutekom.  Como veréis  dos versiones antológicas. Hay otras versiones de La Callas y Giuseppe Di Stefano y de Alfredo Kraus que también podemos decir que son antológicas.
La versión que vi esa noche, en el Liceo, la pareja  compuesta por la soprano Deutekom y el tenor Saldari fue extraordinaria, los dos estaban  en sus momentos álgidos y les salió un <I Puritani>  de lo que llamamos de “época”.
Os voy a poner unas grabaciones de esta pareja y sentiréis que no os exagero nada.

El aria  “a Te ocara”, el tenor Luciano Saldari está acompañado por la soprano Gianna D´Angelo

               

          

            
                       AUDIO- I Puritani – Cristina Deutekom- “O vieni al tempio”

               
                                  AUDIO- I Puritani – Cristina Deutekom – “Qui la voce sua soave”

 Y finalmente veremos a Gianna D´Angelo y al tenor Luciano Saldari en el final “Credease misera”

                         VIDEO -I Puritani – G. D´Angelo- L. Saldari- “Credease mi sera”


Y como colo fon a estos  <I puritani> os voy a proponer una grabación en video que se realizo el año 2016 en el Teatro Real de Madrid con un reparto muy sugestivo y digno de tener en vuestra discoteca.Orquesta y coro del Teatro Real con la dirección de Evelino Pido y con los interpretes y personajes: Dianna Damrau (Lady Elvira), Javier Camerana (Lord Arturo Talbot), Ludovic Tezier.



                               CRÓNICA DE LA VANGUARDIA




             AYER NOCHE EN EL GRAN TEATRO DEL LICEO
                               <I PURITANI>
Después de once años de no aparecer en la escena del Liceo, ya le tocaba a Los <Puritanos> volver a ella por méritos propios y hasta en honor a su popularidad pues al menos a través del disco, todo el mundo conoce las arias principales de esta obra que forma con <La Sonámbula> y Norma, la trilogía más representativa del genio menor —aunque genio al fin— de Vincenzo Bellini.
Fueron <I Puritani di Scosia> el canto del cisne del compositor de Catania puesto que unos meses después del estreno de su última ópera murió, habiendo conocido el triunfo de ésta y de todo el resto de su producción. Con Bellini murió también la pureza expresiva en la ópera, la ternura en la melodía y la gracia simple y limpia en la orquesta que se vulgarizó muy rápidamente hasta llegar a la reacción de Verdi en las postrimerías del siglo romántico.
En <I Puriani> hay síntomas de esta decadencia. Al lado de arias y concertantes de una fragancia exquisita —melodías en las que parece intuirse el eco de la inspiración de Chopin— encontramos otros fragmentos que nos hacen sonreír por su endeblez y un formulismo que sólo por milagro escapa a la vulgaridad. Pero como hemos dicho repetidamente, la ópera italiana de <puro bel-canto> hay que admitirla en su propia limitación y entonces no dejará en muchos momentos de seducirnos. Hay que estar dispuesto a ello y escuchar los buenos momentos de< l Puritani> que no son pocos. Esta es la actitud que tomamos ayer para aceptar y aplaudir la melodía belliniana sin condicionamientos inútiles. Y en premio de ello pasamos un
buen rato dejándonos arrastrar por la música a través de las voces cantantes escogidas para dar constancia de las bellezas que encierra la partitura.
Aplaudimos en el reparto, en primer lugar a la soprano Cristina Deutekom encarnando el personaje protagonista femenino. En diversas ocasiones (la última temporada en <Lucía Lammermoor> esta relevante artista ha dado pruebas de sus facultades que ahora ha puesto nuevamente a prueba sin un fallo, una vacilación o un desfase en la colocación de su voz que acredite una excelente escuela. Cristina Deutekom acaso parezca expresivamente algo estereotipada, pero resultó admirable escucharle estos agudos tan bien resueltos y particularmente en la escena de la locura alcanzó acentos de verdadera emotividad, con un dominio total de su registro.
El tenor Luciano Saldari (lord Arturo) también era conocido y se distinguió por la resolución en atacar las peores aristas de su particela con clara y potente voz, acaso un poco brusca en la dicción (lo que hizo que al principio no convenciera unánime mente al público.
Vicente Sardinero (sir Ricardo) se impuso tanto por sus dotes de cantante como por su sensibilidad de músico. Sardinero es un barítono que siempre está en su lugar y esta vez interpretó su papel con la nobleza en él característica. Algo semejante podríamos decir del bajo Carlos Micalucci, que se presentaba en el papel de Sir Giorgio: es un buen artista, cantante irreprochable  y conocedor de las tablas.
En el reparto se distinguió también el bajo Eduardo Soto (Lord Gualtiero) muy justo en su papel como cantante y actor,
Rosa Marie Ysas (Enriqueta de Francia y José María Cabellud (Sir Bruno). En lo demás no encontramos novedades Rosa María Isas (Enriqueta de Francia) y ni nada de desentonarse: el Coro cantó bien disciplinado en sus múltiples intervenciones que demostró haber preparado bien bajo la dirección del maestro Bottino. El ballet ambientó un momento de la acción y la dirección escénica estuvo bien cuidada bajo la responsabilidad del regista Diego Monjo.
Los aplausos fueron para todos, naturalmente, polarizados hacia los cantantes protagonistas y especialmente entusiastas después de las arias y concertantes donde Bellini acumuló más notas, más agudos peligrosos, estos agudos famosos que hacen de < I Puritani> una ópera temida por los cantantes,  pero también estimada por el lucimiento que con ella pueden alcanzar.-   X. MONTSALVATGE

                                           
                                                                                   GIACOMO PUCCINI








            MANON LESCAUT
 18 diciembre 1971- Director Anton Guadagno, con Placido Domingo, Virginia Zeani, Attilio D´Orazi, Diego Monjo.
¡¡Vaya, vaya, vaya!! Con la Manon Lescaut, cuando la vi por primera vez cantada  por Monserrat Caballe y Bernabé Martí, creía que ya no se iba a superar aquella actuación… Imaginaros ¡¡que interpretación hicieron Virginia Zeani y Placido Domingo!! Por los años y son años, creo que el rol del caballero <Des Grieux> que interpreta Placido Domingo, no ha habido ningún tenor que alcance la cota tan alta de este personaje pucciniano. Hay grabaciones en vivo  de Placido, todas ellas muy buenas, tengo metidas en mis retina la actuación del Liceo de Barcelona y la única que se aproxima, es la grabación en vivo, realizada en el  Covent Garden de Londres, con Kiri Te Kanagua. La soprano Virginia Zeani hizo una interpretación francamente estelar, teniendo una armonía con Placido que les salió redondo esa noche. Puccini es mucho Puccini, su música posee una  gran armonía, con una orquestación, un lirismo y dramatismo que el espectador queda imbuido en todas sus notas, es una gozada de ópera, y cuanto más la veo más me gusta y encima cantado por estas grandiosas voces, se queda uno anonadado, y claro cuando ves alguna representación que no canta Placido Domingo, da la sensación que falta algo y ese algo es la personalidad que Placido le da al personaje del caballero “Des Grieux”
Otra noche antológica, recuerdo que los aficionados del Liceo quedaron asombrados de la voz que tenia Placido Domingo, pensad que en aquel año tenía solamente 28 años. Amigos  para saber cómo es la voz de un cantante, hay que verlo en un teatro, Placido  Domingo, posee una voz esplendorosa, llena el teatro y su timbre algo abaritonado retumba en las paredes de la sala, y encima tiene una presencia escénica espectacular. Recuerdo los comentarios del aficionado que nunca habían oído una voz tan grandiosa. En fin, no nos equivocamos, a lo largo de los años nos ha demostrado que ha sido una de las voces más grande de la historia de la ópera, y bajo mi criterio personal doy fe de ello. Cuidado, su voz estuvo muy bien protegida por su inteligencia, de abordar los roles  adecuados y es por, su técnica de impostación y su sapiencia,  ha tenido una carrera muy longeva. Entiendo que su carrera de tenor, tenor, ha sido hasta los años 2000, a partir de ahí ha ido evolucionando su voz y cambiando de roles, con una gran inteligencia y todo ello es porque ha sabido conocer a fondo su voz. Ultima mente está cambiando de tesitura y personalmente en su voz de barítono yo lo encuentro algo desfasado, quizás sea por la costumbre que tengo de oír los roles verdaderos de barítono, y es por ello que no me amoldo a su voz.
Hoy en esta ópera de Puccini, la Manon Lescaut, voy a hacer una excepción. Primeramente os voy a poner de la misma interpretación que vi el 18 de diciembre de 1971,  unos fragmentos que he podido localizar en YouTube, es una grabación pirata y por lo tanto el sonido no es el que desearíamos pero de todas formas podréis saborear lo mismo que yo sentí en esa sensacional noche.








Virginia Zeani                                           Placido Domingo



                              
                     AUDIO -Manon Lescaut Virginia Zeani- “In quelle trine morbide”



                             
                    AUDIO - Manon Lescaut V. Zeani – P. Domingo – “Sola perduta”

Seguidamente os voy a poner el dúo " Tu, tu, amore tu" , primeramente de una actuación en directo desde el Metropolitan de New York 1980 con dirección de James Levine y de Renata Scotto con Placido Domingo


VIDEEO- Manon Lescaut- Met- 1980- Levine- R,Scotto- P. Domingo "Tu, tu amore"


Y seguidamente de un concierto con la orquesta Sinfónica de Boston dirigida por Andris Nelson (marido de Ktistina Opolais) con el mismo dúo "Tu, tu amore"

                  VIDEO -Manon Lescaut- J.Kauman- C. Opalais "Tu, tu amore tu"


Y ahora gracias a YouTube os voy a pone la grabación en audio,completa de Manon Lescaut celebrada en diciembre de 1971 con la Orquesta y Coro del Gran Teatro del Liceo estando dirigida por Anton Guadagno y con los interpretes y personajes siguientes: Virginia Zeani (Manon Lescaut), Plácido Domingo (Des Grieux), Attilio D´Orazi (Lescaut), Diego Monjó (Geronte), José Manzaneda (Edmondo),Jose Ruiz (Maesstro de baile), Rafael Campó (Comandante de Marina).


            
                                                GRAN TEATRO DEL LICEO

          AUDIO MANON LESCAUT- Liceo 1971-Guadagno- Zeani- Domingo



                        CRÓNICA DE LA VANGUARDIA


Plácido Domingo, sensacional «Des Grieux» en la «Manon Lescaut», de Puccini, que tuvo a Virginia Zeani por brillante protagonista femenina.
Después del inaugural «Rigoletto» de Mac NeiI-Bergorzi, hace cinco semanas, en el Liceo no se había vuelto a producir la atmósfera de expectación que flotaba ayer en la sala a propósito de la «Manon Lescaut» con dos protagonistas de bandera; el tenor Plácido Domingo y la soprano Vrginia Zeani. La Zeani no había cantado aquí desde hacía cuatro temporadas pero nadie la había olvidado. Todos nos acordábamos de su última Bohéme con Aragall, de la intensa carga emotiva que la artista pone en la interpretación do la melodía pucciniana y de sus relevantes facultades físicas que anoche volvieron a brillar en el escenario encarnando a la heroína imaginada por el abate Prevost, más o menos simplificada y sometida a las exigencias escénicas por el libretista, en realidad, el propio Puccini.
Plácido Domingo, madrileño de nacimiento, residente en Méjico donde comenzó  su carrera a la sombra do sus padres, distinguidos artistas de zarzuela, había cantado ya en el Liceo. Nada menos que en tres óperas en un acto, las que fueron estrenadas en 1961 como muestra el nuevo arte operístico mejicano; «La mulata de Córdoba» de José Moncayo, «Carlota» de Luis Sandi y «Severino» de Salvador Moreno. ¿Quién se acordaba de aquel pro-debut en el que el tenor —que contaba entonces 25 años— pasó totalmente desapercibido?
Pero estamos hablando de la prehistoria del artista. De la realidad actual ya teníamos noticias. Aparte de saber que Plácido Domingo es, desde hace cinco años cabeza de cartel en los primeros teatros de América y Europa (desde que fue escogido para inaugurar como protagonista do «Don Rodrigo» de Ginastera el Teatro del Estado de Nueva York en el Lincoln Center) nos habló de él en forma inequívoca Montserrat Caballé precisamente en su camerino del aludido teatro new-yorquino continuador del viejo Metropolitan; «Placido Domingo; . . .éste sí que está en la auténtica cumbre, que es ahora grande entre los grandes...!»
Y es verdad, como pudimos comprobarlo ayer. Plácido Domingo además de un tenor lírico lleno de vigor, con una voz sensacional en cuanto a volumen, extensión y sobre todo calidad expresiva —dúctil, rica en matices, máximamente emotiva en el timbre— es un artista de un profesionalismo que rarísimamente encontramos entre los cantantes, de los tenores concretamente. Lo opuesto a la imagen estereotipada del cantante «en bruto», instintivo, genial  a veces, pero primario y con una formación artística elemental, o inexistente. Es cierto que ya ha pasado la época de estos característicos «especímenes», pero aún existen. Plácido Domingo es todo lo contrario; cantante de formación rigurosa, con una cultura musical amplia y completa, es un pianista experto y domina la dirección de orquesta. Se dice que en su próxima venida a Barcelona lo podría hacer en su doble
condición de cantante en una ópera y director de orquesta en otra.
De todas maneras el artista no por abarcar mucho poco aprieta, porque lo que domina en él fundamentalmente es la dedicación a cantante de ópera. Lo mejor de Verdi y Puccini, así como las óperas más conocidas de otros autores italianos están en su repertorio, el que ha incorporado últimamente el papel de
Des Grieux de «Manon» con el que hizo su debut este mismo año en el teatro San Carlo de Nápoles.
Pero si nos referimos a la versión de ayer, justo es que hagamos mención antes de la actuación de Virginia Zeani. La admirada soprano Italiana nos ha vuelto a ganar, sobre todo por la elocuencia de su temperamento, naturalmente expresado con un gran despliegue vocal, pero también con una manifestación de auténtica actriz que penetra en la psicología del personaje, la versátil Manon. Su gran aria <In quelle trine mórbide>, fue tal vez el momento mejor de su actuación y el más celebrado con las ovaciones del público.
Plácido Domingo ha producido la máxima sensación que puede originar un cantante en la particela de <Des Grieux>. En toda la obra las posibilidades de su voz noble, robusta, lírica y vehemente como acaso no posee actualmente ningún otro tenor en el mundo, se han impuesto. El artista se ha ayudado además con esta sensación de entrega, de vivir su papel que produce.
Plácido Domingo es un estupendo actor, sin que en ningún momento melodramático su dicción, que resulta de primerísima calidad absoluta. Toda la larga escena final del segundo acto
(donde también la Zeani estuvo magnífica) la recordaremos como una obra maestra de interpretación, de vitalidad expresiva y de arrebato lírico.
Hemos visto, pues, la «Manon Lescaut» con una pareja protagonista fuera de serie, merecedora de las grandes ovaciones conque ha sido celebrada su actuación.
Por lo demás, «Manon Lescaut» ha obtenido una puesta en escena adecuada al relieve extraordinario de las primeras figuras. El barítono Atilio D’Orazi es muy buen cantante y dio efectiva preponderancia al rol de Lescaut. Hay que señalar la propiedad escénica con que Diego Monjo presentó el personaje de Geronte de Ravoir que destaca en el segundo acto. La mezzo americana Mildred Tyree, que hacía su debut representando a «un músico», merece citarse también por la justeza y lo  adecuado de su intervención en el madrigal del segundo acto,  secundada por un buen concertante femenino. Completaron bien el reparto los demás artistas de la casa. Bien resuelta y controlada la participación del coro gracias a la preparación musical del maestro Bottino, ayudada por la regiduría escénica
de  lrwing Guttmann, resaltada plásticamente con los nuevos decorados que se estrenaban y que han sido realizados bajo bocetos de Miomir Denic, merced al patrocinio de los señores Ralph Corbett, de Cincinnati. La acción en general fue también llevada con notable acierto por el citado regista,  complemen tándose con la dirección musical desde la orquesta, a cargo del maestro Antón Guadagno.

No hemos hablado hoy de la obra, pero, ¿qué falta hace? Manon Lescaut es conocida y nadie ignora que puso los primeros cimientos al edificio lírico de Puccini y no queda muy por debajo de su famosísima tetralogía Bohéme, Butterfiy, Tosca. En la partitura se otorga a la orquesta un papel esencial (en relación con lo que sucede en las demás óperas Italianas de la misma época), por lo que el maestro Guadagno tuvo materia para demostrar un positivo temple de concertador que ayudó a redondear la interpretación. Las cosas fueron por tanto por el buen camino en todos los aspectos y esto se tradujo en aplausos y ovaciones que fueron clamorosas después de algunos episodios y sobre todo al final de los actos, primordialmente dedicadas a, las grandes figuras de la noche: Virginia Zeani y Plácido Domingo. XAVIER MONTSALVATGE


                           
                                           Giuseppe Verdi


DON CARLO (Verdi) 23 diciembre 1971, director Anton Guadagno, con Montserrat Caballe, Bruno Prevedi, Vicente Sardinero, Schirley Verret, Bonaldo Giaotti, Juan Pons, Giovanni Gusmeroli
¡¡Vaya noche!! Y van… Otra velada operística de la que son imborrables. Estuve a punto de no ir, pues en esas fechas ya debería estar en Alicante para pasar las Navidades, pero mi amigo Jordi me hizo una llamada telefónica, comunicándome que la soprano Katia Ricciarelli, había cancelado su  función debido a una indisposición, y la sustituta  era Montserrat Caballe, mi familia ya estaban en Alicante hace  unos días y tuve que retrasar mi viaje durante unas horas para presenciar in situ esta ópera de Don Carlo. Gran actuación de todos los cantantes,  Montserrat Caballe hizo gala de su voz y el público liceísta quedó prendado de su voz. La realidad es que todos rayaron a una gran altura. Os diré que he podido encontrar la grabación de esa misma noche y podréis comprobar lo que yo os cuento es verídico.   
Esta ópera de Verdi tiene una trama romántica no muy creíble, Verdi no había creado tantos personajes principales que tuviesen un perfil psicológico tan definido. Elisabetta, Don Carlo, La Princesa de Eboli, Don Rodrigo, Felipe II y el Gran Inquisidor, son personajes en los que  muestran, el poder, los celos, el amor, la libertad etc. Así  todo, el maestro Verdi crea una obra inspiradísima que a lo largo de los años sigue en cartelera de todos los grandes teatros de la lírica.

Os voy a poner unos fragmentos de los principales cantantes que actuaron esa noche en el Liceo y seguidamente os voy a poner la grabación completa, en audio, de la representación del 23 de Diciembre de 1971.



                              

                               
                  AUDIO -Don Carlo – Bruno Prevedi – “Io  l´ho perduta” Liceo 1971


                              

                               
                          AUDIO - Don Carlo – M. Caballe – “No piangere mia compagna"

                               

                                      
                                                           AUDIO - Don Carlo – Shirley Verret – “O don fatale”





A continuación, os voy a poner la grabación completa en audio, de la función de aquella noche mágica, que se cantó en el Gran Teatro del Liceo  diciembre de 1971. La dirección es del maestro Anton Guadagno con los interpretes y personajes: con Montserrat Caballe (Elisabetta), Bruno Prevedi (Don Carlo), Bonaldo Giaiotti (Felipe II), Shirley Verret (Princesa de Eboli), Vicente Sardinero (Rodrigo), Giovani Gusmeroli (El Gran Inquisidor), Juan Pons (Un fraile). Orquesta y coro del Gran Teatro del Liceo.



           
                          FACHADA DEL GRAN TEATRO DEL LICEO


AUDIO DON CARLO-Liceo 1971-Guadagno- Caballe- Prevedi-Verret



A continuación, os voy a poner la grabación completa en vídeo de la representación que se efectúo de Don Carlo en el teatro Scala de Milan en junio de 1978 , con la Orquesta y Coro con la dirección de Claudio Abbado con los interpretes y personajes siguientes: Placido Domingo (Don Carlo), Margaret Price(Elisabetta di Valois), Evgeny Nesterenki (Felipe ll), Renato Bruson (Don Rodrigo), Elena Obraztsova (Pa princesa de Eboli) Luigi Roni (El Gran Inquisidor), Giovanni Foiani(Un fraile).


        
                                     TEATRO SCALA DE MLAN



VIDEO  DON CARLO-1978 Scala- Abaddo- Domingo- Price- Obraztsova.



                             CRÓNICA DE LA VANGUARDIA




Acontecimiento imprevisto: La reaparición de
Móntserrat Caballé en «Don Carlo» de Verdi presentado con
unos protagonistas de, excepción.
No esperábamos la vuelta de Montserrat Caballé hasta la <Luisa Miller> verdiana prevista para la segunda quincena de enero, pero he aquí que anoche, la gran soprano barcelonesa vino a substituir a Katia Ricciarelli, primeramente anunciada como protagonista femenina en <Don Carlo>. El acontecimiento como es lógico proporcionó especial fulgor a la representación de ayer y las ovaciones premiaron no sólo el arte de la CabalIé, su magnífico despliegue vocal y el acento más mórbido que nunca de su dicción, sino también la prueba de profesionalismo y de estimación por el Liceo que ha demostrado ofreciéndose a cantar recién recuperada de su última y feliz maternidad.
<Don Carlo> que es una pieza donde gravita buena parte del
espíritu renovador de Verdi y mucho de su extraordinaria imaginación creadora y conocimiento de la necesidades de la escena lírica, no goza de la popularidad que alcanzaron las dos óperas anteriores del compositor “(Un ballo in maschera y La forza del destino)” y que obtendrían definitivamente las tres siguientes; <Aida>, <Otello> y <Falstaff>.  Lo dicho es debido tal vez a que se trata d una partitura de transición que no podía a contentar a los inmovilistas y tampoco posee la fuerza dramática y la originalidad capaz de admitir comparación con las tres obras citadas antes, las últimas del repertorio verdiano.
Sea como fuere y prescindiendo de que teatralmente Don CarIo no tiene ninguna verosimilitud histórica y que probablemente tampoco se ajuste al drama de Schiller que la inspiró, hay en la partitura bellezas y efectos que pueden compararse con el contenido de las mejores páginas de Verdi, aunque se interfieran episodios menos afortunados y de un carácter más estereotipado Las principales arias de los protagonistas son a menudo justamente citadas como modélicas. En ellas y en varios dúos destacó la valía de los cantantes  que actuaron en la representación de noche, porque Don Carlo no es una ópera para un gran papel sino un seguido de oportunidades y de dificultades ofrecidas al cuadro de primeros actores que  comprende los personajes que deben intervenir para justificar la ilación del supuesto drama de la dinastía real española; Felipe II, Don Carlos, Isabel de Valois, la Princesa de Eboli o Don Rodrigo.
Por principio. Como hemos dicho, ayer el triunfo fue para Montserrat Caballé, pero en honor a la verdad debemos constatar que el reparto de la obra resultó absolutamente fuera de serie hasta poder decir que a cualquier teatro actualmente no le serian posible superarlo.
La Caballé da al papel de Isabel de Valois un realce definitivo. Ayer, al principio la cantante pareció reservarse un poco pero pronto se vio que sigue con un dominio fantástico de la dosificación vocal, de los filados y de un <fiato> prodigioso con el que puede modular cualquier arabesco melódico con indecible elegancia lírica.
La sensación de la noche también fue la mezzo norteamericana do color Shirley Verret que se presentaba en nuestro escenario. No eran exagerados los panegíricos que habíamos leído de la artista. Su temperamento fogoso unido a las posibilidades de una voz de timbre contundente y dramático la convierte en una de las mayores intérpretes en su registro.
En el papel de princesa de Eboli estuvo sensacional por su controlada vehemencia, por su afinación siempre impecable y por unas dotes de actriz incomparable.
Los demás artistas por conocidos no dejaron de llamar la atención. El tenor Bruno Prevedi (Don Carlo), ha vuelto a prodigar sus agudos pletóricos y brillantes que le recordábamos cuando cantó la Norma al lado de la Caballé y la Cossoto, creó hace dos años. Bonaldo Giaiotti es un bajo cantante idóneo para papeles como el del rey Felipe II que interpretó con acentos emotivos y de adecuada tensión. El barítono Vicente Sardinero de nuevo ha dado la medida de lo buen artista que es, en el papel de Don Rodrigo.
Debemos mencionar también las intervenciones de iluminado Muñoz (Conde de Lerma). Giovanni Gusmeroli (Inquisidor),
Lolita Torrentó (un paje), Juan Pons (un fraile), cumpliendo los demás sus respectivos cometidos
El coro superó con buena disposición las dificultades que comporta el acto de la plaza de Madrid, presentado sin soslayar la escenografía tradicional a la que se adaptan los decorados y el vestuario de Sigfredo Burmann que se presentaban como estreno absoluto y han sido realizados merced al patrocinio de la Comiseria General de la Música de la Dirección General de Bellas Artes.

Otra vez la representación se benefició de la batuta autorizada del maestro Anton Guadagno a quien, en el último intermedio de la representación le fue entregada por el empresario señor Pamias la Medalla de Oro del Liceo, distinción de la que el maestro italiano se ha hecho acreedor por sus repetidas actuaciones al frente de la orquesta y de los espectáculos operísticos dados en nuestro Gran Teatro desde la temporada de 1968 en que actuó por primera vez. — X. MONTSALVATGE



                                                   
                                                              JULES MASSENET




Werter (Jules Massenet)  Miercoles 29 de diciembre 1971 –Director: Paul Ethuin, con Jaime Aragall, Vicente Sardinero, BiserkaCvejic – Amelia Ruival, Giovanni Gusmeroli
Un espléndido Werther fue el que se cantó aquella noche  en el Liceo. Mis recuerdos afloran rápidamente cuando en la temporada 1962- 63, la vi por primera vez en este teatro de Barcelona. Me produjo un gran impacto cuando la vi por primera vez, lo poco que sabía de ella era por el fragmento tan conocido de “la carta”, y siempre la había oído a tenores muy líricos. En esta ocasión, la versión que nos dio el tenor canadiense André Turp, a mí y a muchos aficionados que le vimos aquella noche fue inenarrable. Os explico: La voz de André Turp es de un tenor lirico, rozando el espinto, y nos causo un gran impacto su voz, todos creíamos que este rol era para un tenor lirico tirando a ligero, y por ello que cuando oímos a este tenor quedamos perplejos y nos dimos cuenta que encajaba muy bien en el rol de Werther. Por ello he tenido muchas discusiones de que este rol lo pueden cantar también y con gran éxito los tenores liricos e incluso spinto. Estos conocimientos yo  ya los tenía en aquellos años. Verdad es que el tenor español Alfredo Kraus, hace de Werther una creación inigualable. Hoy en la actualidad (2017) al no tener a nuestro Alfredo Kraus, este rol se ha quedado “viudo” y tenores líricos con la pureza de Kraus ya no los hay. Hay tenores liricos espinto como el caso de Jonas Kaufmann,  que lo ha intentado y la realidad es que ha  hecho un buen trabajo.

Primeramente os voy a poner unos fragmentos cantados por Jaime Aragall, y seguidamente la ópera de Werther en video.

                                 
                                                    JAIME AARAGALL

                                  
                                                           AUDIO- Werther- Jaime Aragall – “O nature”

                                  
                                  AUDIO - Wrther – Jaime Aragall – “Pourquoi me reveiller”

Seguidamente os voy a poner una grabación que se efectuó en el Teatro de la Zarzuela Mayo 1977 con dirección del maestro Garcia Asensio y con los cantantes, Alfredo Kraus (Werther), Dolores Cava (Sofia), Lorenzo Sarcomani (Alberto), Franco Boscolo (Johann), Julio Catania(Maestre) Es imprescindible tener esta grabación en vuestra discoteca, pues es una actuación sensacional de Alfredo Kraus,  ¡¡magnifica!!







Ahora quiero que veáis una grabación en vídeo de una Werther cantando el rol de Carlota nuestra inigualable Teresa Berganza cuando tenia 44 años.Esta ópea se canto en el Festival d´Arte Lylrique et de Musique d´Aix en Provence el año 1979. La dirección corre a cargo de Jean-Claude Casdesus con los siguientes interpretes y personajes : Neil Schicoff (Werther), Teresa Berganza(Charlotte), Christine Barbaux (Sophie), Jules Bastin (Le bailli), Jean-Marie Frémeau (Albert).

VIDEO   WERTHER-Provence-1979-Casadesus- Schicoff-Berganza-




                                 CRÓNICA DE LA VANGUARDIA


«Werther», de Massnet, en la voz de Jaime Aragall
El delicado Werther de Massenet (que se aparta considerablemente del dramático Werther de Goethe que lo inspiró) ha vuelto a nuestro escenario donde se escenificó por última  vez hace cuatro años. Su retorno ha sido bien recibido porque ayer se representó con dignidad, con un protagonista tan estimado como el tenor Jaime Aragall, y también a causa del atractivo que ejerció aún la obra en sí misma.
El teatro musical francés a partir del romanticismo, es siempre frágil y a menudo excesivamente literario o soso. Su falta de consistencia queda por la habilidad o el buen gusto del compositor que sabe dar a la realización operística un carácter poemático que es la base de su valor. Esto sucede en el Werther de Massenet, compositor al que,  como muchos otros dedicados el teatro se le puede citar por tres de sus obras, en este caso Manon, Werther y Thais. Muchos opinan que Manon es la mejor. Tal vez sea cierto que Werther no tiene la unidad de la partitura antes citada y que en la evocación poético musical de los imposibles amores haya bastantes zonas en las que el relato deviene insustancial y gris. Sin embargo, las compensaciones a estos episodios que podríamos llamar de trámite abundan lo suficiente para vertebrar la obra de manera que se mantenga el interés  del espectador,  o mejor dicho  que aumente, ya que al discurrir de la acción, la calidad lirica del recelo parece afinarse y tomar una temperatura más efusiva y seductora.
Es verdad que ya en el primer acto destaca la invocación del propio Werther—en la versión original, «O nature pleine de grace»— y que en el segundo sobresale por su vibración emotiva el soliloquio «Un nutre est son époux», pero es realmente en los dos cuadros del tercer acto donde se suceden los momento, más felices de la música, con su mejor vuelo melódico y su más hábil y elegante ambientación sinfónica, episodios que culminen con la famosa aria de la carta, o el «Pourquoi me reveiller» cuando Werther lee a Carlota los versos de Oesian. El cuadro final con el contraste agridulce de la despedida de Werther y los cantos navideños que se escuchan en la calle, es una estampa verdaderamente poética y conmovedora que define el carácter general de la obra: una sutil, amable y refinada traducción musical de una situación novelística aprovechada con tacto, mesura y conocimiento de las posibilidades de la escena lirica según el gusto francés de fin de siglo.
Anoche aplaudimos un Werther escenificado con mucha dignidad aunque debamos hacer la reserva de que se hubiese adoptado la versión italiana, sin duda por imperativo de las circunstancias: En el reparto no había otro artista francés que el director de orquesta Paul Ethuin, de la Opera Cómica de Paris. Ya es algo porque el maestro imprimió el debido matiz al discurso orquestal y perfiló con refinamiento el carácter de algunas páginas sobresalientes como el leve interludio del primer acto y el intermedio que separa los dos  cuadros del último acto. Pero Werther, pese al tema, es un reflejo tan directo de la espiritualidad francesa postromántica que suena a traducción cuando los personajes dialogan en italiano. Digamos pero que, puestos a que la obra no podía contar con un reparto de cantantes franceses, mejor ha sido renunciar a la versión original. Y así hemos podido tener en el papel protagonista al tenor Jaime Aragall que ha estado admirable mejor que nunca por nuestro gusto. El estilo de Aragall ha adquirido una madurez muy beneficiosa para él. Con una voz más densa y consistente no ha perdido nada de su flexibilidad en la entonación y segura brillantez en los agudos.
Ayer hizo realmente una creación del papel, con sensibilidad y un irreprochable sentido musical que lo apreciamos en el transcurso de toda la representación pues como es sabido, el personaje de <Werther> no deja apenas ni un momento de centrar la acción escénica. Fue calurosamente aplaudido al final de sus dos principales intervenciones y al término de los actos. Fueron ovaciones cálidas, sinceras, y con muy buen gusto se prescindió de aquellos montajes artificiosos de gritos y bullicio; disciplinadamente orquestadas por la claque, salvo después del llamado «Lied de Ossian» que, como si se disparara un resorte,  hubo una explosión de entusiasmo que tardó mucho rato en calmarse.
La figura de Carlota tuvo en la mezzo Biselka Cvejic una intérprete emotiva y de ímpetu vocal, además de una buena actriz dramática. Vicente Sardinero dio una nueva prueba de su capacidad de adaptación cantando con perfecta propiedad el rol de Alberto.
Fue una buena sorpresa el debut del bajo Giovanni Gusmeroil (el alcalde), bien de voz y sobre todo, magnifico como actor. Amelia Ruival encarnó con acierto la figura de Sofia y en los papeles complementarios no desentonaron José Ruiz y Rafael Campos.
El coro contribuyó a crear el clima poético del último acto y los niños del Colegio Balmes ambientaron muy bien algunas escenas, notándose en conjunto la buena dirección de los actores llevada por Gabriel Couret y como hemos dicho antes, la de la parte musical confiada al maestro Paul Ethuin.
Ha sido, pues, un <Werther> en el que ha destacado principalmente Jaime Aragall, pero que no ha acusado ningún fallo de conjunto. X.MONTSALVATGE


                                Giuseppe Verdi


LUISA MILLER (Verdi) 24 Enero 1972 director Adolfo Camozzo, con Montserrat Caballe, José Carrras, Peter Glosop, Eftimios Micalopoulus, Loice Blackha.
Impresionante actuación de <Luisa Miller>, era mi estreno en esta ópera y os puedo decir que en esta ópera nos encontramos al autentico Verdi, no comprendo cómo no se representa más veces. Mi suerte es que he tenido la suerte de ver a Montserrat Caballe, en todo su esplendor de su carrera, es por ello que todas sus actuaciones que le he visto en este Liceo de Barcelona puedo decir que todo lo que ha cantado han sido versiones de una gran altura y todas sus actuaciones han sido modélicas. Montserrat, tiene un tipo de voz que su sonido se adapta a los Donizetti, Bellini, Puccini, Verdi, haciendo versiones,  de todos  estos maestros, inigualables.
La versión que vi esa noche, en conjunto estuvieron muy bien acoplados y con un José Carreras en su principio de su carrera muy bien arropado por Montserrat Caballe, este tenor catalán ya empezaba a demostrarnos que su voz llegaría muy lejos como más tarde hemos podido comprobar.
El barítono Peter Glosop, es una voz de grandes dimensiones, con un gran  colorido y muy buena presencia escénica, a mi me impactó pues es de esas voces que al momento de escucharlo te dan una sensación de seguridad.
Esta vez no os puedo poner la versión que se canto en el Liceo la noche del 24 de enero de 1972 y por lo tantos os voy a poner unos fragmentos cantados fragmentos  cantados por Monserrat Caballe ,Jose Carreras y Peter Glosopp.





         


Montserat Caballe                           José Carreras


                                      
                          AUDIO - Luisa Miller – M. Caballe – “Lo vidi e´l primo palpito”


                             
AUDIO - Luisa Miller Montserrat Caballé "Tu puniscimi"


                                 



                                                            
                        AUDIO -Luisa Miller- Montserrat Caballé "Un brammi, un brami o perfido"


                                                        
              AUDIO - Luisa Miller-M. Caballé- P-Glosopp-"La tomba e un letto"



Ahora os voy a poner de la misma  ópera pero en VIDEO,   una producción de la Royal ÓPera House Coven Garden cantada el año 1979 con la dirección del eminente director Lorin Maazel y con un elenco espectacular, es una actuación para enmarcar pues nos encontramos a  un Verdi con su concertantes, dúos arias y coro y a unos cantantes en plena ebullición como podréis comprobar, aquí nos encontramos a nuestro Placido Domingo dominando su voz y con  una gran interpretación. Los interpretes y personajes de esta estelar actuación son : Renato Bruson (Miller), Katia Ricciarelli (Luisa), Placido Domingo (Miller), Gwinne Howell (El conde Walter), Anna Vickens (Laura), Elizabeth Cornell (Federica O´Sailvin).


VIDEO Luisa Miller- 1979- London-Maazel-Riciarelli-Bruso- Domingo




                                      CRÓNICA DE LA VANGURADIA



EL VERDI IGNORADO DE «LUISA MILLER»
Y LA VOZ DE MONTSERRAT CABALLÉ
Es curioso el caso de la opera <Luisa Miller>, cronológicamente, casi inmediata a la explosión de la popularidad de Verdi con «Rigoletto» y «Traviata», y en cambio escasamente representada, al menos fuera de Italia. Para los actuales liceístas ha sido una primera audición, ya que hace más de un siglo (desde 1865) que no había aparecido en nuestro escenario, donde de todas maneras solo se representó 19 veces, lo que equivale a pasar inadvertida, teniendo en cuenta las costumbres de la época.
«Luisa Miller» no marcó huella tal vez porque su melodrama tismo es más literario que musical. No faltan en el argumento de Salvatore Cammarano,  lances de capa y espada y situaciones de supuesta tensión, aquellas que Verdi trató siempre con maestría. Y sin embargo, la partitura, aunque tenga siempre la impronta del estilo propio del compositor, no presenta el asunto con tintas sobrecargadas, significándose por otros perfiles, ya sea por la fluidez de la línea melódica, por el inteligente uso de los recursos de la orquesta o por el sentido de la proporción y equilibrio que no queda nunca descompensado en la obra. Verdi —lo repetimos por centésima vez— fue un gran conocedor del teatro y lo dominó —magistralmente al final de su producción— incluso cuando, como en la obra que acabamos de ver, no se preocupaba demasiado por renovar las fórmulas de las que el público de la época parecía no querer prescindir: preponderancia de uno o dos protagonistas manifestada a base del proceso recitado-aria o dúo, concertante en un momento dado, ambientación retórica a cargo del coro y espectacularidad visual del tema centrado en un nudo dramático. «Luisa Miller» no escapa a ninguno de estos tópicos, lo que no tiene nada que ver con que a través de su partitura y realidad escénica podamos admirar y aplaudir a los intérpretes, y sobre todo a los protagonistas.
De lo que se trataba pues ayer era dé escuchar en primer lugar a Montserrat Caballé que permanece en el cénit de sus facultades y de su popularidad. Desde la temporada 1961-62, cada invierno hemos tenido a Montserrat Caballé entre nosotros, en el escenario, y algunos años, cómo en 1969, en cuatro óperas diferentes. ¿De qué otra manera se puede dar cuenta de la estima que los liceístas sienten por ella (y recíprocamente la que ella demuestra por el Liceo) que citando la realidad de una tan larga permanencia en nuestro escenario?
Ayer la artista triunfó igual que siempre, y con los recursos tan suyos; la pureza de la voz, los filados inverosímiles, la vehemencia expresiva y el dominio total de las tablas. Se le dedicaron aplausos y bravos después de sus mejores intervenciones, ya en el primer acto y con especial entusiasmo en el primer cuadro del segundo acto.
El reparto dio lugar también a otras ovaciones. Señalamos las que obtuvo, muy merecidas el barítono Peter Glossop en el papel de Miller. Glossop —igual que en «Ernani»— se impone como un cantante de extraordinaria clase, por nuestro gusto, como de los mejores barítonos que actualmente  pueden escucharse; espléndido vocalmente, musical, de vibrante expresión dramática.
Hay que citar también con particular elogio al tenor José M. Carreras, que cada vez nos sorprende con nuevos avances en la depuración de su arte. En cuanto a alcance, claridad, vehemencia y volumen de voz, puede rivalizar con los mejores. Su afinación está un poco por debajo, a veces, de las cualidades anteriormente enumeradas, pero esta reserva puede hacerse porque, repetimos, en otros aspectos es un tenor que es lícito calificar de excepcional y que, sin duda, no tardará en redondear el dominio de sus facultades para escalar definitivamente un primer puesto en la escala de valoraciones.
El bajo Eftimios Michalopoulus efectuó su presentación en el papel de Wutm, afirmándose como muy buen intérprete, algo exagerado en la gesticulación pero buen cantante. La mezzo Loice Blackha, que habíamos aplaudido ya esta temporada en «Rigoletto» y «La forza del destino», renovó en esta ocasión su éxito en el papel de Federica. Como lo renovó igualmente el bajo
Maurizio Mazzieri (Conde Walter) que se había presentado en «Anna Bolena» a principio de temporada como un artista de calidad que ahora ha reafirmado plenamente.
En el papel de Laura actuó Judith Dorion y en el de un campesino Iluminado Muñoz. Las intervenciones del coro fueron en general acertadas y en la dirección musical el maestro Adolfo Camozzo logró ajustar debidamente la orquesta y la marcha general del espectáculo dirigido escénicamente por Giuseppe Giuliano y beneficiado por unos decorados de primera calidad, dentro el estilo tradicional, de Nicola Benois. (Alguien que

en la primera representación de «El ocaso de los dioses» desde el cuarto o quinto piso gritó «¡Queremos decorados...!» expresando un lógico deseo de parte de los espectadores, quedaría satisfecho si ayer vio «Luisa Miller», con decoraciones ajustadas al viejo estilo realista, pero de auténtico buen gusto y maestría escenográfica. XAVIER MONTSALVATGE


                
                  HOMENAJE A JUAN ANTONIO PAMIAS

El miércoles en el Liceo se celebró, una gran gala lírica en homenaje al empresario que desde hace 25 años rige la actividad artística de nuestro gran y único teatro de la ópera. De este verdadero desfile de estrellas del canto se reunión en torno a la persona del señor Pamias en una cordial manifestación de homenaje, ya informamos cumplidamente desde este periódico, pero, concretamente esta Página de la Música que intenta hacer llegar al lector el pulso musical de la semana, dejaría de cumplir con su objetivo si ni diera constancia del aludido homenaje para adherirnos al mismo señalando la justicia de su motivación. Don Juan Antonio Pamias hace cinco lustros que está al timón de la nave liceista  y nadie podrá imaginar los temporales que en este puesto ha debido capear a fuerza de voluntad, energía, tesón, habilidad y conocimiento de lo que es un mando de este calibre. Sin querer ofender a nadie y salvando todas las excepciones, hay que reconocer que una de las cosas más difíciles, complicadas y sorprendentes que pueden hacerse en el teatro, es tratar y negociar con los cantantes de ópera. Esta lid exige una logística que el señor Pamias ha sabido realizar con indeclinable habilidad, aplicándola igualmente a otras contiendas y problemas no menos espinosos esgrimiendo su enorme capacidad organizadora, su decisión y su capacidad —derivada de su condición de—Ilustré abogado— de defender una causa que considera justa y a la que se siente totalmente vinculado.
Pero todos estos factores contarían relativamente si no existiera una circunstancia especial: Juan Antonio Pamias es, sin duda alguna, el liceísta número uno, y si alguien más puede aparecer alegando que, como él, ha asistido a todas las funciones celebradas en veinticinco temporadas (salvo por impedimentos de fuerza mayor) seguramente no  estará en condiciones de afirmar que lo ha hecho con tanta ilusión, o con tanta inquietud y desgaste de nervios como el señor Pamias ha debido consumir, sabiendo que sobre sus espaldas gravitaban múltiples y graves responsabilidades; la de mantener abierto y prestigioso el único teatro de ópera de España contando con siempre insuficientes ayudas; la de dar satisfacción a un público heterogéneo como ningún otro que abarca desde el simplemente aficionado a la fiesta social que considera las funciones liceísticas como una rutinaria diversión, hasta el de los más acérrimos y exigentes aficionados que desde los pisos altos del teatro no perdonan el mínimo fallo artístico.
Don Juan Antonio Pamias ha salvado estos peligros con la que creo es la mejor y más imbatible de sus armas: la ilusión. La posibilidad de ajustar las exigencias artísticas que condicionan su cargo, con el gusto diversificado de los que acuden a la ópera y sobre todo con su infinita ilusión de hombre de teatro, ha sido lo que le ha hecho llegar a estos veinticinco años de gestión con el ánimo más voluntarioso que nunca y con un redoblado entusiasmo y los mejores deseos para el porvenir del gran teatro.
El lector sabe bien que nuestras habituales críticas referentes a cada una de las funciones de la temporada no se distinguen precisamente por habernos callado en ellas algún defecto que hemos encontrado en los diferentes espectáculos presentados. El Liceo, la marcha del Liceo, tiene, qué duda cabe, puntos débiles y aspectos frustrados que hemos querido señalar, honestamente empeñados en aproximarnos a la mayor veracidad informativa posible. Esta orientación y un mínimo sentido de la ecuanimidad y de la realidad, nos ha obligado también a decir más de una vez lo que queremos repetir ahora: que parece imposible que el Liceo se mantenga en plena actividad como teatro privado y teniendo en cuenta las complicaciones y sacrificios que eso supone.
A menudo nos llegan a las manos los programas generales de grandes teatros de ópera como los de La Scala, el Metropolitano, la Opera de París o el Converrt Garden londinense. Y siempre nos sorprende, nos agrada y hasta nos enorgullece encontrar en la lista de sus cantantes tantos artistas que nos son familiares por haberlos escuchado o tener la seguridad de escucharlos en el
Liceo. Incluso las temporadas en general de dichos teatros y el nuestro, en cierta medida pueden compararse, si tenemos en cuenta que se trata de salas de espectáculos fabulosamente subvencionadas y de unas posibilidades de todo tipo en las que nuestro Liceo no puede soñar. Esta aproximación a centros culturales y musicales de tanto prestigio supone una contribución al desarrollo de la realidad musical y cultural barcelonesa muy difícil de obtener y que en definitiva si se ha producido en los últimos veinticinco años ha sido debido al impulso que le ha dado un hombre incansable e ilusionado desde el pequeño despacho del Gran Teatro del Liceo, donde cada mañana trabaja para el prestigio artístico de Barcelona: don Juan Antonio Pamias..
X. MONTSALVATGE


EN EL GRAN TEATRO DEL LICEO (26 enero 1972)
GRAN GALA HOMENAJE A J.A. PAMIAS
Como espectacular punto central de las dos efemérides que esta temporada se festejan en nuestro entrañable Liceo (el ciento veinticinco aniversario de su vida artística y al veinticinco de la magnífica labor rectora de la actual empresa), el pasado miércoles celebró se la anunciada «Gran Gala Lírica» en honor de don Juan A. Pamias, el Ilustre abogado barcelonés que durante un cuarto de siglo ha sabido llevar con mano firme y pulso decidido el dificilísimo timón de tan compleja nave a través de los múltiples escollos que su tarea le exigía constantemente.
No era nada fácil plasmar en un multitudinario acto público el agradecimiento y la admiración hacia quien, por imperativos de sus funciones y por propia naturaleza, acostumbra a moverse en un aparente segundo plano. Del total acierto en el camino escogido, hablan indiscutible y objetivamente la larga y rutilante lista de nombres estelares que ofrecieron y prestaron su colaboración a la «Gala», y, asimismo, la numerosísima concurrencia que asistió a ella y que demostró efusivamente y sin interrupción, su entusiasmo durante las casi cinco horas que transcurrieron entre los acordes iniciales y las emocionadas y emotivas palabras de agradecimiento del propio don Juan A. Pamias al finalizar el acto y con la totalidad de los artistas que habían actuado llenando por completo el amplio escenario liceísta; un conjunto de primerísimas figuras —muchas de las cuales auténticas «tetes d’affiche» en los más famosos teatros de ópera del mundo entero— con el cual habrían podido encabezarse gran cantidad de funciones de primerísima categoría.
Estamos convencidos que uno de los «aficionados» que más disfrutó en la noche de anteayer con el brillantísimo desfile de tantos nombres estelares y con sus actuaciones fue, precisamente, don Juan A. Pamias, ya que nada puede definir mejor su personalidad que su insobornable pasión por la música lírica; él encarna, de manera clara y patente, el más típico aficionado liceísta, y es en función de esta actitud (y siempre de acuerdo con la misma) que lleva sobra sus hombros la pesada carga de su labor empresarial. De ahí que si bien la «Gala» le fuera especialmente dedicada en su condición de empresario, quienes de verdad se beneficiaron del extraordinario e inhabitual concierto fueron todos los aficionados liceístas y, uno más y entre ellos don Juan A. Pamias.
En una ocasión como la que nos ocupa parece que sería indelicado expresar distintos juicios valorativos relativos a la prestación de todos y cada uno de los participantes; qué duda cabe que hubo diferencias entre unas y otras, y que el público reaccionó distintamente ante ellas, pero la ilusión y entrega en la colaboración fue por un igual en todos, y todos son merecedores, por lo tanto, de idéntico trato y de la más cordial felicitación, desde quienes rompieron su actual alejamiento de la vida activa para demostrar todavía su clase excepcional (en cabeza de los cuales la sorprendente pureza y vigor del veteranísimo Lauri-Volpi), hasta quienes están en los primeros peldaños de una carrera iniciada con los más prometedores triunfos, pasando, claro está, por los nombres en más deslumbrante fulgor, cuya representación nadie podía ostentar mejor que una cantante que no precisa de adjetivo alguno en el mundo entero: Montserrat Caballé. Sólo hemos citado estos dos nombres indiscutibles a título de ejemplo, pero la relación  debe darse por entero a efectos documentales y según el mismo orden (establecido por sorteo) con que actuaron: Angeles Chamorro, Gianfranco Cecchele, Arnold van Mill, Bianca Berini, Lolita Torrentó, José M. Carreras, Emma Renzi, Giacomo Lauri-Volpi, Peter Lagger, Manuel Ausensi, Juan Oncina, Anja Silla, Bernabé Marti, Trinidad Paniagua, Jean Charles Gebelin, Radmila Bakocevic, Christina Deutekom, Wassilis Janulakos, Montserrat Caballé, Pedro Lavirgen, Carmen González, Diego Monjo, Bozena Ruk-Focic, Jaime Aragall, Rolf Kühne, Raimundo Torres, Alicia Torres Garza, Miroslav Changalovitch, Enriqueta Tarrés, y Luciano Saldari; lista en la que todavía hubieron debido figurar otros cinco cantantes que dificultades insuperables de última hora se lo impidieron: Eduardo Giménez, Peter Glossop, Nadezna Kniplova, Max Lorenz y Barry Morell.
Además, tampoco puede olvidarse la presencia en el podio directorial de los maestros Eugenio M. Marco, Riccardo Bottino,
Luigi Toffolo, Adolfo Camozzo, Helge Dorsch, Salvador Ochoa y Luis A. García-Navarro; la agotadora y nada fácil labor de los profesores de la orquesta, las intervenciones del coro titular (con los solistas Amelia Veiga, Amelia Ruival y Juan Pons, y con la esporádica colaboración del Orfeó Atlántida), las presentaciones de los artistas a cargo de Jorge Arandes, Juan Armengol y
Juan Liuch (como símbolos de la multitudinaria difusión liceística de la Radio y la Television), la inesperada y poética dedicatoria de Alejandro Ulloa, y, al principio de la velada, las cálidas y vibrantes palabras de ofrecimiento dé Antonio Fernández-Cid, incansable paladín en pro de nuestro Gran Teatro.
Por lo que se refiere a la programación musical, imposible reseñarla, ni que sea telegráficamente, en una larga noche en la que se sucedieron más de treinta fragmentos distintos; baste consignar que, como es natural, el repertorio italiano dominó ampliamente y que del mismo, de conformidad con la más inveterada tradición liceísta, fue la música de Verdi la que sonó más a menudo.
Sólo nos resta, manteniéndonos en esta consciente posición de olvido de posibles reparos críticos, adherimos totalmente al eufórico ambiente que presidió la «Gran Gala Lírica» y sumar nuestros aplausos y bravos a los que de continuo atronaron el histórico marco del Liceo barcelonés y que, en definitiva, debe hacérselos suyos quien (venciendo constantes y aparentemente insuperables dificultades) ha conseguido mantenerlo a la altura de los más prestigiosos teatros operísticos del orbe: don Juan A.
Pamias. — SOLIUS.



Con todo merecimiento fue agasajado el gerente del teatro del Liceo el señor Pamias. Yo personalmente le he tenido mucha estima al señor Pamias, ha sabido llevar la riendas de este Teatro del Liceo, con mucho esfuerzo y dificultades que se ha encontrado en el camino y ha resuelto con mucha eficacia toda la problemática que con lleva las tareas de conducir a buen puerto las temporadas de óperas, y doy fe de ello, pues al cabo de los años,  se ha visto y reconocido que trajo a Barcelona a los mejores cantantes que había en el momento y que posteriormente saltaron a la fama.
El concierto que se dio, fue un  homenaje merecido y muy emotivo, pues contribuyeron una cantidad de cantantes que pasaron por este teatro del Liceo.

Os voy a poner algunas grabaciones de algunos cantantes  que cantaron aquella noche en la Gala al señor Pamias.
                                                     
                                                                                      GIANFRANCO CECHELE
                               

                                          AUDIO - Il Lombardi- G. Cechele- “La mia  Letizzia infondere”

                                                       
                                                                                               JOSÉ CARRERAS

                                       
                                              VIDEO -  Tosca- J. Carreras – “E lucevan le estele”

                                                        
                                                                                PETER LAGGER

                                   
                                                       AUDIO -  La Gioconda – P. Lagger – “Si morir ella de “

                                            
                                                                                CRISTINA DEUTEKOM

                                


                                                    
                                                   MONTSERRAT CABALLÉ


                                                        
                   VIDEO -  Gianni Schicchi – M. Caballe – “O mio bambino”

                                 
                 PEDRO LAVIRGEN


                                
                                                AUDIO - Pedro Lavirgen – “Adios Granada”

                             
                                                                    JAIME ARAGALL

                               
                                                            VIDEO - Fedora – J. Aragall – “Amor ti vieta”

                                                   
                                                                                       LUCIANO SALDARI

                                       
                                             AUDIO - Lucrezia Borgia – L. Saldari – “Di pescatore ignobile”


Ahora os voy a poner lo que fue la sensación de la noche, fue la actuación del tenor mítico Giacomo Lauri Volpi. Ha sido uno de mis tenores preferidos, y sigue siéndolo, era la primera vez que lo veía actuar en vivo, quede anonadado, ¿Cómo es posible que a sus ochenta (80) años tuviera la voz tan bien esmaltada y con su elegancia vocal y su peculiar vehemencia? Cantó el  “Nessun dorma” de la opera Turandot con su estilo peculiar y con gran arrogancia, ¡¡ver para creer!! Inaudito, se llevó la ovación de la noche y el público puesto en pie aplaudiendo a rabiar. Os voy a poner ese momento mágico que yo viví y lo tengo como uno de los momentos más dulces de mis grandes vivencias de este Gran teatro del Liceo  de Barcelona. 

                                                       
                                                               Giacomo Lauri Volpi

                                       
                                                            VIDEO - Turandot- G. Lauri Volpi – “ Nessun dorma”



Así terminó esta prodigiosa temporada que es muy difícil de olvidar.
En el ambiente de mi trabajo, estoy observando que vienen malos tiempos para mí. No me quiero precipitar y espero daros noticias al comienzo de la temporada 1972 – 73.

















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