Temporada
1972-1973 del Liceo
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Ópera
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Compositor
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Director musical
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Director de escena
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Papeles principales
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Producción
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Fechas
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noviembre
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enero
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diciembre
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28 de
diciembre
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1 al 6 de
enero
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enero
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enero
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FRANCESCO CILEA
ADRIANA LECOUVREUR (Cilea)
Inauguración temporada 7 noviembre 1972. Director Masini, con Montserrat
Caballe, Jose Carreras, Bianca Berini.
Todo
en la vida tiene un principio y un final, ya está todo decidido, me refiero a
lo referente a mi trabajo que os relataba en las últimas líneas de la temporada 1971-72. Esta
es mi última temporada que voy a asistir en el Gran Teatro del Liceo. Para el
verano de 1973 ya tengo que estar incorporado
en Alicante, mi trabajo en Barcelona ha
finalizado. De todas formas ya me las arreglaré para poder desplazarme a Barcelona
para asistir alguna representación y por supuesto os seguiré contando mis
vivencias. De ánimo estoy un poco jo… bueno, en la vida hay que aceptarlo todo
con mucha resignación y lo que más me anima es mi familia que es lo que
verdaderamente me importa. Estos años
que he estado en Barcelona he sabido aprovecharlo y me voy con un gran
bagaje y con la satisfacción de que mis sueños se han cumplido.
Sobre
la función inaugural de esta, mí última temporada, fue verdaderamente
apoteósica, Montserrat Caballé hizo una interpretación de Adriana realmente
extraordinaria, recuerdo la actuación de Renata Tebaldi en la temporada
1957-58, que ya os comente, y sinceramente os diré que no sabría a cuál de las
dos elegiría, son voces distintas pero
con una categoría fuera de lo común. En definitiva yo puedo presumir que he
visto dos versiones de <Adriana Lecouvreu> por dos grandiosas cantantes. El
conjunto de la función fue realmente extraordinario, la princesa de Bouillon
encarnada por la mezzosoprano Bianca
Berini, tuvo una interpretación realmente magistral igualmente que los demás
cantantes
Josa
Carreras, había que entender que es un rol muy difícil de interpretar y para su
juventud vocal, bastante hizo con su interpretación. Este personaje requiere
una voz con mucho poderío y con una voz más acercándose a tenor lírico, rozando
el espinto. De todas formas sacó su papel con mucha dignidad.
Os
diré que había mucha expectación de oír a Montserrat Caballé en el rol de
Adriana, pues normalmente este personaje suelen acometerlo, las cantantes en el
final de sus carreras. Pues bien, la Caballé, hizo una gran interpretación y el púbico supo
agradecérselo con gran alboroto de aplauso y bravos. La versión que yo vi os la voy a poner completa pues YouTube la tiene,
Ahora os voy a poner dos grabaciones que he podido
encontrar en video, con Jose Carreras y Montserrat Caballé.
VIDEO - Adrian Lecouvreur – M. Caballe – J. Carreras
“Ma dunque vero”
Seguidamente os voy a poner la la celebre aria "L´anima ho stanca" con las voces de Mario Del Monaco y Placiodo Domingo.
Mario del Monaco
Adriana Lecovreur Mario del Monaco "L´anima ho stanca"
Adriana Lecovreur- Placido Domingo 1962-L´anima ho stanca"
Seguidamente
os voy a poner la grabación completa en audio de una representación que se dio en el Liceo en la temporada 1972 director Gianfranco Massini (estaba considerado en aquellos años como el mejor conductor de esta ópera con los siguientes interpretes y personajes : Montserrat Caballe (Adriana), José Carreras (Maurizio), Bianca Berini (Princesa de Bouillion),, Attilio D´Orazzi (Michonet).
GRAN TEATRO DEL LICEO
CRÓNICA DE LA VANGUARDIA
Ayer
se levantó solemnemente el telón para inaugurar la temporada de ópera de este
invierno <Adriana Lecouvreur>, de Cilea, fue representada con un buen reparto
encabezado por Montserrat Caballé.
Se
va perdiendo, como sucede con otras tantas tradiciones, aquel ceremonial rígido
y exclusivista que era propio de las funciones en el Gran Teatro del Liceo y en
particular de la que inauguraba la temporada. A pesar de todo, cuando llega la
noche de inauguración de nuestro primer teatro se produce un ambiente de
positivo acontecimiento artístico y social. Eso aconteció anoche, resaltado el
acto por la presencia de los Príncipes de España, lo que ayudó a que la función
fuera esperada con una expectativa
extraordinaria. El teatro ofrecía, pues, el mejor aspecto imaginable, ocupadas
todas sus localidades por una brillante concurrencia que en una parte no
escasa, acudía, en definitiva, por natural afición a la ópera y para escuchar a
sus intérpretes porque seguimos creyendo que si antaño abonarse o asistir al
Liceo constituía un rito ineludible para una determinada clase social, ahora
las cosas han cambiado bastante y queremos imaginar que sin un considerable y
generalizado interés por el teatro musical (no sólo de los que ocupan las
localidades de tercer y cuarto piso, inveteradamente los mejores conocedores de
la música escénica, sino también de los demás espectadores) el Liceo no podría
sostenerse a base de lo que antes se llamaba su «prestigio mundano».
Siempre,
se ha reservado para la inauguración del Liceo una ópera que cuenta con muchas preferencias,
o la presencia de un divo señalado. Esta temporada sé adoptó la segunda de las
dos fórmulas, poniendo en el cartel el nombre estelar de Montserrat Caballé,
quien había reservado para Barcelona su debut como protagonista del drama
verista de Francesco Cilea «Adriana Lecouvreur», que a partir de ayer forma
parte como una pieza más, de su extenso repertorio que va a ofrecer a todos los
grandes teatros del mundo.
Al
decir esto, no he querido devaluar una obra como «Adriana Lecouvreur», que desde
hace setenta años (anteayer día 6 de noviembre, se cumplió precisamente el LXX
aniversario de su estreno; en La Scala de Milán) asoma con una cierta
frecuencia en los escenarios, mereciendo estas reposiciones por poseer valores
de una consistencia relativa pero nada despreciable; un melodioso fluido, acaso
con menos relieves de los que exigiría la acción dramática pero de constante y
auténtico buen gusto, a veces de evidente seducción, subrayando el lirismo con
el ropaje de una orquesta impecable mente tratada, sin efectismos, con coloridos
tímbricos suaves que en cierto modo hacen presentir el paso del verismo al
impresionismo. El
drama, una tortuosa historia de amor y de intriga en la Francia del
setecientos, procede de los escritores Scribe y Legouvé, pasado a las
necesidades operísticas por el libretista Colautt. No tiene especial interés y
poco escapa a la fórmula de la ópera italiana finisecular, si bien da lugar a
situaciones más que dramáticas, esencialmente musicales como son las que
sobresalen en el transcurso de la obra, ya desde el primer acto en el aria
inicial de la protagonista, la más bella sin duda y la que da lugar al
desarrollo temático de casi toda la partitura; «Ecco, respiro appena...»,
situaciones que van produciéndose hasta e! final, con otra aria famosa: «Poveri
fiori...» y el dúo que precede a la muerte de Adriana, atosigada por el perfume
de unas flores envenenadas del ramo que le ha mandado su rival.
Adriana
Lecouvreur, la apasionada actriz de la Comedia Francesa, es la sustancial
protagonista del drama que ocasiona la princesa de Bouillón, la vengativa rival
aludida antes, a causa de sus amores con el conde Mauricio de Sajonia, Adriana
tiene el gran papel en la obra y el hecho de que éste correspondiera a Montserrat
Caballé ayudó en buena parte al éxito de la representación.
Anoche
nuestra soprano internacional estuvo espléndida, como siempre de voz y mejor
que nunca en la dicción, en el fraseo sutil y el trabajo de actriz. La obra no se
presta a malabarismos vocales, pero requiere un dominio de todas las demás
facultades que Montserrat Caballé ha puesto en evidencia durante toda la
representación, con la seguridad de una gran artista.
A
su lado ha destacado el tenor José María Carreras en el papel de Mauricio Príncipe
de Sajonia. Al principio un poco frío y hasta con alguna leve inseguridad en la
afinación que, corregida al avanzar la representación, ha permitido que
admirásemos en él una calidad de timbre especialmente atractivo y cálido.
Creo
que se ha impuesto también como protagonista por su calidad, desde el punto de
vista de cantante y actor, el barítono Attilio D’Orazi, representando el papel
de Michonnet, con un dominio de las situaciones escénicas realmente magnífico.
La
mezzo Bianca Berini como Princesa de Bouillon ha destacado vocalmente y por
temperamento dramático, como lo ha hecho en anteriores temporadas que ha
cantado en nuestro escenario.
En
los demás papeles, la actuación de todos ha sido siempre acertada, dando a la
acción una agilidad atribuíble también a la dirección escénica de Giuseppe
Giuliano. Orazio Morí (Príncipe de Bouillón), Octavio Álvarez (El Abate) y Gianna
Lollini (Mlle. Jouvenot) han sobresalido en este reparto en el que hay que
incluir una lucida intervención del cuerpo de baile con Asunción Aguadé
y Alfonso Rovira como solistas de una adecuada coreografía realizada por el
maestro Magriñá. Breves intervenciones del coro han sido bien preparadas por el
maestro Bottino.
Y
finalmente cabe elogiar el trabajo del maestro Gianfranco Masini al frente de
la orquesta. Director conocido por haber actuado en las dos últimas pasadas
temporadas, en la partitura de Cilea ha encontrado ocasiones de obtener de la
orquesta efectos de delicadeza sonora y de matiz que probablemente no han escapado
a la atención de todos los que escuchábamos la obra tanto por sus valores
vocales como orquestales.
Los
aplausos, ovaciones y entusiasmo, polarizaron especialmente en Montserrat Caballé,
pero hubo también manifestaciones de aprobaciones sinceras y cálidas para los
demás protagonistas. XAVIER MONTSALVATGE
LA FAVORITA (Donizetti) 9 noviembre 1972. Director I. Savini, con
Fiorenza Cossotto Barry Morell, Vicente Sardinero.
Esta
ópera, sigue siendo una de mis “favoritas”, Donizetti es un músico que siempre
me ha gustado por ser sus operas románticas
y con su estilo bel cantistas. Esta ópera como en otras de Donizetti, tiene
un magnifico legado para los tenores líricos con grandes agudos y potentes, eran
los años que empezaban a generalizarse los tenores con los llamados <do de
pecho>para destacarse ante el público.
La
versión que vi esa noche en el Liceo, fue de autentico lujo. Con una Fiorenza
Cossotto insuperable, cada vez que vuelvo
a verla, me gusta más. Con esta
Favorita es la cuarta vez que la veo en el Liceo. Fijarse por gusto los elencos
que yo vi: en la temporada 1960-61 a la inconmensurable Fedora Barbieri con el
tenor mítico Gianni Iaia, en 1966-67 a Fiorenza Cossotto y Jaime Aragall, en
1969-70 repitiendo Jaime Aragall con una mezzosoprano de autentico lujo como
era Viorica Cortez y ahora en esta última temporada al tenor lírico Barri Morell, con unos
grandes agudos y a la mezzosoprano Fiorenza Cossoto que estuvo como era de
prever, haciendo una Leonora que para mi gusto es única. Los demás acompañante,
Ivo Vinco y Vicente Sardinero, estuvieron a la altura de estas grandes
protagonistas. En fin ¿Cuántas noches llevo ya disfrutando al máximo de estas
voces tan portentosas? Al paso de los años, es cuando me doy cuenta de lo que
ha pasado por mi retina, un sinfín de grandes voces y representaciones de ópera
que hoy en día es difícil de encontrar.
Os
voy a poner unos fragmentos de <La Favorita> que se cantó en Tokio en el
año 1971, con Fiorenza Cossotto, el mitico tenor, maestro de maestros don
Alfredo Kraus, Sesto Bruscantini Rugero Raimondi y todos dirigidos por Oliviero
de Frabitis.
ALFREDO KRAUS FIROENZA COSSOTTO
VIDEO - La Favorita-
Alfredo Kraus – “Una vergine”
Este
fragmento que os voy a poner, es el aria con su cabaletta que no se suele cantar, para que de esa forma, el tenor tuviera la voz más
descansada, eran pareceres de antes y ahora para mi criterio, son unos puntos
muy negativos para el director y tenor.
Aquí
se lo vamos a oír a Luciano Pavarotti, el aria “Si, che un tuo solo acento” y seguida de la cabaletta “Dunque
Addio”, que como podréis comprobar es
muy bonita y farragosa para los tenores.
Luciano Pavarotti
VIDEO -La Favorita –Escena 4º Acto- F. Cossotto- A.Kraus
Seguidamente os voy a proponer una grabación en audio efectuada en los Festivales de Salzburgo 2014 con la orquesta Munchner Rundfunorqchester y Philarmonia Chor de Viena con la dirección de Roberto Abbado y con los siguientes interpretes y personajes : Elina Garanca (Leonora), Juan Diego Florez (Fernando), Ludovic Tezier (Alfonso Xl y Carlo Colombara (Baltahazar)
CRÓNICAS DE LA VANGUARDIA
La
Favorita», con Fiorenza Cossotto y el debut del tenor Barry Morell
Ya
tenemos de nuevo entre nosotros, entre los liceístas, a «La Favorita», de Donizetti,
en la voz de Fiorenza Cossotto, quien ya la representó en noviembre de 1966
(ocasión en la que el papel de Baldassarre correspondió, como ahora al bajo Ivo
Vinco). Después la obra reapareció en nuestro escenario hace tres temporadas
con otro reparto, o sea que con la de anoche, ya son 241 las veces que la obra
ha figurado en el cartel del Liceo, desde que aquí se estrenó en 1850.
«La
Favorita» es como aquellas viejas señoras que explican historias inverosímiles,
pero llenas de fantasía como la de esta Leonora, imaginaria favorita del rey Alfonso
XI de Castilla, amor de un novicio de Santiago de Compórtela origen de los
consuetudinarios conflictos palatinos en contraste con escenas conventuales de
arrepentimientos y muerte.
«La
Favorita», también como ciertas viejas damas que no se resignan a marchitarse,
conserva un aparente frescor, fragilísimo y retórico, refugiado en una sarta
indefinidamente repetida de recitados, arias, cavatinas, dúos, pequeños concertantes,
coros de adorno y ballet como intermedio entre drama y tragedia, que aún
consiguen la aprobación de muchos aficionados al teatro musical. Algunos, como
decíamos en otra ocasión, por considerar «La Favorita» como un delicioso
documento que evoca con viveza singular la época a que pertenece. Otros, por
considerarse allegados a la obra como a una vieja amistad que uno no sabe si
perdura por ser sincera, por inercia o por pereza en determinar su extinción.
El
caso es que «La Favorita», con «Lucía de Lammermoor», figura como pieza vigente
en cuanto representa la capacidad de Donizetti para la «ópera sería», capacidad
y facilidad que, como es sabido, llegaron a extremos increíbles.
La
partitura de «La Favorita »puesta en poco más de quince días, y concretamente
el cuarto acto, posiblemente el más denso, en sólo una noche de trabajo. De
esta circunstancia se derivan las características negativas y positivas de la
obra; por un lado, su fragilidad y tendencia a la fórmula elemental y
efectista. Por otra parte, la agilidad de las melodías y la espontánea emoción
de un lirismo libre de todo cálculo, sincero y directo.
En
«La Favorita» hemos admirado de nuevo las facultades excepcionales de Fiorenza
Cossotto, probablemente la mejor «mezzo» actual para papeles como el de la obra
de Donizetti que obliga a un despliegue vocal constante y prodigar tanto los agudos máximos como los
graves que limitan su tesitura.
Personalmente
la voz de la Cossotto —extraordinaria sin duda— encuentro que tiene un cierto
reflejo metálico que le resta un tanto de emoción, pero su oficio, su escuela
son segurísimas y la potencia, volumen y penetración de timbre en todo su
registro resultan tan fuera de serie que comprendo que alborote —como sucedió
anoche— el entusiasmo del público que le aclamó, sobre todo
en el primero y tercero actos, en sus arias (en la del tercer acto, la acogida
fue apoteósica) y dúos con el tenor y el barítono.
La
presentación del tenor norteamericano Barry Morell fue bien acogida en su salida
del primer acto. Se trata de un cantante muy completo, de notable calidad
vocal, tal vez menos «divo» de lo que el público generalmente desea, pero indudablemente
un artista riguroso que canta con elocuencia y sin excesivo efectismo. Todos
esperábamos el celebérrimo «Spirto gentil» del cuarto acto y reconociendo que
lo interpretó bien y con decisión en los agudos, no llegó a provocar un
general entusiasmo.
En
los otros papeles principales aplaudimos a dos cantantes muy conocidos por los
liceístas: al barítono Vicente Sardinero en el papel de Rey Alfonso, y al bajo
Ivo Vinco en el de Fray Baltasar. Vicente Sardinero sigue en progreso
ascendente continuando una carrera en la que ya acopia éxitos. Ayer estuvo muy
bien como cantante y actor. Su aria del segundo acto, creo que la dijo modélicamente,
en cuanto a estilo y entrega emotiva.
Ivo
Vinco igualmente sigue siendo el artista experto, generoso en la voz, oportunísimo
en su trabajo escénico dando verosimilitud al personaje que representa y
tensión a las situaciones dramáticas.
También
elogios merecen Gianna Lollini que renovó la buena impresión que había producido
en la primera ópera de la temporada, y Diego Monjo, cuya experiencia teatral
nadie; desconoce.
La
coreografía, aparte de una breve intervención circunstancial en el primer cuadro,
tiene un papel relevante en el segundo acto, donde queda insertado un verdadero
ballet en el que intervinieron los principales elementos de cuerpo de baile
liceísta con sus primeras figuras.
Con
un montaje acertado de Magriñá la interpretación resultó un poco desigual, lo
que el público acusó. Sin embargo hubo sobré todo para el primer bailarín
Alfonso Rovira, aplausos uná- nimes.
El
coro actuó apropiadamente excesivamente extático en el tercer y cuarto actos
pero musicalmente bien conjuntado.
Merece
destacarse finalmente la dirección musical, al frente de la orquesta, del maestro
Ivo Savini, familiar a los liceístas por sus actuaciones en anteriores
temporadas.
Para
resumir el espectáculo de anoche: fue una «Favorita» para hacer felices, para
poner en vilo el entusiasmo de los admiradores de Fiorenza Cossotto, estos
«cossottistas» barceloneses que forman una pequeña legión y que acuden al
teatro para aclamar a <su> Favorita. XAVIER
MONTSALVATGE
GAETANO DONIZETTI
DON PASCUALE (Donizetti) Director
Nino Verchi, con Cecilia Fusco, Eduardo Gimenez, A. D´Orazi, Gianni Socci. (La
cantante Madalena Bonifacio, fue sustituida por Cecilia Fusco)
Mi
primer <Don Pasquale>, os puedo decir que para mí fue una gran sorpresa
su música. Donizetti para mi parecer, crea su obra maestra, solamente
comparable con <El Barbero de Sevilla> de Rossini. Donizetti fue un
trabajador incansable, cuando acababa sus óperas, tenía costumbre de enseñar a
los cantantes y adaptar la partitura a sus características, ensaya con los
mismos músicos de la orquesta y normalmente dirigía las tres primeras
funciones. La función que vi en el Liceo aquella noche eran cantantes con una
gran experiencia en esta ópera y sus voces eran las adecuadas para sus roles.
Al
cabo de los años he descubierto que esta ópera de Donizeti, es para mí entender
una obra maestra, y se requieren unos cantantes muy especializados para que la
ópera de Donizetti acabe en un buen puerto.
Solamente
he podido encontrar en la voz de Sesto Bruscantini (uno de los mejores bajo cantante cómico) os voy a poneros unos fragmentos de Don Pascuale.
SESTO BRUSCANTINI
AUDIO - Don Pasquale- Sesto
Bruscantino “Cheti, cheti immantineta
Ahora
os voy a poner un fragmento de Don Pasquale cantado por el maestro Alfredo
Kraus, para que luego podáis comparar
con los fragmentos siguientes. Aquí en este fragmento oiréis con la sutileza de
su voz este bello pasaje de Don Pasquale.
ALFRDO KRAUS
Ahora
os pongo por Tito Schipa el aria
“Come´genti”
AUDIO – Don Pascuale – Tito
Schipa “Come´gentil”
Seguidamente
me complace poneros un fragmento de Don Pascuales de una grabación histórica cantada el año 1932 con las voces inequívocas
de Tito Schipa y Toti dal Monte, un dúo que para mi gusto, es inalcanzable, por
lo bien cantado que está y con las cadencias que impone el director, y las vocalizaciones
que emiten estos dos grandísimo cantantes.
Toti Dal Monte Tito Schipa
A
continuación os voy a poner la grabación
completa de esta ópera. Tiene un sonido
mejor de lo que cabria esperar, teniendo en cuenta su grabación efectuada en 1932 por la casa discográfica Gramofon y con la
presunta transferencia de 78 Revoluciones a un C.D. Podemos estar ante la mejor
grabación de la historia de la ópera de <Don Pasquale>
Tito
Schipa está simplemente maravilloso. Nos ofrece una lección de canto,
demostrando, lo que es un tenor lírico, pues canta con sutileza y elegancia, su voz brillaba por su musicalidad, su cálida
voz y magistral técnica. Mi inolvidable amigo señor Smith (Tramoyista del teatro
Metropolitan de New York), me hizo unas revelaciones del tenor Tito Schipa,
diciéndome que tenía una voz pequeña pero nadie se explicaba ¿cómo era posible
que su voz fuera tan penetrante?, para que los aficionados del “ Met”, desde el quinto piso la oyeran con una gran
nitidez.
Adelaida
Saraceni tiene una voz sorprendentemente exuberante, que me lleva a preguntarme que podría haber
hecho con los roles más pesados de soprano. Ernesto Bodini y Afro Poli, están
francamente impecables. En resumidas cuentas una versión magistral y digna de
tenerla en su discoteca.
La orquesta y coro delTeatro
Scala Milan, 1932. Está dirigida por el director Carlo Sabajno con los siguientes interpretes y personajes :Tito Schipa (Ernesto), Ernetos Badini (Don Pascuale), Adelaida Saracini (Norina), Alfo Poli (Doctor
Malatesta), Giardino Calalegari (Carlino).
AUDIO DON PASCUALE-1932-Scala-Sabajno- Schipa-Saracini-
Os propongo de una representación de <Don Pascuale> 2006, celebrada en el Teatro de la Ópera de Zurich y con la dirección del incombustible Nello Santi, donde nuestra cantante valenciana Isabel Rey interpreta el rol de Norina. Los interpretes y personajes son los siguientes: Ruggero Raimondi (Don Pascuale), Isabel Rey (Norina), Juan Diego Florez(Ernesto), Olives Widdmer (Doctor Malatesta).
TEATRO OPERA DE ZURICH
VIDEO - DON PASCUALE- Zurich 2006- Santi-Rey-Florez-Raimondi
CRÓNICA DE LA VANGUARDIA
Os propongo de una representación de <Don Pascuale> 2006, celebrada en el Teatro de la Ópera de Zurich y con la dirección del incombustible Nello Santi, donde nuestra cantante valenciana Isabel Rey interpreta el rol de Norina. Los interpretes y personajes son los siguientes: Ruggero Raimondi (Don Pascuale), Isabel Rey (Norina), Juan Diego Florez(Ernesto), Olives Widdmer (Doctor Malatesta).
TEATRO OPERA DE ZURICH
VIDEO - DON PASCUALE- Zurich 2006- Santi-Rey-Florez-Raimondi
CRÓNICA DE LA VANGUARDIA
LA
ESPERADA REPOSICIÓN DE <DON PASCUALE> DE DONIZETTI
A
una «Favorita», cuyas posibilidades vocales empiezan a resistir con flaqueza el
inmenso acartonamiento de su libreto y de su acción, ha sucedido la gracia
suprema de otra ópera del mismo compositor, su «Don Pasquale». Que «Don
Pasquale» es con mucho la mejor ópera donizettiana no resulta una afirmación
temeraria si se considera a este título como una feliz conjunción de aciertos.
Las realidades musicales pueden aparecer en efecto distanciadas a nuestros
oídos actuales, lo mismo si se trata de Donizetti que de otro músico como Schubert
en el que se da también la circunstancia de haber nacido en el mismo año
1797.
Pero esta distancia, medida en tiempo histórico, puede hacérsenos más o menos
significativa, ganando ó perdiendo
constante
permanencia e incluso actualidad. En la medida con la, que goza de presencia
indiscutible el músico vienes, se amenaza
la de aquellos grandes dramas decimonónicos; pero se afirma respecto de
aquellos otros títulos, como el presente, en los que todos los elementos
puestos en juego gozan de la más pura autenticidad. Don Pasquale puede ser otra
vieja ópera; en modo alguno una obra en la que ninguna de sus facetas nos
acusen el inexorable paso del tiempo. Unas «Bodas de Fígaro» como «Don
Pasquale», pertenecen a esta categoría de producciones geniales, en las que
drama y música se hallan tan estrechamente fundidos y con tanta coherencia
estilística, que han asegurado su permanencia definitiva e intangible.
Es
curioso constatar como las grandes creaciones del teatro musical de humor, satíricas
incluso, surgen a veces en el ocaso de la vida de los grandes compositores. El
caso de Verdi puede considerarse también característico con su «Falstaff». Se produce
en efecto una especie de cansancio ente lo que la fina intuición del espectador
descubre bien pronto como manifestación de una realidad históricamente distanciada
y, por lo tanto, falsa. Por otra parte, la estética toda qué, sigue a los años de
la Enciclopedia y bulle precisamente durante los años de máximo esplendor de un
Donizetti
se caracteriza asimismo por este oscilar entre los polos opuestos del
envaramiento literario y la «expresión natural». Y en el fondo, a pesar de la
persistencia de los grandes temas de ridícula grandiosidad histórica, todo es
síntoma de un secreto anhelo de una realidad plausible y humana, a grandes
Lucías. Anna Bolena y Favoritas comienzan a quedar atrás y, a los 46 años del
compositor, no es de extrañar que se le proponga la prueba de la fina
caricatura; Para ello no vacila en reincidir en el viejo esquema, en el eterno
esquema del anciano falsamente ilusionado en unos anacrónicos amores con una
mujer joven y los consabidos enredos hasta culminar en un final lógico y
consecuente en favor del no menos inevitable joven amante.
El
Liceo repuso esta ópera con unos decorados de simplicidad total, rayando la
ingenuidad, pero á la vista de la pureza de esta acción y la visión actual que
se tiene de aquélla, cabía pensar incluso en una de estas modernas
escenificaciones sintéticas en las que se especula con el espíritu vivaz de una
música y de un movimiento puro de los actores. Pero tampoco cabe engañarse al
respecto; los personajes de «Don Pasquale» no son en modo alguno unos seres solamente
anclados —muy vinculados— precisamente
con la más típica comedía italiana; son también personajes muy de carne y
hueso, que sorprenden por su profunda humanidad. Apenas existe clemencia para
ninguno de ellos, todos descarnados de manera inmisericorde, pero también para
todos hay una u otra nota de comprensión de terminante hondura psicológica.
Y
todo ello se nos hace patente en esta ópera, puro esquema de lo que debe ser la
comedia lírica Don Pasquale es ridiculizado, ofendido por su joven esposa,
traicionado incluso; pero en el momento justo la partitura reserva para él los
más precisos aires de una dignidad suprema, de una serenidad dolorida ante la
cual el riesgo de una comicidad grosera se desvanece. Porque «Don Pasquale» es
en suma esto: una finísima madeja de sentimientos fundamentales subrayados por
una música sagaz e indudablemente genial.
Esta
versión se servía sin duda de la experiencia, adquirida constantemente en los grandes
teatros europeos por estos equipos de excelentes cantantes qué, con ligeras
variaciones, acuden puntualmente a la cita con esta clase de títulos. El equipo
Maddalena Bonifaccio-Eduardo Giménez es por ejemplo de los más conspicuos al
respecto, si bien en nuestro caso se produjera la indisposición de la primera.
Su sustitución por Cecilia Fusco no sirvió en realidad más que para ponernos en
contacto con otra cantante de esta misma escuela, avalada por un oficio
manifiesto y cualidades vocales más que sobradas. La «Norina» de la Fusco no presentó
fisura alguna, antes al contrario, derramó veteranía en todos los sentidos,
seguridad en los agudos y fluidez escénica. Nuestro Eduardo Giménez volvió a
ser el cantante singularísimo, cuyas cualidades les han hecha acreditarse en dicha
especie de repertorio. Sobresale claramente en el fraseo como ningún otro tenor
de su clase, por lo que las posibles limitaciones en el volumen de su voz
desaparecen a los pocos instantes de iniciar la actuación. Cantante de
inteligencia evidente que demuestra haber llevado a cabo un análisis profundo
de sus posibilidades reales y de las características de las mismas, sacándole
partido sin incurrir jamás en un error o efecto de gusto dudoso. Ha sido, como
decimos, un esfuerzo constante y bien dirigido que le ha llevado a los mejores
teatros como un invitado habitual. Dos veteranos especialistas completaban los
cuatro grandes papeles de «Don
Pasquale»; Gianni Socci y Atilio D’Orazi, completando también las necesarias
capacidades vocales con una plausible interpretación de la escena. Buena
versión del director, Nino Verchi, con la necesaria vivacidad y ritmo, por una
parte, y riqueza de detalles expresivos, por otra. Es en efecto la ópera en la
que el director juega un papel decisivo
a cada instante, habida cuenta de que se convierte en el responsable de esta
adecuada configuración psicológica de los personajes. Hubo una breve aparición
de Diego Monjo, en uno de sus clásicos papeles dé caracterización cómica. Finalmente,
hay que destacar asimismo la escena del coro, resuelta aquí musicalmente con
una buena intervención a capella, y en lo escénico con gracia y acierto en el
movimiento. —
XAVIER MONTSALVATGE
GIACOMO PUCCINI
TOSCA (Puccini) Sabado 25
noviembre 1972, director Ivo Savini, con Orianna Santunione, Juan Oncina, (en
la segunda representación fue sustituido por el tenor Giuseppe Giacomini),
Justino Diaz.
Otra
Tosca más a mi “mochila” y con esta son
seis versiones diferentes que he visto en este teatro del Liceo, y a cuál de
ellas mejor. Si os soy sincero os diré que el rol de Tosca que más me
impresiono fue la de Renata Tebaldi, como Cavaradosi el de Franco Corelli y
como Scarpia, aquí tengo mis dudas, entre Kostas Paskalis o Giuseppe Tadei.
Como veis grandes intérpretes.
Las
función que vi esa noche en el Liceo, no
fue del agrado del aficionado y tampoco mío, el tenor Juan Oncina no estuvo
correcto, creo que debido a una mala situación vocal, por lo que la función quedo desdibujada, A la
función siguiente fue reemplazado por el tenor italiano Giuseppe Giacomini, Por
supuesto que la vi y esto es “otro cantar”, cambió la versión de Tosca
radicalmente, La soprano Oriana Santunione hizo una muy buena recreación de
Floria Tosca, el tenor Giuseppe Giacomini, posee una voz de tenor lirico llegando al
dramático, con una voz muy robusta y un gran colorido y sus agudos con mucha potencia.
El rol de Scarpia lo canto el bajo barítono Justino Díaz que supo hacer su
papel muy creíble. En definitiva una buena Tosca, un poco alejada de otras
versiones que yo vi en este Teatro del Liceo.
No
he podido encontrar ninguna grabación de la soprano Orianna Santunione, pero si
del tenor G. Giacomini y del barítono bajo Justino Díaz, de este ultimo os voy
a poner el Tedeum de Tosca cantando en 1983.
De
una representación en el Metropolitan de New York 1980 os voy a poner unos fragmentos en vídeo
(no muy buenos) pero con buen sonido, que están interpretados por Montserrat
Caballé, Giuseppe Giacomini y el barítono Corneil Mackneil
AUDIO- Tosca – Caballe- Giacomini – Diaz duo Acto 1º
AUDIO - Tosca –
Giuseppe Giacomini “E lucevan le stelle”
Os voy a proponer una representación de Tosca realizada en la Scala de Milan en el año 2000 con la dirección de Riccardo Muti con los interpretes y personajes : Maria Guleghina (Tosca), Salvatore Licitra (Mario Cavaradossi), Leo Nucci (Scarpia), Giovanni Batista Parodi (Angelotti). La elección de esta grabación la he hecho como un pequeño homenaje al tenor italiano que en el año 2011 nos dejo debido a un desgraciado accidente de moto.
TEATRO SCALA DE MILAN
CRÓNICA DE LA VANGUARDIA
TOSCA
EN EL GRAN TEATRO DEL LICEO
<Tosca
> de Puccini-para los íntimos <La Tosca> que el próximo 14 de enero
cumplirá su 73 aniversario , ha hecho su visita este año al Liceo donde, como
en cualquier teatro de ópera que se
estime es bien recibida. Hubo un tiempo en que los exigentes y dogmaticos del
teatro más violento, tétrico y efectista del mediocre drama de Sardou, del que
se deriva el libreto.
La
cosas han cambiado y «Tosca» vuelve con
honor a los escenarios, porque aun admitiendo no faltan paginas de concesión al
gusto fácil (el <Adiós a la vida> tenor e incluso «Vissi d´arte» apuntan
hacia este objetivo) se evidencia en el transcurso de cada uno de sus tres
actos el dominio inseparable que tuvo Puccini del genero que se propuso
activar: el verismo escénico, presentados con trazos bien definidos y a una
temperatura lírica superior, <Tosca> en su estilo, es una obra perfecta,
extraordinariamente bien dosificada en las inflexiones de su melodioso y en el
poder ambiental de la orquesta.
Nada
de lo dicho es ignorado por todo aficionado a la ópera que espera cada
reposición de <Tosca> (reposiciones que se producen con frecuencia)
pensando tanto en el contenido de la obra cómo en la interpretación que se le
ofrecerá. La de esta temporada ha resultado un tanto desigual, factor que
suscitó que la reacción del público revelara una sensibilización muy lógica
expresando su aprobación o su desilusión por el trabajo de los cantantes. La
soprano Zorianna Sasntunione que asumió el papel protagonista no nos pareció
una primera gran figura, al menos de la dimensión que requería un personaje
como el de Floria Tosca. Porque eso sí, volumen y potencia de voz aunque en los
agudos use de ella con excesiva violencia. Es actriz, una actriz melodramática
como probablemente lo hubiese deseado
Sardou, pero no Puccini. Fue aplaudida sobre todo por su tensión vocal y
entrega a la acción interpretativa.
El
tenor Juan Oncina hace tiempo que conoce las candilejas del Liceo. Es buen
artista pero no está en forma ni la voz le responde concretamente para el papel
de Cavaradossi y eso lo acusó el público, que tal vez en otra obra reconocería
las cualidades indudables de este artista.
El bajo Justino Díaz que en temporadas pasadas
aplaudimos por sus intervenciones en <Los Hugonotes> y
<Mefistofele>hizo como Baron de Scarpia el papel más lucido de la noche,
particularmente en el segundo que en definitiva fue el más acertado para todos. Las demás
participaciones, con cantantes <de la casa>estuvieron bien, como en
muchas otras ocasiones, igual como el coro y la orquesta al frente de la cual
estuvo el maestro Ino Savini que llevó la marcha de la representación con
autoridad y oficio. XAVIER MONTSALVATGE.
VIDEO
- Madama Butterfly- J. Aragall-
M. Gauci- Duo 1ºact.
TEATRO SCALA DE MILÁN
VÍDEO MADAMA BUTTERFY- 1986-Scala- Maazel-Hayashi-Dvorsky
CRÓNICA DE LA VANGUARDIA
«MADAMA BUTTERFLY», UN GRAN ÉXITO
Y
la dirección musical del maestro Michelangelo Veltri,( artista familiar para
los liceístas aunque hacía unos años que no había participado en las
representaciones) mereció la aprobación de todos. La orquesta sonó con
particular cohesión, infaliblemente sincronizada con los cantantes y con
estimable impulso expresivo. X. MONTSALVATGE .
Giacomo Puccini
TERESA STRATAS
VIDEO - IL TABARRO- "MET" 1994- Levine- J.Pons-T.Stratas-P.Domingo 1ª Escena
PLACIDO DOMINGO
VIDEO .IL TABARRO-"Met"- 1994-Domingo-T.Stratas "O Luigi, Luigi"
JUAN PONS
VIDEO- IL TABARRO-Met- Stratas -Pons "Come é difficile esser"
VIDEO -IL TABARRO- "Met" Juan Pons- Placido Domingo- Stratas "T´ho colto"
Ahora os propongo una grabación (para mi es una joya de las grabaciones) de Il Tabarro producido por la casa discográfica DCCA ene el año 1962 donde todos estos cantantes estaban en su plenitud de facultades.Orquesta y Coro del Maggio Musicale Fiorentino con la dirección de Lamberto Gardelli con los interpretes y personajes : Robert Merrill (Michele), Mario Del Monaco (Luigi), Renata Tebaldi (Giorgetta), Silvio Maionica (Il Talpa), Lucia Danieli (La Frugola), Piero De Palma (Vendedor de Canciones)
IL TABARRO- 1962-Maggio- Gardelli- Monaco-Tebaldi.Merrill
GIACOMO PUCCINI
MADAMA BUTTERFLY(Puccini) 17
diciembre 1972- Domingo tarde. DirectorM. Angelo Verti, Jaime Aragall, Yasuko Hayashi,
Licia Galvano y Mario Stachi.
Esta
versión que vi de Madama Butterfly fue francamente muy buena, en especial la
pareja formada por la japonesa Yasuko Hayashi y el tenor catalán Jaime Aragall. El tenor estuvo muy bien de
voz y con su timbre y colorido de voz
muy peculiar con una entrega que es digno de encomio. La soprano japonesa, nos
causo una gran sorpresa, pues a decir verdad todos los aficionados aquí, en el
quinto piso, nos quedamos embelesados de su voz tan sensual y con una gran
técnica vocal, hizo una demostración de inteligencia y dulzura en su rol tan
comprometido. La verdad es, que fue una gran sorpresa para todos. Me vienen los
recuerdos cuando vi la primera representación en el Liceo, de Madama Butterfly,
en el año 1955, cuando hacia los viajes
esporádicos par ver alguna funciones de
ópera, ¡¡vaya viajecitos!! La realidad es que fueron unos recuerdos
imborrables, recuerdo que la cantaba Victoria de los Ángeles, junto al tenor
italiano Gianni Raimondi, para mí la mejor versión que he visto de todas, y
pensad que en la temporada 1957-58, actuó Renata Tebaldi con el tenor Giacinto
Prandelli, y en temporada 1963-64 a la insigne Montserrat Caballe junto a su
futuro marido Bernabé Martí, y cuidado no acaba aquí, en la temporada1965-66 a
Virginia Zeani y Jaime Aragall. Como veréis grandísimos cantantes que han
pasado por mi retina y tuve la suerte de haber aprovechado esas
representaciones que causaron en mi una gran felicidad. Podéis preguntros ¿cuál fue
la mejor representación de todas ellas?, sin duda alguna, me quedo con Victoria
de los Ángeles, todas triunfaron en el Liceo pero al cabo de los años, con todo
lo que he visto y oído, la voz de
Victoria de los Ángeles me causó un gran impacto y para mi criterio es la que
mejor ha sabido interpretar el rol tan difícil como es (Cio.cio.San). De todos
los tenores que vi en el Liceo me quedo con Jaime Aragall pues fue una voz muy
adecuada para el papel de Pinkerton.
De
la soprano Yasuko Ayashi, he podido encontrar unos vídeos que os voy a poner y
así podréis comprobar esta bella voz. Gracias a YouTube he podido encontrar una grabación de Madama Butterfy que se canto en la Scala de Milan siendo protagonista Yasuko Hayashi que fue la triunfadora de la noche. Os puedo decir que esta cantante japonesa cuando la vi cantar en el Liceo tenia 24 años y era el comienzo de su grandiosa carrera.
JAIME ARAGALL
Seguidamente
os voy a poner un vídeo con el dúo del primer acto, cantando Jaime Aragall,
acompañado por la soprano Miriam Gauci. Es una representación en la Ópera de
Paris en 1994.
AUDIO - Madama Butterfly- Jaime Aragall – “Addio fiorito
asil”
Ahora vais a ver una producción de Madama Butterfly cantada en el Teatro de La Scala De Milan en el año 1986 donde el rol de Cio -Cio San, lo interpreta precisamente Yasuko Hayashi y podréis comprobar a esta estupenda soprano. Los trajes están confeccionados por una ilustre modista japonesa Hanae Mori. Os recomiendo esta grabación. La Orquesta y Coro de la Scala están dirigidos por el inminentes director Lorin Maazel y con los siguientes interpretes y personajes : Yasuko Hayashui (Cio-Cio San), Peter Dvorsky (Pinkerton), Giorgio Zancanaro (Sharples), Hak-Man Kim )Suzuky). Esta con subtitulos en español.
TEATRO SCALA DE MILÁN
VÍDEO MADAMA BUTTERFY- 1986-Scala- Maazel-Hayashi-Dvorsky
CRÓNICA DE LA VANGUARDIA
«MADAMA BUTTERFLY», UN GRAN ÉXITO
PARA
YOSUKO HAYASHI Y JAME ARAGALL
«Madama
Butterfly» en el Liceo (y en la mayoría de teatros de ópera de todas las
latitudes) acostumbra a ser un éxito. Se representa generalmente cuando puede
contarse con una protagonista adecuada y famosa, y la obra, por si misma atrae
indefectiblemente. Más ahora incluso que un tiempo atrás, cuando la veíamos
como el prototipo del sentimentalismo fácil puesto en música y en imágenes de
cancerosa tarjeta postal, no es que hayamos variado mucho en esta apreciación
que de todas maneras la consideramos ahora apoyada en una realidad más
profunda. La partitura de la ópera de Puccini que junto con «La Boheme» son el
símbolo de su popularidad, aparte de ser tan perfectamente funcional, escénicamente
hablando, contiene valores de musicalidad auténtica, de calidad lírica y de
refinamiento sinfónico superares a su apariencia de acompañamiento para un
melodrama de salón, de salón japonés, claro.
Esta
temporada, como algunas veces ha sucedido, <Madama Butterfly> ha sido una
japonesa «de verdad», la soprano Yasuko
Hayashi.
En principio uno desconfía un poco cuando ve un nuevo nombre de fonética
japonesa inscrito para el papel de Cio.Cio.San, pensando que por ello y no por
otras razones la artista va a encarnar a la protagonista del drama. Ahora hemos visto
que no había razones para esta reserva. Yosuko Hayashi es una soprano de auténtica valía, y si algo podría
comentarse es que por su formación artística, esencialmente europea y muy
italiana, podría ser perfectamente una cantante occidental. Su voz es agradable
y modulada con refinamiento. Sus agudos espléndidos, seguros, y aunque a partir
del registro medio y hacia el grave pierda volumen y elocuencia expresiva, la
artista suple esta ligera limitación con una escuela vocal de una singular
flexibilidad y depuración en el estilo que podría ser el de una buena liederista.
Pero como en la Butlerfly abundan los agudos generosos y vehementes, en la
mayor parle de la obra la protagonista, se conquistó la admiración de los
«belcantistas». Además Yasuko Hayashi es actriz, se mueve —eso sí— como una
perfecta japonesita y viste con propiedad y una excepcional elegancia, aspecto
digno de notar pues como todo el mundo sabe, a base de kimonos y peinados
folklóricos en «Madama Butterfly» hemos visto verdaderas cursiladas.
Jaime
Aragall, como todas las temporadas —salvo raras excepciones— ha asumido en el
Liceo un papel protagonista, esta vez el de Pinkerton. Aragall ya hace unos
años que es una gran figura internacional y los barceloneses aplaudimos en sus
actuaciones liceístas esta proyección de su prestigio. En su intervención como
primer personaje masculino en la ópera de Puccini, importante en el primer acto
y relativamente destacada en el último, admiramos además- de su proverbial
seguridad, claridad y alcance de su voz
una mayor densidad en la misma que la verdad es que echábamos en falta al
principio de la carrera de este artista. La vibración, el temple lírico de los
agudos de Aragall, así como la natural desenvoltura de su dicción resultan
ahora impecables y fueron cualidades que le reportaron el domingo un éxito tan grande
como el que obtuvo su oponente femenina, Yasuko Hayashi.
El
barítono Marco Stecchi representó con acierto la parte de Sharples, muy
oportuno de voz y como actor. La mezzo Lucia Galvano pasó de discreta como
Suzuki, si bien su dúo del segundo acto con la soprano japonesa no quedó
desequilibrado en ningún sentido.
En
otros papeles quedaron bien emplazados Amelia Veicja (Katie), Sergio de Salas
(Yamadori), Juan Pons (Bonzo), Rafael Campos el (Emisario) y particularmente
Diego Monjo, que además de representar a Goro, el personaje de carácter,
dirigió la escena, notándose su cuidado en los detalles, en el movimiento de
los personajes y del coro en el primer acto, cuando actuó con especial
desenvoltura. Vocalmente el conjunto vocal estuvo bien bajo la dirección del
maestro Bottino que consiguió en el célebre canto del anochecer, al final del
segundo acto, una afinación irreprochable y que no se oyera el pobre «hilo
conductor» (.generalmente un armonio o un viola) que evita los «calando»
posibles en la melodía entre bastidores.
La
presentación con decorados de Gianrico Becher supera a las que recordamos de
temporadas anteriores pero no alcanza la que podría lograrse, precisamente
ahora que el arte japonés —lo bueno del arte japonés— está tan de moda.
Giacomo Puccini
IL TABARRO (Puccini) 19 diciembre
1972, director Anton Guadagno, Cesar Bardelli, Bernabe Martí y Antoinette Tiemesson.
Este
es mi primer “Tríptico” de Puccini, que vi en el Liceo. Pasados los años he
llegado a la conclusión que, el primer pronto que te produce cuando ves una
ópera, no es real, hay óperas que enseguida te enganchas en ella y otras pasan
desapercibidas. El “Triptico” que vi por primera vez os puedo decir que quede
algo perplejo. Mis razonamientos ante esto es muy sencillo, la actuación de los
cantantes no me ayudaron mucho. Por el tiempo me he ido metiéndome, y ahora
reconozco que Puccini supo concebir una trilogía muy parecida a la “Divina
Comedia” de Dante, obra que está dividida en tres partes: <Il tabarro> es
una obra sin esperanza y siniestra reflejándose en el <Infierno>; Suor Angélica,
comete un pecado mortal que al final, Suor
Angélica es perdonada, esto sería el <Purgatorio> y finalmente <Gianni
Schicchi> seria el <Paraíso> donde se refleja la vitalidad y la esperanza.
De
la opera <Il tabarro> hay varias grabaciones, de la noche que se represento en el Liceo pero no las pongo por su deficiencia sonora, se oye mucho al apuntador.
Primeramente os
voy a poner unos fragmentos de Il Tabarro de una producción que se cantó en el Metropolitan de New York el año 1994 con dirección de James Levine con Placido Domingo (Luigi), Juan Pons (Michele) y Teresa Stratas (Giorgetta).
METROPOLITAN NEW YORK
PLACIDO DOMINGO
JUAN PONS
Ahora os propongo una grabación (para mi es una joya de las grabaciones) de Il Tabarro producido por la casa discográfica DCCA ene el año 1962 donde todos estos cantantes estaban en su plenitud de facultades.Orquesta y Coro del Maggio Musicale Fiorentino con la dirección de Lamberto Gardelli con los interpretes y personajes : Robert Merrill (Michele), Mario Del Monaco (Luigi), Renata Tebaldi (Giorgetta), Silvio Maionica (Il Talpa), Lucia Danieli (La Frugola), Piero De Palma (Vendedor de Canciones)
IL TABARRO- 1962-Maggio- Gardelli- Monaco-Tebaldi.Merrill
CRÓNICA DE LA VANGUARDIA
El «Tríptico» de Puccini equivale a
un resumen de la técnica teatral y de los principales matices de la vena lírica
del compositor italiano, que sólo fluiría después de las tres óperas en un
acto, para el inconcluso «Turandot», de innegable valor, pero que no aporta
mucho o nada a la evolución en su lenguaje musical. Puccini, en cambio, se
manifiesta en «II Tabarro», en «Suor Angélica» y sobre todo en «Gianni
Schicchi» con una fertilidad creadora singular y un propósito renovador que en
la última dé las obras citadas representa la auténtica culminación de su
personalidad y originalidad. «II Tabarro» es la parte menos conocida de esta tríptico
formado por tres óperas en un acto, sin conexión argumental alguna, y que más
de una vez se representan por separado. En el Liceo sólo se había escenificado
en tres funciones consecutivas hace mucho tiempo, probablemente porque de hecho
la obra —un dramón de «grand guiñol» basado en una obra de Didier GoIdría
parecido teatrálmente de baja calidad.
Aun admitiendo que sea así,
musicalmente es todo lo contrario; una partitura de fuerza, pucciana cien por
cien, y con rasgos que aproximan al compositor a ciertas inquietudes de la
música europea, francesa principalmente, correspondiente al momento
en que la pieza fue escrita, el año
de la muerte de Debussy, en 1918.
El martes, «II Tabarro» dio la sensación de que
era repuesto en escena un poco como trámite o preludio de las otras dos óperas.
Fue, para decirlo de alguna manera, flojo, aunque sobresaliera en el papel de
«Michel» el barítono Cesar Bardelli. que es un cantante muy apreciado por nuestro
público. Bernabé Martí dio una aceptable interpretación al personaje de «Luis»,
y la presentación de la soprano Antoinette Tiemessen («Georgette») nos
descubrió una artista de buenas facultades. La reaparición
de la mezzo Rosario Gómez, mucho
tiempo ausente del Liceo, donde había obtenido éxitos considerables, fue
aplaudida merecidamente, y su acertada intervención en el rol de «La Frugola»
nos hizo pensar que merece ser escuchada en papeles más importantes. El resto
del reparto se adapto bien a las caractristicas de la obra.- XAVIER MONTSALVATGE
GIACOMO PUCCINI
SUOR ANGELICA
–(Puccini) 19 dicembre 1972- Director Anton Guadagno, con Katia Ricciarelli,
Cecilia Fontdevilla,Melita Miculs
Otra obra maestra de Puccini, Es una
obra tipicamente verista. Puccini para ambientarse, visitó el convento de
Vicopelago en el que su hermana Higinia era la Abadesa. Observó la vida
cotidiana de las monjas, conversó con ellas y cuando tuvo finalizada la obra
fue personalmente a tocar al convento la versión para piano. Es una de las
pocas obras que sólo tiene interpretes femeninos. La representación que vi
aquella noche en el Liceo fue antologica. Katia Ricciarelli se convirtió en
aquellos años en una especialista en el rol de Sor Angélica. A pesar de que
para mi era una ópera desconocida, solamente conocía el aria “Senza mamma”, que
dé gratamente impresionado por el lirismo que le pone la música de Puccini. Es
puro verismo y se requieren unas voces muy bien preparadas para que dicha ópera
salga a flote. Por el tiempo esta opera, como todas las de Puccini son de una
gran musicalidad y las tengo todas como mis favoritas.
He podido encontrar la grabación completa en audio de Katia Ricciarelli grabadas en el año 1973, un año después de habérsela oído
en el Liceo.
Orquesta y Coro de la Academia Nacional de Santa Cecilia, director Bruno Bartoletti con los interpretes y personajes : Katia Ricciarelli (Suor Angelica) Fiorenza Cossotto (Tia Principesca), Maria Grazi Allegri (Madre Superiora)
KATIA RICCIARELLI FIORENZA COSSOTTO
Seguidamente
os propongo la grabación en VÍDEO completa de dicha ópera en una realización
desde el Teatro Massimo de Palermo, en
el año 2008 con La Orquesta, coro y coro blancas del Teatro Massimo de Palermo con la dirección de Paolo Arrivabeni y los interpretes y personajes : Amarilli Niza (Suor Angelica), Rosalin Plowrighl (La tia Principesca), Giovanna Lanza (La Abadesa).
CRÓNICA DE LA VANGUARDIA
En «Suor Angélica» cantó
espléndidamente el papel protagonista la soprano Katia Ricciarelli que se
presentaba en España. Artista Joven, «la nueva Tebaldi» como se la ha llamado,
convenció por la belleza, luminosidad y musicalidad de su voz de verdadera diva.
Es de imaginar que no será la última vez que podremos tenerla en el Liceo
porque es de aquellas artistas que no nos extrañaría que se convirtiera en un
nuevo ídolo de nuestro público.
Destacamos la muy buena actuación de
Cecilia Fontdevila (Sor Genoveva), por su voz y su depurada dicción. La mezzo
americana Melita Miculs (La Princesa) que debutaba, hizo un buen papel sin dar
motivo a que pudiéramos considerarla un descubrimiento importante, pero tampoco
sin quedar por debajo da un reparto que por lo demás fue selecto. La versión
resultó pues, bien realizada atendiendo principalmente el aspecto musical
realzado también por una cuidada y técnicamente ajustada intervención del coro
que demostró con el rigor que había sido preparado por el maestro Botttino «Suor
Angélica» fue, por tanto, un éxito.
GIANNI SCHICCHI (Puccini) 17 diciembre 1972, director Anton
Guadagno, con Angeles Chamorro, Renato Capecchi, Juan Sabate
Esta opera de Gianni Schicchi,
podriamos decir que es el “ Paraiso” según la Divina Comedia de Dante. Es una
opera muy al contrario de lo que suele escribir Puccini, es jocosa y tiene
momentos de gran lirismo. Gianni Schicci, es una comedia operista italiana ya
que contiene unas grandes dosis de comicidad, sobre todo en lo que se refiere
al personaje principal, interpretado por un barítono, que lleva el peso de la
comedia convenientemente reforzado por los pintorescos parientes.
De los protagonistas que cantaron en
el Liceo no he encontrado nada de ellos en YouTube. Esta obra maestra de Giuseppe Verdi hay muchas grabaciones en YouTube y bastantes buenas, personalmente me decanto por una representación que se hizo en el Teatro de la Scala de Milan 2008 con la dirección de Ricardo Chailly, con los interpretes y personajes siguientes : Leo Nucci (Giani Schicchi), Nino Machaidze (Laureta), Cinzia De Mola (La tía), Vittorio Grigolo (Rinunccio), Luca Casarini(Gherdardo), Luigi Roni (Simone), Francesca Sassu (Nella). Está con subtitulo en español.
TEATRO ALLA SCALA DE MILAN
CRÓNICA DE LA VANGUARDIA
Aunque como es natural, justo y
previsible, este correspondió en definitiva a la pieza maestra del Tríptico, al
extraordinario «Gianni Schicchi», que no nos hemos cansado de repetir, siempre
que ha habido alguna ocasión, que no sólo es la mejor partitura de Puccini,
sino de mucho su más perfecta, ingeniosa y original creación en el aspecto
escénico que se beneficia de un libreto prodigioso de gracia, ingenio y
refinado sentido escénico. En efecto, Giovacchino Forzano, escritor teatral
(murió hace unos meses), que en Suor Angélica» (debido igualmente a él) no hizo
más que esbozar un folletinesco argumento que sustentara determinada música, en
«Gianni Schicchi», pellizcando un personaje y un episodio da del Dante
(extraído de los cantos XXV y XXVI de «La Divina Comedia»), creó con una
habilidad de auténtico gran comediógrafo esta imaginaria historia del
difunto Buoso Donati cuya herencia
reparte a su antojo el astuto Shicchi, símbolo de la «gente nuova» que barre la
falsa be-atería de los viejos que representan las sombras siniestras de la
luminosa Florencia, donde ocurre la acción. Tan exquisitamente irónico es el
texto de este libreto como es subyugante, descriptiva y refinada la música donde
encontramos lo mejor de un Puccini que supo absorber los efluvios del momento
impresionista sin dejar de ser invariablemente, personal, auténtico y absolutamente
dominador del oficio de operista, de sinfonista y de melodista imaginativo, de
incomparable fluidez.
«Gianni Schicchi» ha tenido esta
temporada el mismo protagonista que hace diez años representó el papel en el
Liceo: el barítono Renato Capecchi, para quien el personaje pucciniano parece
especialmente creado para su voz, su manera de darle
la exacta elocuencia y sus magníficas
dotes de actor. Su interpretación resultó, pues, de primera categoría en todos
los aspectos y centró la representación, a pesar de que la obra exige una labor
interpretativa de equipo. Esta circunstancia fue tenida en cuenta al preparar
las representaciones de esta temporada y «lo Schicchi» estuvo rodeado de los
artistas que la situación requería. En adecuado contraste con el histrionismo de
Capecchi, admiramos la delicia vocal de Angeles Chamorro, mejor que nunca en su
personificación de Lauretta, a la
que dio un feliz carácter delicado y
apasionado a la vez. La presentación del tenor Juan Sabaté que esperábamos con
interés, conociendo los éxitos internacionales que está obteniendo desde hace
un tiempo, no nos defraudó. El papel de Rinuccio obliga a mucho vocalmente, y
Juan Sabaté superó
airosamente las dificultades de la
particela y se afirmó además con un concreto dominio de las tablas, resultado
de su depurado oficio y su conocimiento de la escena.
El resto del reparto —doce
personajes, cada uno de los cuales, poco o mucho, tiene relieve en la acción—,
estuvieron en su sitio, sobre todo como lo que deben ser: comediantes ante
todo.
También merece elogio la orquesta en
esta ocasión, llevada de la batuta de Antón Guadagno (director de las tres
óperas del programa) , que acreditó su condición de músico auténtico, seguro
controlador de la marcha general del espectáculo, que en tantas ocasiones le hemos
conocido.
Y
Diego Monjo, cada día más experto, cuidadoso e imaginativo como regista, tuvo
una ocasión máxima de lucirse. Porque «Gianni Schicchi» es propiamente una
versión «verista» de la «comedia dell’arte» italiana, de gloriosa tradición,
por lo que el responsable de la escena es también protagonista.
Éxito,
pues, en general de la representación. Éxito, pero, sobre todo, y grande, de
este «tercer acto», del Tríptico pucciniano, que, al menos en su última parte,
quisiéramos ver cada temporada en los carteles del Liceo. — XAVIER MONTSALVAGE
UMBERTO GIORDANO
ANDREA CHENIER (Giordano) 28
diciembre 1972, director Anton Guadagno, Placido Domingo, Esther Casas, Wassili
Janulako
¡¡Otra
noche apoteósica!! De las anteriores
<Andrea Chenier>, temporada 1963-64, con Bruno Prevedi y Gian
Giacomo Guelfi, y temporada 1967-68 con Richard Tucker y Manuel Ausensi, os
puedo decir con toda seguridad que esta <Andrea Chenier>, la de Placido Domingo, fue realmente la que más
me ha gustado. Al paso de los años me he convencido de que Placido Domingo ha sido uno de los mejores
“Andrea Chenier” que han cantado este dificilísimo rol. Franco Corelli y Mario
del Monaco han sido también grandes intérpretes. Vocalmente los tres tenores
cantan sus roles de formas distintas pero tienen una gran personalidad. Para mi
gusto, Placido Domingo les supera en interpretación artística. De todas formas
todos ellos han sido grandes cantantes.
Lo
que vi esa noche en el Liceo fue simplemente una interpretación fuera de lo
normal. Hay que pensar que Placido, cuando cantó en el Liceo tenía 31 años y
estaba en plenitud de facultades. Aquí ya se vislumbraba que iba a ser un
cantante fuera de lo común. Os puedo decir que la impresión que me dio cuando
lo oí por primera vez en la temporada pasada en <Manon Lescasut> ya se
notaba que iba a ser un cantante con una gran proyección y así ha sido. Su voz
gana mucho cuando lo oyes en directo y a ser posible en un buen teatro. El
Liceo posee una sala amplia y con una buena acústica. Como sabéis yo siempre
veo las funciones en el quinto piso, es decir lo más alejado del foso de la
orquesta y las tablas del escenario, es una costumbre que siempre lo he hecho y
lo sigo haciendo. El estar alejado de las candilejas supone que la voz del
cantante lo tienes que oír con una gran nitidez y aquí en la lejanía del
escenario es cuando puedes dar valor al colorido, volumen y la fuerza de la voz. Por ello muchas veces no puedo dar
la opinión verídica de un cantante, cuando nunca lo he oído cantar desde un
teatro. Se supone que sobre las voces del pasado, tienes que fiarte de los
comentarios que hicieron los críticos de aquella época, porque de las
grabaciones, sí sabes el colorido, pero no el volumen y la fuerza de su voz.
En este aspecto yo, tengo una ventaja, acordaros que conocí al señor Smith, tramoyista del
Metropolitan de New York (empezó a trabajar en el “Met” en el año 1910, cuando
tenía 20 años y se jubilo en el año 1960) lo conocí en Barcelona en el año
1965, y tuve una efímera amistad con este personaje, y me impregno de sus
anécdotas y me contó de qué forma eran
las voces de aquellos años, me hizo comparaciones con voces que yo he conocido
en vivo y entonces puedo hacer una exposición de los cantantes de aquellos
años. Me habló, de Tita Rufo, Enrico
Caruso, Riccardo Stracciari, Beniamino Gigli, Tito Schipa, de Mario del Mónaco,
Franco Corelli, Renata Tebaldi, Gino Penno, y muchos más. Tengo un sinfín de nombres que me fui apuntando
y explicando las formas y sus tipos de
voz. Os puedo decir que “sobre muchos
aficionados juego con ventaja” pues tengo las descripción de las voces de ahora
y del pasado. Del tenor, Gino Penno, me
contaba que era una voz de una fuerza descomunal, tenor spinto, con una gran
fortaleza en su voz. Me hablo del tenor Giacomo Lauri Volpi, y me comento que
la voz que más se parecía a él era la de Franco Correlli, por su vehemencia y
sus agudos. Precisamente a Franco Corelli, yo le vi en el Liceo y es por lo que
yo puedo calibrar la voz de él, con la de otros cantantes. El señor Smith me
comentaba que había voces muy pequeñas, de tenor lírico que, nadie comprendía
como en un teatro como el Metropolitan, llenaba el teatro con una pequeña voz,
era el caso de Tito Schipa y Ferruccio Tagliavini, tenía la voz muy parecidas
pero con la gracia que desde lo más lejano del teatro se escuchaba nítida mente.
Me hizo un comentario sobre la voz de Jussi Bjoerlin, que decía de él que era
la voz que más asemejaba a Enrico Caruso, y fue muy querido por el público del
“ Met”.El señor Smith me comentaba que esas voces eran muy penetrantes. En fin,
tengo un esquema de las voces y es por la que me guío.
De
la versión que vi esa noche en el Liceo, no he podido encontrar nada. De tordas
formas os voy a poner algunos fragmentos
de Ettore Bastianinni, Placido Domingo y María Callas
ETORE BASTIANINI
MARÍA CALLAS
TEATRO OPERA DE VIENA
Seguidamente os voy a poner una versión en vivo y subtitulada en español donde nos vamos a encontrar a un Placido Domingo en plenitud de facultades y creo que es una versión antologica, por su gran interpretación vocal y artistica, estando rodeado de otros grandes interpretes .
Staatsoper de Viena 1981, con la dirección de
Nino Santi, siendo su interpretes y personajes: Gabriela Benackova (Maddalena di Coigny), Placido Domingo (Andrea Chenier), Piero Capuccilli (Carlo Gérard)
CRÓNICA DE LA VANGUARDIA
«ANDREA
CHENIER», DE GIORDANO
Existe
un tipo de ópera, sobre todo en el repertorio italiano, que nunca se ha
considerado verdaderamente importante o ha gozado de extensa popularidad, pero
que tampoco ha sido mini valuada ni ha perdido vigencia, apareciendo con una
cierta periodicidad en todos los teatros del género. «Andrea Chenier» es una de
ellas. Umberto Giordano, su autor, fue un «verista» con cierta personalidad
aunque no llegara a distinguirse especialmente entre los seguidores de Puccini.
De su producción que comprende doce óperas, probablemente «Andrea Chenier» es
la mejor, ya que es la que se mantiene aunque sea esporádicamente en los
carteles.
Está
por encima, sin duda de «Fedora», la única que conocernos aparte de la
anterior, y los demás títulos han pasado al olvido.
El
libreto de «Andrea Chenier» pertenece a un buen técnico en la materia como fue
Luigí Illica y proporcionó al músico muchas situaciones dramáticas y musicales
que Giordano aprovechó creando una partitura en la que no se abusa demasiado de
las truculencias a que podría dar lugar el argumento y en cambio se ponen en
valor aquellos momentos líricos en los que lucen los cantantes y el público
aprecia. Tal vez sea esencialmente por esto que «Andrea Chenier» es reclamada
por unos y otros y ahora ha vuelto a la escena del Liceo donde estuvo por
última vez hace cinco años. Y la reposición se ha efectuado con un reparto
protagonista que nos hizo ir al teatro con ilusión y que no defraudó a nadie. La
acción de la obra gira en torno a tres personajes principales inmersos en el
ambiente de la revolución francesa: «Andrea Chenier»,
el poeta cantor de la libertad que pierde la vida por el amor de una
aristócrata; Magdalena de Coigny quien muere voluntariamente al lado de su
amado, y Carlo Gerard, el revolucionario.
Tenor,
soprano y barítono presentan los momentos más elocuentes y románticos de la
representación; el «improviso» de Chenier en el acto inicial; el relato de
Maddalena en el tercero, donde destaca también el monólogo de Gerard, y los
dúos del se gundo acto y el que precede el desenlace del drama, páginas
verdaderamente notables por su fluidez expresiva y hasta por su intensidad
emocional. Requieren de los cantantes facultades vocales y temperamentales que
no les han faltado a los que aplaudimos ayer. No
nos equivocábamos la temporada pasada, a propósito de «Manon Lescaut», al considerar
a Plácido Domingo como el gran
tenor
español de este momento y uno de los primeros entre los mejores que existen hoy
en activo. En el personaje de Andrea Chenier acaba de probárnoslo nuevamente.
Una voz caudalosa como un torrente, densa, de una vibración lírica incomparable;
unos agudos que no parecen obligarle a violencia alguna, abiertos, brillantes,
rotundos; una fuerza en la expresión, un sentido teatral en el fraseo, una
entrega constante y un dominio decidido de la escena; todas estas son las
cualidades de Placido Domingo que acaba de poner a contribución para encarnar
el papel protagonista con un ímpetu que le ha valido una acogida calurosísima,
sobre todo después del «improviso» del acto primero recibido con un clamor de
ovaciones, desbordantes. Y
también después del recitativo que inicia el último acto, aplaudido con fragor. La
soprano Esther Casas debutaba en el Liceo para representar el papel también principal
de Maddalena de Coigny. Personaje ingrato, fuerte, excesivamente dramático para
su voz. Esther Casas es una cantante admirable, de posibilidades que no dudamos
en calificar como excepcionales. Su voz es bellísima, su musicalidad depurada su
sentido expresivo muy intenso. Todas estas características le ayudaron a
dominar el papel a pesar de que tenemos la sensación de que no era el que le
correspondía a sus peculiaridades de artista a la que no le va este desgarro al
que obliga la figura de Maddalena, que sube al patíbulo por el amor de un poeta
condenado a la guillotina por la revolución francesa en los días del terror. Aplaudimos
sinceramente a Esther Casas sobre todo después de su relato del tercer acto,
que originó una confortable ovación
Pero
estamos seguros que su triunfo sin reservas, absoluto, lo obtendrá en el teatro
barcelonés si protagoniza otra heroína
femenina,
más delicada, más próxima a su manera de ser musical, de encantador atractivo. El
barítono griego, Wassili Jamulako, que prácticamente también debutaba en el Liceo,
fue acogido favorablemente. Lo merecía. En el papel de Gerard se impuso con una
rotundidad vocal y un ímpetu de cantante y actor que dio valor muy considerable
a sus intervenciones, particularmente la del tercer acto, que suscitó también
una de las más sinceras y cálidas ovaciones. Al
margen del realce protagonista de los tres cantantes a que nos hemos referido, «Andrea
Chenier» exige la aportación circunstancial
pero no formularía de otras figuras imprescindibles en el reparto por
necesidades del argumento. Estos numerosos personajes, son interpretados con
notable propiedad por artistas la mayoría conocidos por el público liceísta que
otras veces ya ha podido apreciar sus méritos, en esta ocasión demostrados por Licia Galvano,
Orazio Morí en el papel muy destacado de Roucher el amigo de Chenier, y en
otros «Rols»,
Mildred Tyree, Melita Miculs, Ramón Contreras, Diego Monjo, José Manzaneda,
José Ruiz, Eduardo Soto, Juan Pons, Félix Vargas y Juan B. Rocher.
El
coro tiene también sus buenas intervenciones y cantó correctamente actuando con
necesaria movilidad para ambientar las escenas
que le corresponden de una acción en la que no faltan las tensiones trágicas,
dirigida con tacto y conocimiento del oficio por el registra Emile Bochanakov.
Fue oportuna
la participación del ballet en el primer acto.
Desde
la orquesta ayer volvió a dominar la dirección de la que tantas veces se ha responsabilizado,
el maestro Antón Guadagno
Estos
días, con el «Tríptico» de Puccini, Antón Guadagno ha obtenido de la orquesta
una cohesión especial que ayer notamos de nuevo en la versión de la partitura
de Giordano, llevada con la necesaria ductilidad para obtener los efectos más emotivos
y con el preciso rigor para obtener la debida sincronización con la escena. El
recibió, también los aplausos de la concurrencia al final de la obra coronada
por un éxito total, aunque fuera motivado principalmente por la actuación de
los primeros cantantes. — X. MONTSALVATGE.
GAETANO DONIZETTI
GAETANO DONIZETTI
LA FILLE DU REGIMENTE (Donizetti)
3 enero 1973, director Adolfo Camozzo,
con Maddalena Bonifacio, Ugo Benelli (sustituyó a Eduardo Giménez, por
enfermedad) Renato Cappecchi,
Gran
sorpresa, me lleve con esta ópera de Donizetti, solamente conocía la célebre
aria de los do de pecho y nada más. Es una ópera ligera y algo cómica, muy
distinta a lo que nos tenía acostumbrado el maestro Donizetti. La versión que
cantaron esa noche en el Liceo, se me ha quedado grabada en mi memoria. Podemos
decir que para mí fue un estreno de esta
ópera. Estuvo muy bien cantada e interpretada por Maddalena Bonifacio y el
tenor lírico ligero Ugo Benelli y con la maestría del barítono Renato Cappecchi.
Otra gran noche y esta fue una gran sorpresa para todo el público, ya sabíamos
que el tenor Eduardo Giménez no iba a actuar y estábamos expectantes para ver quién era el sustituto. Personalmente
no lo conocía y fue muy agradable
encontrar a un tenor con una voz
peculiar y una gran sapiencia de saber estar en las tablas, en resumidas
cuentas un terceto excepcional. Os voy
hacer una observación sobre la cantante Maddalena Bonifacio, esta cantante
tiene una voz muy bonita y junto a
muchos aficionados que vimos su actuación en rol de María de <La fille du
regiment> todos estábamos de acuerdo que su voz asemejaba a Victoria de los Ángeles.
Al pasar los años, y al leer esta observación en mi “Diario”, me he puesto a
indagar en YouTube, y he oído varias grabaciones de ella y en efecto tiene un
aire a la cantante catalana.
Para
que podáis comparar las voces de Juan Diego Florez, Luciano Pavarotti y Alfredo
Kraus, aquí os dejo el célebre fragmento de los
“do” de pecho.
LUCIANO PAVAROTTI
ALFREDO KRAUS
Os voy a poner una grabación Completa en DVD, grabada en 2007, en Staatsoper de Viena con la dirección de Yves Albel, con los interpretes y personajes : Natalie Dessay (Marie), Juan Diego Florez (Tonio), Janina Baechle (Marquesa de Barkenfield), Carlos Alvarez (Sulpice), Clemens Unterreiner (Hortensius), Montserrat Caballé (Duquesa de Craktentorp), Brian Lafge (Brigadier).
STAATSOPER DE VIENA
VIDEO La fille du Regiment-Viena 2007-Abel-Deessay-Florez.Alvarez
CRÓNICA DE LA VANGUARDIA
UNA
PEQUEÑA DELICIA: «LA FIGLIA DEL REGGIMENTO», DE DONIZETTI.
La
idea de que Donizetti no escribió 88 óperas, sino que compuso la primera y la
repitió 67 veces cambiando sólo el argumento, el ambiente y poca cosa más, no deja
de ser bastante cierta. Pero, ¿qué tiene el teatro de Donizetti que a pesar de todo,
de repetir las mismas fórmulas y de buscar los mismos efectos —melodramáticos o
cómicos— siempre parece renovado, o incluso para nuestra mentalidad actual, fresco
y ágil?
Esto
lo pensábamos ayer al salir del Liceo, después de asistir a la representación
equivalente a estreno de «La figlia del Regiment», puesto que la obra no se
había dado en Barcelona desde hacía más de un siglo (concreta mente desde que
apareció por última vez en la cartelera del Liceo el 24 de febrero de 1863).
«La figlia del Régiment», que es de 1840, y por lo tanto del mismo año que «La
Favorita», cinco años posterior a «Luccia de Lammermoor» y tres años anterior
al «Don Pascuale», es una pequeña filigrana de humor, una ópera breve,
equivalente a lo que sería unos años después de su aparición en los escenarios,
la opereta. Si alguna novedad hay en su partitura es que está libre del fárrago
que rayando el ridículo perjudica parte de la producción «seria» de Donizetti; los
coros sentenciosos y acartonados, los lances enfáticos de los protagonistas que
cruzan sus espadas y las heroínas que se desmayan de amor o de dolor. Todo esto
está substituido con la misma sarta de arias, duetinos y concertantes con el
invariable «do de pecho» en la cadencia final, separadas estas páginas líricas
—algunas de auténtica finísima calidad— con algún coro de soldados para ambientar la acción y unos
recitados al piano de corte rossiniano. También alguna de las aludidas arias o variadas
cavatinas recuerdan a Rossini, lo que representaría en el estilo de Donizetti
un retroceso que no se produce porque el músico de Bérgamo que escribía una
tras otra las óperas en quince días, no podía más que ir adelante sin pararse
en un prototipo que no fuera el suyo propio.
Total,
que «La figlia del Reggimento», que la esperábamos como un trámite neutro en la
actual temporada, habrá resultado a mi entender, uno de sus más felices aciertos;
par la obra, por Ja presentación y por la interpretación.
Cantó
ayer el gran papel de María la soprano Maddalena Bonifaccio, que hace dos temporadas
triunfó en «L’Elisir d’Amore», y que aún ha gustado más ahora. Ha sido una
protagonista ideal, fluida y luminosa en la voz, con unos agudos impecables y
una escuela expresiva perfectamente adaptada a las características de la
particela. La hemos admirado igual por su graciosa movilidad en la escena y su
identificación con el personaje más simpático de la endeble historia. Cada una
de sus intervenciones —las arias sola o con el coro, la graciosamente lección de
música y la mejor aria del tercer acto— fueron ovacionadas merecidamente.
El
tenor Ugo Benelii (venido precipitadamente de La Scala de Milán para substituir
a Eduardo Giménez, que por enfermedad no pudo asumir el rol principal
masculino), es este tipo de cantantes que para ciertos papeles quedan
maravillosamente bien. Ugo Benelli tiene voz estrecha pero potente y resuelta
en los agudos, afilados y punzantes. Es además de un cantante que lo reclaman todos
los teatros de Europa por saber encarnar ciertos papeles —como este de Tonio—
con absoluta naturalida y desenvoltura, como un actor consumado y de evidente
gracia, también fue aplaudidísimo.
El
debut liceístico de la mezzo Anna Di Stasio fue otra sorpresa absolutamente
positiva. Se trata de una cantante de evidentes facultades y dotes musicales y
teatrales especialísimas. Dio vida al personaje burlesco de la Marquesa y lo
hizo con tanto acierto que siempre quedó en primer plano, sobre todo en la lección
de música del tercer acto que, además de cantar acompañó ella misma al piano a
la «alumna» María, lo mismo podríamos decir del barítono Renato Capecchi el
estupendo Gianni Schicchi de hace pocos días, gran artista en todos los sentidos,
como recientemente fue celebrado.
Y
en los demás papeles menos sobresalientes quedaron igualmente bien los
participantes; Orazio Morí, Iluminado Muñoz, Juan Pons y Amelia Veiga; el coro
masculino, muy bien caracterizado y ajustado, y los elementos dsl cuerpo de
baile.
El
acierto ha sido además presentar bajo una muy buena dirección el registra
Jacobo Kaúfmann, una versión con unos atractivos decorados de Ferruccio
Villagrossi, recordando las «images d’Espinal», los grabados colorido y de una
deliberada ingenuidad plástica.
Unido
todo eso a una dirección musical muy eficiente, llevada con ligereza y
preciosismo en el detalle por el maestro Adolfo
Camozzo,
tenemos que convenir que una de las óperas que pensábamos pasaría sin mucho
relieve al lado de las demás de la temporada, ha resultado un legítimo triunfo para
todos que el público ayer no se cansa de subrayar con constantes interrupciones
da la acción por los aplausos y con manifestaciones de franco entusiasmo al
final de los dos actos. — Xavier
MONTSALVATGE.
UN BALLO IN MASCHERA (Verdi), 9 de enero 1973, Director
Adolfo Canozzo, con Montserrat Caballe, Placido Domingo, Cornell MacNeil, Linda
Chokosian,Trinidad Paniagua.
Otra versión de <Un ballo in
maschera>, bueno, bueno, sobre lo que vi esa noche hay algunas cosas que os
tengo que decir. Empecemos por contaros que era martes y alrededor de las
diecisiete horas de la tarde me llama mi buen amigo “Jordi” el que me
proporcionaba las entradas del Liceo, me
comentaba que algo se estaba cociendo en el Liceo, pues su amigo y el mio, que
trabaja en el teatro, el tal “Pepito”, le había dicho que era posible que
fueran a suspender la función de la noche, pues se decía que Montserrat Caballe
no estaba bien y Placido Domingo padecía de gripe, en definitiva todo estaba en
el aire. Me comentó que estaba en comunicación con el tal “Pepito”, que es el que se cuidaba de los abonos y esperaba
noticias sobre la decisión. A las dieciocho horas me llamo “Jordi” y me
comunica, que si, se cantaba pero de todas formas no estaban bien los
cantantes. Ya en el teatro había un “ru, run” y se decía que estuvo punto de cancelar y al final iban a cantar pero bajo de
facultades. Ya cuando empezó la función, notamos que el barítono no estaba bien
de voz, pero Montserrat Caballe y Placido Domingo quedamos todo el teatro
pasmados de lo bien que sacaron su función. Es de agradecer, pues se esforzaron
al máximo y se sobrepusieron. Hay que reconocer que estábamos ante dos
cantantes “todo terreno”. Estos dos cantantes estaban en el apogeo de sus
carreras, con unas facultades extraordinarias y con un saber estar en las
tablas que todo el publico quedó asombrado de sus gran actuación. El barítono,
de forma que fue cantando,se recupero y al final quedó bien parado, pero la
realidad es, que se le noto que su voz estaba algo cascada, pero con una gran profesionalidad, sapiencia y
su gran figura hizo un <Renato> muy aceptable. Como comprenderéis otra
noche antológica. Ahora al cabo de los años, pienso los <Un ballo in maschera> que he
presenciado en este teatro del Liceo y me dan
escalofrios. ¡¡Fijaros a los cantantes que he visto en vivo de esta ópera tan grandiosa de Verdi <Un ballo in maschera>!! En la temporada 1960-61, con Giuseppe di
Stefano, Marcela Pobbe y Dino Dondi; temporada 1965-66, Richard Tucker, Manuel
Ausensi, Ami Shurad; temporada 1968-69, Carlo Bergonzi, M. Ausensi y Rita
Orlandi; y la que os estoy relatando con Domingo, Caballe y Neill, ¿Qué os
parece? Todas estuvieron a un gran nivel, y vosotros estoy seguro que me
preguntaríais ¿Cuál fue la mejor?, ami no me gusta las comparaciones pero soy realista
y por el tiempo y los años de experiencia que he contraído, sé, ¿qué cantantes para mi gusto son los mejores?
y con esto es como siempre digo, es, una
opinión muy personal: en el rol de <Riccardo>, me decanto con Carlo
Bergonzi, en el rol de <Renato>, con Cornell MacNeil ( y eso que esa noche estaba mermado), y en el
rol de <Amelia > con Montserrat Caballe. Con todo esto, no desmerezco a
los demás cantantes, es una opinión muy particular, y por supuesto para debatir
horas y horas….
He podido encontrar unos fragmentos de
la misma noche que se interpreto en el Liceo, y podréis comprobar las voces de
estos grandiosos cantantes .
CORNELL MACKNEIL
AUDIO - Un ballo in maschera- M. Caballe- “Morro ma prima in
grazia”
AUDIO -Un ballo in maschera- Corneill Mackneil- “ Eri tu”
Ahora
os propongo una representación de "Un Ballo"en VÍDEO, en vivo, en el año 1975, desde el teatro Covent Garden dirigido por Claudio Abbado,con los interpretes y personajes : Katia Ricciarelli (Amelia), Placido Domingo (Gustavo),Piero Capuccilli (Renato), Resi Grist (Oscar), y Elisabeth
Bainbridge (Ulrica)
Royal Opera House
CRÓNICA DE LA VANGUARDIA
UN BALLO IN MASCHERA
Esta última reposición del Gran
Teatro del Liceo, en el punto máximo de
la temporada, representaba asimismo, la más alta
aspiración para los aficionados a la
ópera, los cuales venían especulando largamente en su reparto literalmente
fabuloso. En el drama verdiano, incluso al margen de estos títulos fuera de
serie como un Otello o un Falstaff, hay siempre una extraña capacidad de penetración en la hondura psicológica de
los personajes y en el contexto humano de la situación. Situaciones que
parecerían bordear la inconsistencia de la mayoría de los libretos de ambiente
histórico de sus predecesores y que en Verdi
quedan totalmente redimidas por obra
de su inagotable vena de invenciones en todos los planos musicales. Porque no
se trata solamente de aquella tan aireada capacidad de invención de la línea
melódica justa y perfecta, siempre sorprendente, para cada instante y cada personaje. Está
también aquella extrema seriedad en el oficio que eleva la orquesta y sobre
todo la trabazón interna de la obra a una superior unidad característica.
En versiones estelares como la que
hoy ocupa este comentario es precisamente cuando llega a calarse más hondo en
la trascendencia de la creación verdiana, considerada bajo el punto de vista de
su interés dramático. Esa verdadera tragedia del amor, la amistad, la fidelidad
y la duda nos ha alcanzado a vivir con una fuerza tal, que dudamos hubiese sido
igualada en otras versiones de antaño. Y aun a pesar de
que a última hora la fatalidad parecía volver a cernirse sobre el éxito de la
representación.
Noticias de una reciente y banal pero
fastidiosa indisposición de Montserrat Caballé, rumores asimismo de afección
gripal de Plácido Domingo, confirmados oficialmente antes de iniciarse la
representación y visible baja forma en la primera salida de Corneil MacNeil,
con primeras reacciones de impaciencia en el último piso del teatro. Todo
parecía pues abocado a una representación cautelosa, sin manifestación franca
de facultades y un resultado final de nivel intrascendente.
Pero todo se desarrolló de la mejor
manera posible con estos grandes divos, o sea a una altura excepcional del éxito
memorable. Nuevamente es forzoso comenzar por la actuación de Montserrat
Caballé, contra la que no parecen existir dificultades, indisposiciones o
fatiga, antes al contrario parecen actuarle de estimulante. La Caballé con
mejor y más voz que nunca, con unos graves amplios y bellísimos y su legendario
fíato tan patente en los agudos, se produjo con aquella característica seguridad
en todas las regiones de su registro. He aquí un papel sumamente
dramático que no excluye los momentos del más delicado lirismo. Y es forzoso
hablar también inmediatamente de Plácido
Domingo para poder hacer alusión cumplida a la escena cumbre de la ópera, el
dúo de amor del tercer acto. Respecto del citado
tenor, es posible que su actuación estuviese afectada por una ligera contención
cautelosa en vista de su gripe de turno, en
todo caso más psicológica y de prudencia en el transcurso de los papeles de
menor trascendencia.
Pero en el momento oportuno y dado
toda las grandes escenas no pareció existir la menor restricción respecto de su
rendimiento arrollador habitual. Estamos por decir incluso que en aquellos instantes
de posible actuación en sentido conservador de la voz, habremos escuchado el mejor Plácido Domingo hasta el
momento, con toda su atención centrada en la perfección del fraseo, en la
demostración de un gran estilo que en la actualidad tan sólo deberá compartir
ya con un Bergonzi. Perfección estilística por lo tanto, sin perjuicio de
arrollar también a su hora a los ansiosos de la pura «facultad», entonces con
su potencia asombrosa y su coetánea belleza de la voz. Es pues, en estas
condiciones y bajo estas premisas que el dúo del
tercer acto —Caballé-Domingo— alcanzó
niveles de la máxima trascendencia y el subsiguiente éxito apoteosis. Con Corneíl Mac Neil ocurrió el
fenómeno arriba apuntado, o sea una primera salida ligeramente alarmante, en
relación con lo que cabía esperar de un barítono
que hace tan sólo un par de años persistía en un puesto netamente estelar. La
alarma parecía proceder de la región de los agudos, seguros pero afectados ya
de la característica vibración de la decadencia, en este sentido imparable ya.
Pero todo pareció entrar en un cauce favorable a partir del tercer acto, para
volver por sus fueros de gran estrella en su gran escena del siguiente. Es curioso
considerar cómo con tanta facilidad puede el público pasar de la frialdad, casi
el siseo, al entusiasmo más desenfrenado. Gran impresión produjo la
intervención de Linda Chookasian en el
episódico pero importante papel de Ulrica. Es llanamente una cantante de
primerísima fila, de muy bella voz y gran escuela, seguramente muy
experimentada en estas lides.
Hay que citar en forma a Trinidad
Paniagua que tenía encomendada la defensa del delicado papel de Oscar y que
realizó con total solvencia, frente a la amenazadora dimensión de sus oponentes. Tiene bella voz y aún mejor escuela que le permite moverse con
muchas soltura en cierta región de los agudos, con los que alcanza notable proyección.
Una intervención que debe anotarse nuestra cantante como un neto éxito para su
carrera. Enrique Serra tenía una breve intervención en el segundo acto, pero
creemos que no pasó desapercibida para ninguno de los verdaderos entendidos. Y
finalmente, la importante y también destacada intervención de la consabida pareja
que integran los delicados papeles de Samuel y Tom, muy bien interpretada por
Carlo del Bosco y Juan Pons.
Dirección de orquesta de gran
eficacia en los referidos momentos culminantes de la ópera a cargo de Adolfo
Camozzo y buena actuación, muy sólida de los coros. Participación episódica del
cuerpo de baile sin papel especial para destacarse en calidad
solística. — SOLIUS
GIACOMO PUCCINI
TURANDOT (Puccini)13 enero sabado, director Octavio Ziino,
con Ingrid Bjoner, Pedro Lavirgen, A. Chamorro.
Espectacular , la soprano spinto,
Ingrid Bjoner, os puedo decir que por los años que han pasado y son muchos, he
visto, y e oído muchas versiones pero como la soprano alemana Ingrid Bjoner,
no he visto ninguna, se habla de Birgit Nilson como la más espectacular, yo me
quedo con la que vi esa noche en el Liceo. Para que os deis cuenta de la
fortaleza de su voz, tan penetrante y con tanta personalidad, que el tenor Pedro
Lavirgen, que tiene un chorro de voz, cuando cantaba junto a ella, su voz
quedaba empequeñecida. Otra noche de
grandes recuerdos, esta ópera ha quedado grabada en mi memoria, primero por la
actuación de la soprano alemana y segundo, la demostración de Pedro Lavirgen
que ha sido unos de los mejores tenores
con más profesionalidad y valentía,que han pasado por el Liceo, me ha
demostrado su gran vehemencia, su generosidad para abordar todos sus roles,
exponiendo toda su fortaleza y sapiencia, le doy un ¡¡Bravo!!.
Poco, he podido encontrar por Pedro
Lavirgen y la soprano Ingrid Bjoner, pero suficiente como para demostraros lo grande que son estas dos
voces.
INGRID BJONER PEDRO LAVIRGEN
AUDIO - Turandot- Pedro
Lavirgen- “Non piangere Liu”
GRAN TEATRO DEL LICEO
AUDIO NORMA- Liceo 1973-Masini-Caballe- Elkins -Prevedi
CRÓNICA DE LA VANGUARDIA
Aquí vais a oír a Pedro Lavirgen en
una actuación en vivo desde el teatro de San Carlo de Napoles, y podreis
apreciar la estima que se le tenia a este tenor cordobés, le hicieron repetir
su “Nessun dorma” y esta era su valentía y gran corazón para repetir y como
apreciareis vosotros mismos su gran generosidad.
AUDIO - Turandot- Pedro Lavirgen- “Nesun dorma” Bis-
Ahora os voy a poner a la soprano
alemana, Ingrid Bjoner en una versión de
concierto de la escena “ Inquesta reggia”, y apreciareis su fortaleza y penetrante voz. Y seguidamente a la
cantante Gertrude Grob Prandl en un espectacular versión en vivo, cantando esta
famosisima aria de <In questa reggia>
AUDIO - Turandot- Gertrude Grob Prandl- “ In questa reggia
La grabación en vivo y en VIDEO, 1981 que os voy a proponer desde el
Teatro de ópera Nacional de París de la <Turandot>, siendo su director
Seiji Ozawa y con los intrpretes y personajes: Montserrat Caballé (La Princesa Turandot),, Giuseppe Giacomini (Calaf),
Leontine Mitchell (Liu)
TEATRO ÓPERA DE PARÍS
VIDEO -TURANDOT- Paris-1981 - Ozawa-Caballé- Giacomini-Mitchel
CRÓNICA DE LA VANGUARDIA
CRÓNICA DE LA VANGUARDIA
TURANDOT DE PUCCÍNI
La
Princesa Turandot es la más poemática de las óperas de Puccini o al menos así
quiere parecer por la manera como está presentado el tema legendario de los
libretistas Adami y Simoni, tratado musicalmente como un gran retablo exótico a
base de una «chinoisserie» pintoresca donde alrededor de la figura irreal de
Turandot y las que quieren ser más humanas de Liú y Calaf, todo toma un
carácter decorativo, incluyendo la presencia del coro, tratado por primera vez
por Puccini como un elemento importante y glosador de la acción.
Turandot,
con todo, no escapa a la voluntad «verista» del compositor que murió antes de
dar cima a la partitura. En esta música, persiste la fluida generosidad
melódica —menos espontánea tal vez que en las óperas anteriores del mismo
autor— y a través de una más aparente que real implicación folklórica (china,
por supuesto) en el trazo lírico, armónico e instrumental de la realización,
adivinamos quo Puccini absorbió
profundamente las enseñanzas del teatro musical ruso y los perfumes del impresionismo
francés. De haber vivido después de
haber
escrito la casi totalidad de esta obra que terminó su discípulo Franco Alfano
(con tanta habilidad que no es posible notar la «soldadura» antes del gran dúo
final), Puccini a bien seguro que habría creado alguna otra ópera renovándose
totalmente sin perder su fuertísima personalidad que emana de Turandot igual
que da todas las demás partituras suyas.
Turandot
fue presentado anoche con una gran protagonista, la soprano dramática Ingrid
Bjoner, capaz, de afrontar la terrible dureza de los agudos que se prodigan en
la partitura, sobre todo en el segundo acto, que fue donde la artista noruega
dio la medida de sus posibilidades en cuanto a su tesitura vocal, si bien en el
resto de la obra quedó más humanizada, más musical, al menos por nuestro gusto.
Ingrid Bjoner cantó hace dos temporadas una magnífica Isolda. Ahora ha sido la
Princesa Turandot de un empuje extraordinario, aunque quedara forzosamente dura
en su dicción.
Puccini
reservó también para el papel de Príncipe Calaf sus buenos agudos que Pedro
Lavirgen hemos oído cómo superaba perfectamente y resueltamente. Su voz, al
lado de la de Ingrid Bjoner, quedaba a veces como en segundo plano, en un clima
más lírico que en definitiva es el que corresponde a la vena melódica
pucciniana. Por esto nos gustó tanto y creo que mereció ayer tantas ovaciones
como las que cosechó —junto con
gritos
de entusiasmo—la protagonista femenina.
En
el personaje más delicado de Liú, hizo su
presentación en España la soprano Ute de Vargas, austríaca aunque por su nombre
puede no parecería. Ute de Vargas domina su voz, aceptable y poco más, con
talento y se nota su depurada formación artística.
Destaquemos
como otras figuras sobresalientes del reparto los tres ministros Ping, Pong y
Pang, personificados con gracia y
justeza
tanto en su dicción vocal como en su trabajo de actores, por Alberto García, Bartolomé
Bardají y José Manzaneda, que
dieron
sobra todo un acusado relieve al interludio del segundo acto.
Dudo
de si se pueda presentar escenográfica mente bien, con depurado gusto estas ceremonias
chinas de pacotilla que constituye el envoltorio
plástico de Turandot. Por esto no censuramos la presentación, rica y vistosa
que nos acaban de ofrecer ahora en el Liceo, pero no podemos callarnos, para
dejar a salvo nuestro gusto, que ha resultado, según personal opinión, del más
puro y del más «camp» estilo revisteril. En verdad, el segundo acto de esta
Turandot desde este punto de vista, no tiene desperdicio.
Ottavio
Ziino, conocido en el Liceo, ha llenado la obra musicalmente con vigor y la necesaria
tensión rítmica. Personalmente confieso que es en la orquesta, en la partitura misma
de Turandot donde veo encerrado el talento y la capacidad de asimilación de las
corrientes estéticas europeas que tuvo Puccini, sobre todo al final de su vida.
Hay en varias páginas de Turandot tanto contenido musical, tanta sabiduría de
orquestador que si alguien es capaz de escucharlas prescindiendo del aparatoso
tinglado escenográfico e incluso, a veces, de las voces, se dará perfecta cuenta
de la categoría máxima de Puccini, un gran músico en el sentido más íntegro de
la palabra. — Xavier MONTSALVATGE.
VICENZO BELLINI
NORMA (Bellini) 25 de enero 1973.
Director Gianfranco Masini, con Montserrat Caballe, Bruno Prevedi, Bianca
Berini, Gwyne Howell.
Esta
Norma que vi en el Liceo ha quedado grabada en mi mente, como la mejor que he
visto en este teatro del Liceo y os puedo decir que he visto cuatro versiones,
sin contar con la que estoy mencionando. Os explico: la temporada 1958-59, la
cantaron Anita Cerquetti como “Norma”, (esta cantante fue la que sustituyo a
María Callas en la “tempestuosa” <Norma> del Teatro Ópera de Roma en la temporada 1958), “Aldagisa”,
fue la mezzosoprano Fedora Barbieri, “Pollione”
fue Giuseppe Vertechi y “Oroveso” Giuseppe Modesti; en la temporada 1962-63, la
cantaron, como “Norma”, Leyla Gencer,
como “Aldagisa”, Fiorenza Cosotto, en el rol de “Pollione” el tenor Bruno
Prevedi, y el de “Oroveso” el bajo Ivo Vinco (esposo de Fiorenza Cossotto); en
la temporada 1966-67, en esta <Norma>
se presentaba cantando Montserrat Caballe, en el rol de “Aldagisa”, la
mezosoprano Fiorenza Cosotto, “Pollione” Charles Craig y en el rol Oroveso el bajo Ivo
Vinco. Como veis unos repartos todos excepcionales.
Antes de llegar, Montserrat Caballe a cantar la
Norma, para mi gusto, la mejor intérprete era Anita Cerquetti, la “Adalgisa” Fiorenza Cosotto y como “Pollione” Bruno Prevedi. Dicho esto, la Norma que
presencie en esta temporada 1972-73. Ha
sido y sigue siendo para mi parecer, Montserrat Caballe la mejor <Norma>
de todas las que he visto y he oído. Sí,
sé que muchos de vosotros aficionados, pensareis en María Callas, y sí, esta
cantante griega la hizo muy popular y está en mente de todos vosotros sus excepcionales
dotes de cantante. Cada uno su opinión
es válida, pues estamos ante dos monstruos de la lírica y todos los pareceres
son validos por lo tanto cada uno se quede con su opinión, a mi me valen todas
la opiniones.
Os voy a poner la versión completa de Norma que se canto en el Liceo el 3 de Febrero de 1973.La mezo soprano Bianca Berini en la noche que se grabo dicha función fue sustituida por Margreta ElKins. Orquesta y Coro del Gran Teatro del Liceo estando dirigidas por Gianfranco Masini y con los interpretes y personajes : Montserrat Caballé (Norma), Margreta Elkins (Adalgisa), Bruno Prevedi (Pollione), Gwynne Howell (Oroveso).
GRAN TEATRO DEL LICEO
AUDIO NORMA- Liceo 1973-Masini-Caballe- Elkins -Prevedi
CRÓNICA DE LA VANGUARDIA
LA
CASTA DIVA DE MONTSERRAT CABALLE
No
podía suceder de otro modo; ayer el triunfo de «Norma» con Montserrat Caballé
en la cabeza del reparto fue el que obtuvo en nuestro mismo escenario hace tres
años (como ahora, junto con el tenor Bruno Prevedi), pero multiplicado por
tantas guarismos como ha podido agregar por sus otros éxitos con la ópera de
Bellíni, que la crítica francesa e italiana han calificado de históricos,
en la Opera de París o La Scala de Milán. Montserrat Caballé cantó por primera
vez «Norma» en el Liceo, como hemos indicado, en enero de 1970, pero «La Norma de
Barcelona» creo que fue la de anoche. Tal vez porque la artista estaba en mejor
disposición que nunca, acaso porque a quien esto escribe le pareció así (igual
que a la interesa poco o nada, sitúa los personajes el teatro) o porque a uno
también la gusta dejarse contagiar por el entusiasmo general.
«Norma»,
además, es una ópera que parece hecha a medida para la personalidad entera de
la cantante barcelonesa. Quiere alcanzar —aunque no llega a tanto— la magnitud
de un tragedia griega (para el caso romana, es igual) y aunque en este aspecto
interesa poco o nada, sitúa los personajes en un clima de éxtasis dramático
ideal para que no deban preocuparse más que decirlo todo con el sentido, la
inflexión y el virtuosismo de la voz. Bellini alcanzó con la octava de sus óperas una seducción melódica
a la que no había llegado en sus anteriores «II Pirata» o «La Sonámbula», y a
la que sólo se aproximaría después, al final
de su breve existencia, en «I Puritani» ímpetu dramático y, sobre todo, subyugante
color en la tesitura de su voz, son los actuales atributos da Montserrat
Caballé, que sólo hace unos días manifestaba esplendorosamente en «Un ballo in
maschera» y que ahora ha vuelto a poner en juego, junto a esta prodigiosa
técnica suya de los filados, de un virtuosismo que nunca parece fruto do un
estudio tenaz sino un don mágico caído
de un imaginario cielo «belcantista».
La
función, con una protagonista de tanta categoría, acabamos de aplaudirla
también por la presencia en el papel de Adalgisa de la mezzo Bianca Berini, que
esta misma temporada había participado en la representación de «Adriana
Lecouvreur», en la, primera función de otoño. Francamente, al margen de la
consideración que tenemos por el arte de Bianca Berini, no sospechábamos que
podía establecer con la Caballé un diálogo tan equilibrado. Dos dúos famosos de
Norma y Adalgisa, particularmente el que discurre a lo largo de todo el acto
tercero han resultado el «clon» de la representación por la entrega de dos
artistas a esta especie de competición vocal que ha llenado el ámbito del
teatro con una elocuencia justificante de todos los entusiasmos. Ha sido, sin
duda, el «clon» de la noche, aunque naturalmente después de haberse producido
el del primer acto, el recitativo y aria más sobresaliente de la obra, la
«Casta Diva», después do la cual el desbordamiento da las ovaciones dedicadas a
Montserrat parecía que no iba a terminar nunca. La verdad es que la versión ha
sido de antología, para recordarla siempre por su tensión emotiva, por su
perfecta línea, su aplomo y una nobleza de estilo insuperable.
Como
he dicho al principio Bruno Prevedi hizo con la Caballé la «Norma» do tres temporadas atrás (y también —no con la
Caballé—
la de hace diez años). Bruno Provedi sigue siendo un tenor de facultades vocales
excelentes. Acaso por provenir del registro de los barítonos su timbre nos ha parecido
esta vez que resultaba en muchísimos pasajes
ambiguo de afinación y su manera de decir como violentada. Esto no quita que
por el hecho de poseer una voz potente, clara, viril y emotiva, por dominar
plenamente el oficio, su personificación de Pollione, el procónsul romano, ha
resultado de apreciable valía.
Ha
destacado un bajo de primea calidad como es Qwyne Howell en el papel de Oroveso, sobre todo en
el primer acto, y en intervenciones menos preponderante Judith Dorion
(Clotilde) José Manzaneta (Flavio).
La
orquesta ha marchado ágilmente y el coro ha intervenido dando un empaque
polifónico al primer acto. La presentación es
normal
en esta obra aunque se hayan utilizado unos decorados de evocación entre romana
y paleolítica.
Finalmente
el maestro Gianfranco Masini (que también en la inauguración de la temporada
dirigió «Adriana Lecouvreur») ha vuelto a manifestar su autoridad y un
conocimiento perceptible del clima sinfónico que debe darse a Bellini.
<Norma>
es una ópera larga, con tres entreactos largos. Hemos debido abandonar el
teatro antes de terminar la función para redactar este comentario que no pueda
hacer referencia a parte del último acto y a la ovación final que a no dudar
habrá coronado el triunfo del «bel canto» a través principalmente de la voz de
nuestra admirable compatriota. XAVIER
MONTSALVATGE.
Esta
fue mi última representación que vi en mi estancia larga en Barcelona. Luego
volveré como en mis primeros tiempos, a
hacer esporádicos viajes para ver alguna función.
Ya
para primero del mes de junio, abandoné Barcelona y me incorpore de nuevo en mi
ciudad natal Alicante. ¿Nostalgia? mucha pero esto son los avatares de la
vida, hay que hacer frente a todo lo que en la vida nos viene, pero no hay más
remedio, y siempre con alegría y pensando y actuando en positivo.
Yo
ya lo tenía todo planeado, para la próxima temporada 1973-74, haría como hacia
al principio, acercarme a Barcelona para ver alguna función que me llamara la
atención y así de esa forma no perder el contacto con la ópera de alto nivel,
pues aquí en Alicante se representa pocas funciones de ópera. Seguiremos en
contacto…
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